¿Desafío o, simplemente reconocimiento de la realidad? El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, consideró ayer que, si no consigue sacar adelante los Presupuestos de 2019, su «vocación de agotar la legislatura» se verá «acortada».

El líder socialista se pronunció así durante su intervención en el foro económico The Economist, en la que añadió que la convocatoria electoral la decidirá «solo en base a un único objetivo: al interés general del país» no «en beneficio» de su partido «ni de nada más».

El jefe del Ejecutivo insistió en que cree «necesario» aprobar los Presupuestos porque él asumió los del Gobierno del PP, que no eran suyos y «continuaban en la senda de recortes del estado de bienestar». Argumentó que populares y naranjas «no quieren saber nada» de estas partidas y que las formaciones independentistas «están planteando unas exigencias imposibles de asumir por ningún Gobierno» porque «quieren judicializar la política».

Asimismo, cargó contra el PP al considerar que lo que está haciendo es «equivocado» y consideró que, probablemente, hasta que no haya unas elecciones y se vea «si el PP sobrevive al sorpaso, si es que lo hay» será «imposible que llegue a acuerdos» porque «como están en campaña permanente son incapaces de avanzar».

Sánchez aseguró que «no es conveniente para el país» que haya partidos «en campaña permanente» y se refirió al líder de Cs, Albert Rivera, al que, apuntó, «honestamente» no conoce.

Los líderes de la oposición tampoco se quedaron callados ante la aparente bofetada de realidad de la que habló Sánchez y el presidente del PP, Pablo Casado, le instó a que se deje del «juego de plazos» y de «medir la temperatura» del momento político y convoque elecciones generales «de inmediato». En la misma línea, el líder de los naranjas quiere que se vaya «ya» a las urnas y que «no maree» con posibles fechas porque la legislatura está «agotada» y en el tiempo que quede «no va a salir nada bueno».

Y si lo que Sánchez pretendía es presionar a los nacionalistas, desde el PNV Koldo Mediavilla señaló  que dada la situación actual de «pugna de canibalismo político entre los representantes de la derecha, la derecha extrema y la más extrema de las extremas derechas», cualquier alternativa tras unas generales «puede ser de gran peligrosidad para Euskadi y el país».