Lorenzo Moreno, el superhéroe del barrio

Sergio Arribas
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En el año 2000 la familia Moreno repartió en papeletas unos 15.000 millones de las antiguas pesetas del 49.740, premiado con 'el Gordo'

Lorenzo Moreno tiene enmarcados copias del décimo y papeletas premiados. - Foto: Rosa Blanco

Tan inolvidable es el recuerdo que Lorenzo Moreno lo conserva protegido, en marco y cristal. El cuadro, que preside su oficina, custodia una fotocopia en color del décimo 49.740, premiado con el primer premio del sorteo extraordinario de Navidad del año 2000. Tras el cristal, se divisa también una de las participaciones de lotería, del mismo número premiado, que la familia Moreno vendió a sus clientes, al precio de 500 pesetas por papeleta. Lorenzo repartió papeletas en su supermercado ‘Telecompra Moreno’, su hermana Paloma en el estanco de San Cristóbal y su cuñado Fernando Palacios en su panadería de Valseca y en los mercadillos donde acudía para la venta de bollos y dulces. 

«Entre papeletas y décimos, repartimos 15.000 millones de pesetas», recuerda hoy Lorenzo, a quien aquel sorteo le convirtió en el ‘superhéroe’ de los barrios del Cristo y Santa Teresa. Casi todos los vecinos llevaban una papeleta del ‘super’ del barrio, de tal manera que solo la tienda repartió unos 6.000 millones. «Con lo que repartimos los tres, hemos calculado que tocó a unas 4.000 familias en Segovia», dice Lorenzo, que recuerda como al año siguiente del sorteo «no hubo más que obras en el barrio. La gente reformó sus pisos, la cocina o el baño, con el dinero de la lotería». Han pasado 18 años y, según dice, todavía le para la gente por la calle para recordarle la «emoción» de aquel 22 de diciembre de 2000, cuando cayó íntegro ‘el Gordo’ en Segovia, una lluvia de 46.500 millones de las antiguas pesetas. 

«Papá, nos ha tocado». «Es bonito haber hecho feliz a tanta gente», reflexiona Lorenzo, que aún ha olvidado que fue su hijo quien le comunicó la feliz noticia. Aquella mañana se encontraba repartiendo lotes navideños a empresas cuando sonó su teléfono móvil. «Me dijo ‘papá, papá, que nos ha tocado la lotería’. Pues vale, le respondí, pensando que nos había tocado ‘lo echado’ o una pedrea. Pero cuando me dijo que era el Gordo… bueno, yo acabé mi trabajo y fui a la tienda. Aquello era un desmadre, de vecinos agraciados, de periodistas, había tanto jaleo que tuvimos que cerrarla», explica.

Besos, abrazos y hasta intentos de manteo en la feliz locura colectiva. «Nos fuimos a casa —recuerda— para comprobar que las cuentas estaban bien hechas. Estuve dos horas. Con los nervios, no me salian las cuentas, hasta que por fin salieron».

¿Cuánto le tocó a Lorenzo?. «Se ha especulado mucho, pero no me tocaron millonadas. Uno siempre juega un poco. No obstante, sí puedo decir que desde ese día he dejado de tener dolor de cabeza. Las cosas se ven con más tranquilidad».

Con el premio, el tendero saldó todas sus deudas y compró algún capricho, como un coche nuevo, se construyó una casa en su pueblo, renovó la maquinaria de la tienda y llegó a ampliar plantilla y servicios. «O te toca muchísimo, que no fue el caso, o en ningún momento puedes dejar de trabajar. Es más, después llegué a trabajar más si me apuras, porque tienes ilusión de hacer más cosas», afirma Lorenzo, que reconoce cómo la lotería dio fama al negocio —«fue un revulsivo publicitario y además gratuito», dice—;un establecimiento que fue creciendo en los años posteriores. Hace tres años, sabedor de que ninguno de sus tres hijos, con estudios universitarios, se haría cargo del negocio familiar, alquiló la tienda. ‘El Gordo’ no despertó nunca a Lorenzo la fiebre lotera. Para el próximo sorteo, dice haberse gastado 300 euros en décimos y participaciones, «más que nada para atender compromisos de allegados» aunque «no he perdido la ilusión de que nos vuelva a tocar».