El sueño americano de 'koldamenta'

Nacho Sáez
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El segoviano José Luis Aranguren ha sido contratado por un club estadounidense de 'esports'. Tiene un salario fijo, rutinas como las de cualquier otro trabajo y hace unos días regresó de California, donde compitió con jugadores de todo el mundo.

El ‘PlayerUnknown’s Battlegrounds’ (PUBG) es un videojuego de batalla en línea en el que hasta cien jugadores saltan en paracaídas desde un avión a una isla, donde tienen la libertad para moverse hacia donde elijan y buscar armas y equipo para matar a otros jugadores mientras evitan ser asesinados. En este escenario se mueve como pez en el agua José Luis Aranguren (Segovia, 24 de mayo de 1993), que hace apenas unos días regresó de San José (California, Estados Unidos) después de haber disputado una competición de este ‘esport’ (o deporte electrónico) junto a jugadores de todo el mundo. Fue uno de los cuatro españoles que acudieron a la competición y la séptima posición que consiguió junto a su compañero de equipo –formaba pareja con el catalán Sergi ‘Winghaven’ Torras– le permitió embolsarse 3.000 dólares.

Los beneficios que obtiene con esta actividad constituyen su forma de ganarse la vida en la actualidad, pero su salto al profesionalismo en los ‘esports’ resultó una sorpresa incluso para él. Es verdad que de pequeño había sido aficionado a los videojuegos, pero ese ‘hobby’ había quedado aparcado. Hasta que hace un año y medio se compró un ordenador y dio con el ‘PlayerUnknown’s Battlegrounds’, en el que incluso hay quien paga por verle jugar. Él mismo se graba en casa y ya es parte del fenómeno de los ‘esports’, que manejan cifras astronómicas. En 2016, el torneo de ‘League of Legends’ –el videojuego más famoso– logró una audiencia de 36 millones de espectadores, cinco más que las finales de la NBA, y ya se presagia que los mejores jugadores profesionales tendrán más ganancias que las grandes estrellas de los deportes convencionales, como Lebron James, Rafa Nadal o Cristiano Ronaldo.

‘koldamenta’ –así se le conoce en el mundillo a José Luis Aranguren– se encuentra lejos de las cifras de los números uno, pero se pudo permitir dejar sus estudios. Cursaba Sociología a distancia en la UNED cuando se convenció de que los deportes electrónicos podían ser su futuro. Hoy tiene más de doscientos suscriptores en una de las principales plataformas de ‘streaming’ de videojuegos, otros se conectan para verle jugar y le realizan donaciones y un club estadounidense se ha hecho con sus servicios para que le represente en las diferentes competiciones de ‘PlayerUnknown’s Battlegrounds’.

Este joven segoviano tiene un contrato, salario fijo y rutinas como en cualquier otro trabajo. ‘Streamea’ durante tres o cuatro horas al día –la presencia constante es fundamental para no perder seguidores– y a partir de las las siete de la tarde entrena con su equipo, Chaos, en el que también están otro español, un finlandés y un escocés. Todo ello de lunes a domingo con un día libre entre medias. Pero no cualquiera puede alcanzar este nivel por muchas horas que esté delante del ordenador o de la consola. Saber inglés resulta imprescindible para progresar en este ámbito y también es muy valorada la capacidad de trabajar en equipo.

Aunque poco a poco van desapareciendo los estereotipos que retratan a los aficionados a los videojuegos como ‘frikis’, todavía queda camino por recorrer para introducir la cultura de los ‘esports’ en España. Nuestro país representa una mínima porción de este mercado, a pesar del impulso de Movistar, y por ejemplo el ‘PlayerUnknown’s Battlegrounds’ –que ha sido en cierto modo desplazado por la irrupción meteórica del popular ‘Fortnite’– apenas tiene salidas para los profesionales por falta de equipos, aunque cuenta con competiciones mundiales y europeas en las que se reparten decenas de miles de euros en premios.

El segoviano ‘koldamenta’ se ha clasificado en este inolvidable 2018 (en duelo con 60 jugadores europeos) para una primera cita en Seattle en la que los resultados no fueron los esperados, y para viajar a San José con todos los gastos pagados a la TwitchCon, una convención que organiza la plataforma de ‘streaming’ Twitch. Ahora con su club estadounidense va a intentar clasificarse para la segunda división europea y, si lo hacen, dentro de tres meses tendrán la oportunidad también de meterse en la máxima categoría continental.

Mientras, no descuida su afición por el cine y las series y sale con sus amigos cada vez que organizan algún plan. «Mi juego es relativamente nuevo y por eso es más flexible. En otros, si estás dentro de un equipo profesional, te hacen irte a vivir a una casa para entrenar continuamente con tus compañeros», explica. ¿Y cómo es el futuro de un jugador de ‘esport’? «No conozco a ningún profesional que siga con 40 años porque los reflejos ya no son los mismos que cuando tienes 25, entre otras cosas. Pero después puedes seguir ‘stremeando’ o ser mánager o ‘coach’ en los equipos que hay», argumenta este virtuoso de los videojuegos.

Dejó los estudios «porque estaba muy seguro de lo que podía conseguir en los ‘esports’». Además, ya se había sacado al menos el Bachillerato. Por ello recomienda a otros chavales que quieran tomar el camino de los deportes electrónicos que «siempre tengan un plan B por si esto no sale bien». A él su familia le ha apoyado en todo momento, aunque reconoce que «es difícil hacerlo hasta que no se ve dinero».

La TwitchCon, que se celebró del 26 al 28 de octubre y que contó con la participación de este jugador segoviano, repartió 300.000 dólares en premios. A él y a su compañero Sergi ‘Winghaven’ Torras les correspondieron 6.000 a repartir entre los dos después de clasificarse en la séptima posición entre más de 60 equipos. La competición dejó un buen sabor de boca a Koldamenta ya que estuvieron siempre entre los mejores. Terminaron el primer día en la segunda plaza, escalaron a la primera en la segunda jornada y, en la clausura, se tuvieron que conformar con el séptimo puesto. 2018 ha sido inolvidable para él y su juego, el ‘PlayerUnknown’s Battlegrounds’, tiene aún un amplio margen de crecimiento.