La que tocaba el Tío Viruela

Sergio Arribas
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Los dulzaineros segovianos Víctor Sanz y Luis Ramos rescatan del archivo histórico provincial 34 piezas del folclore segoviano y graban un CD inédito

Recuerda el musicólogo Víctor Sanz que el corazón se le aceleró por la emoción. Acompañado por el dulzainero Fidel Martín, acudió a Madrid a conocer al nonagenario Martín Casado, hijo del zapatero de Veganzones, Jerónimo Casado. El anciano, simpático y dicharachero, fue todo un hallazgo. Cuando le entonaron los «empieces» de aquellas canciones, que hasta entonces solo estaban en partitura, el anciano comenzó a cantarlas, de corrido, sin pausa. Estaban grabadas en su mente. Al margen de algunas canciones ‘de moda’, como ‘La Pandereta’ y ‘el Mandilín’, Martín dejó ojipláticos a sus visitantes cuando cantó aquellas coplas de jotas segovianas y aquel popurrí de canciones de ronda que en la postguerra interpretó su padre Jerónimo ante las mujeres de la Sección Femenina y que fueron transcritas a partitura por los músicos militares de la desaparecida banda de la Academia de Artillería. Hasta aquel día Víctor solo tenía aquella partituras. Gracias a Martín —y a su padre— comprobó cómo se interpretaban y que aquel trabajo de recopilación y transcripción de piezas del folclore segoviano que, entre los años 40 y 70 del siglo XX, realizó la rama femenina de Falange fue acertado, con independencia de su utilización progadandística.

Las partituras que aquel día Víctor mostró a Martín procedían de los fondos, con centenares de impresos y manuscritos de música tradicional segoviana, que conserva el Archivo Histórico Provincial. Son piezas diversas, como cantos de juego, rondas y cantos de boda, romances, villancicos, tonadas afandangadas y un repertorio de baile y danza para dulzaina, músicas habituales en los pueblos, que pasaron, de generación en generación, por tradición oral y que Sección Femenina recopiló de los protagonistas del momento, tanto de los propios vecinos, caso del zapatero de Veganzones, como de populares dulzaineros de cada pueblo.

maestros ‘informantes’. En cada partitura aparece el ‘informante’, el que interpretó la pieza ante las mujeres de la rama femenina de Falange y de los músicos de la Academia, encargados de su transcripción. De esta manera, los fondos hablan, por ejemplo, de grandes ‘maestros’ de la dulzaina, como Sinforiano, el ‘Tio Viruela’, natural de Fuenterrebollo; Paulino Gómez, ‘el Tío Tocino’ de Abades; Alejandro Lobo ‘El Mosca’, de Cabezuela o Crescencio Martín ‘Sietealmuerzos’, vecino de Santa María la Real de Nieva.

Víctor Sanz y Luis Ramos, dulzaineros y profesores en la escuela de música Alborada, en Cantalejo, descubrieron aquel tesoro, con centenares de partituras, transcritas durante tres décadas del siglo XX, canciones recogidas entonces de viva voz y trasladadas al papel; algunas ya interpretadas desde mediados del siglo XIX. Tras una profunda investigación del archivo y el posterior trabajo de campo que llevó a Luis y Víctor a recorrer varios pueblos de la provincia —para conversar con hijos y nietos de los intérpretes que figuran en las partituras— realizaron una primera selección de piezas, con el reto de poder interpretarlas y recogerlas en una grabación.

Tras tres años de intenso trabajo, aquel propósito es ya una realidad. El próximo día 21, en el Centro Cultural de Cantalejo los dos músicos presentarán el primer volumen del trabajo «Repertorio musical segoviano en el ‘Archivo de Investigación Folklórica’ de Sección Femenina’». El trabajo consta de un CD con 34 grabaciones inéditas e interpretadas en base a las partituras que se conservan del trabajo de campo realizado por la Sección Femenina; además de un libreto explicativo de 32 páginas. Las grabaciones y el libreto están enmarcados por el prólogo de Carlos Porro, director del Archivo Sonoro de la Fundación Joaquín Díez, de Urueña (Valladolid). Grabado en El Círculo Mágico, bajo la dirección de Carlos Soto y María Desbordes, el trabajo cuenta con el apoyo del Instituto de la Cultura Tradicional Segoviana ‘Manuel González Herrero’ y de la Diputación Provincial.

En el proyecto han participado alumnos de la Escuela de Música de la asociación cultural ‘Alborada Musical’ de Cantalejo, Alfredo y Ricardo Ramos, Pablo Zamarrón, María Eugenia Santos, Esmeralda Santa Engracia, Samuel de Francisco, Mónica y Pedro Luis Olmos, Cris Zagaleja, Cristina Manrique, Diego Hernández Benito, Miguel de Francisco, Antonio Sanz y Pilar Gómez. 

Todas las canciones grabadas, salvo una, tienen asociadas una localidad de origen y «la mayoría tienen informante, quien la enseñó o la tocaba», explica Víctor, que precisa como también constan los años que tenía en aquel momento el intérprete, lo que contribuye a datar el origen de la pieza. Es el caso de ‘El Fraile’ (Jerigonza), recopilada por el canto de una vecina de Coca que tenía 93 años, lo que invita a pensar que la canción ya era popular en la villa caucense en el siglo XIX.

Uno de los aspectos que más ha llamado la atención de los investigadores es la calidad «de las trascripciones». «Eran músicos vinculados a la Academia. En algún caso, hemos descubierto que era el director de la banda de la Academia de Artillería, ya desaparecida», comenta Víctor.

Las piezas son interpretadas, en su mayoría, por músicos y dulzaineros segovianos, entre ellos los propios autores del estudio. «La mayoría no sabían interpretar la partitura como tal. Les grabamos la melodía para que luego ellos, con su sabiduría musical y buen hacer, pudieran llevárselo a su terreno. Y el resultado ha sido excepcional», comenta Luis, dulzainero, tamboritero y percusionista, miembro de la saga de ‘Los Hermanos Ramos’ de Cuéllar.

Víctor y Fraile reconocen que existe «suficiente material» para editar un segundo CD con grabaciones inéditas, sin descartar la opción de poder plasmar en una publicación las partituras rescatadas del archivo.