Se firmó la paz entre el seleccionador español, Luis Enrique, y el lateral Jordi Alba. Una calma que ambos escenificaron con un abrazo el pasado lunes y que se certificó ayer con las declaraciones del jugador, que pretendió cerrar largas semanas de rumores sobre supuestos desencuentros.
El lío comenzó el pasado 1 de julio, cuando Alba disputó el partido de octavos del Mundial ante Rusia. Entonces no podía imaginar que sería el último del torneo para la Roja, que Luis Enrique se convertiría en el nuevo técnico y que él desaparecería del equipo.
Desde su llegada, ‘Lucho’ ofreció sensación de normalidad en todo e incluso modificó su conocido carácter áspero para ofrecer cordialidad. Lo que no consiguió fue ocultar que algo sucedía con Alba.