Basardilla, el rincón de un gran guitarrista

Patricia Martín
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Nació en Novelda, en Alicante. De joven vivió en Salamanca y después en las dos grandes ciudades de nuestro país, Barcelona y Madrid, pero donde el guitarrista Gaspar Payá encontró su pequeño gran paraíso es en Basardilla. Y así han pasado ya 25 años

El camino que lleva hacia la Ermita de la Virgen del Pedernal es el lugar favorito del guitarrista y compositor alicantino Gaspar Payá de su pueblo de adopción, Basardilla, al que llegó a comienzos de la década de los 90. Este camino tiene unas vistas espectaculares de la sierra de Guadarrama y de toda la planicie en dirección a Torrecaballeros. Además de encontrar el por qué del nombre de este municipio, que se remonta a tiempos de los romanos, que significa ‘valle de zarzas’, bien lo sabe Gaspar Payá que durante las últimas semanas ha disfrutado del placer otoñal de coger moras de los frondosos y numerosos zarzales con los que elaborar, por ejemplo, un rico y casero licor de moras. La falta de lluvia hace que ya estos frutos morados, en este arranque de octubre, estén un poco secos pero con un dulzor óptimo y sientan de maravilla. 

Un paseo que tiene unos cuantos kilómetros hasta el conocido y popular Puerto de Malangosto, que inmortalizó el Juan Ruiz ‘Arcipreste de Hita’, en el Libro de Buen Amor. En el camino que enamoró a Gaspar, se puede subir hasta la zona más alta del pueblo, «a más de 1.200 metros. Además, «el Malangosto es de Basardilla porque tiene un termino municipal muy alargado, tipo Italia, un pasillo y llega hasta Madrid». De la Ermita del Pedernal también hay que saber que en total «hay tres hermanas», por la Ermita de Santa María de la Sierra, «el santuario que era de los templarios que está en la falda de la sierra, en Collado Hermoso», y la ermita de la Virgen de Veladíez, en la localidad de Espirdo. 

Regresamos al pueblo de Basardilla, entrando por su parte más nueva, que son «terrenos que el Ayuntamiento sacó a subasta para que lo comprara la gente y claro lo adquirieron personas jóvenes», que han dado un empujón a la demografía, con de 15 a 20 niños “que hace mucho tiempo que no ocurría”, en este pueblo con alrededor de 150 vecinos. Reflexiones que Gaspar Payá hace justo al lado de un parque infantil con columpios y edificio que alberga el moderno centro social de Basardilla. Una animada charla que interrumpimos con alegría para saludar cariñosamente al cocinero segoviano Pedro Carabias que está jubilado y tiene una huerto a las afueras de Basardilla, de hecho le vemos que va equipado con su carretilla y aperos de labranza. 

tres ciudades. Gaspar Payá Navarro nació en la ciudad de Novelda, en el interior de la provincia de Alicante, a unos 17 kilómetros de la capital. “Estuve allí hasta los 15 años, cuando me marché a Salamanca, a estudiar en régimen de internado en una congregación de frailes”. En la ciudad charra estudio 5º y 6º PREU, así como primero de Filosofía y Teología, «después lo dejé y volví a Alicante». Su siguiente destino fue Barcelona, entre cuatro a cinco años, viviendo en las estivaciones del Monjuic, «en una zona de vinos blancos y de cavas». En la Ciudad Condal fue donde despertó su interés y pasión por la música y el flamenco. «La semilla la plantó Carlos Boldori que, junto a Toti Soler, fueron los primeros en la fusión de música actual como jazz o rock con ritmos flamencos». 

De Barcelona, el guitarrista alicantino se traslada a vivir a Madrid, donde empezó a tocar junto a Luis Eduardo Aute. La capital de España «es incómoda para vivir porque es muy cara pero a la vez me encanta». Gaspar ha vivido en barrios con mucho calado y tradición. «El primero, Chamberí junto a unos cines. Luego estuvo muchos tiempo en Malasaña», y cuando le pudo la pasión por el flamenco, en el mítico barrio de Lavapiés. 

así que pasen 25 años. Entre 1990 y 1991 contacta con la formación ‘La Troupe de la Merced’ y empieza a tocar la guitarra con ellos, «viviendo aún en Madrid». En ese momento decide trasladar su residencia a la provincia de Segovia y recala primero en San Cristóbal de Segovia. «Busqué y encontré en Basardilla una casa de alquiler y estando alquilados empezamos a hacer la casa en la que vivimos actualmente», resume Gaspar Payá. Así han pasado 25 años de vinculación con Basardilla, convirtiéndose en el lugar donde más tiempo ha vivido, donde las raíces se han hecho más profundas. 

Gaspar Payá ha recorrido mucho mundo y tiene a sus espaldas muchas horas de carretera, girando con grandes nombres de la canción española como Aute, Morente, Rocío Jurado o Carlos Cano. Años cargados de anécdotas que ha cambiado por su faceta docente. Gaspar Payá tiene una escuela de guitarra particular en Espirdo y es profesor de guitarra de la  Escuela Municipal de Música y Danza ‘Agapito Marazuela’ de Segovia. «Dar clases de guitarra hace que tengas que estar centrado y retirarse de la carretera, de las giras», confiesa. Para él la gira más especial y «la más triunfal» fue con el maestro Moncho Alpuente.» Hice un disco con él, y luego ‘Unas canciones de usar y tirar’, que se emitían en la SER, que tiene una vigencia total», afirma el guitarrista. Un genio escribiendo y reflexionando sobre el mundo que le rodeaba pero, sobre todo, una gran persona. «Moncho Alpuente era un tipo fantástico que daba todo lo que tenía».

Gaspar Paya presume de Bastardilla, de cada rincón, de la singularidad del suelo de su gran frontón, en el que los niños, con tizas blancas y de colores, dejan su impronta creativa, con unos singulares grafitos. La Plaza del Sol, donde está la antigua casa del médico y el primer consultorio que tuvo el pueblo, o la Plaza del Potro, un rincón lleno de encanto, con mucha sombra y el lugar ideal para celebrar actos con los vecinos, o la restaurada casa del Maestro, todo ello unido a su inigualable entorno natural, que Gaspar tiene a pocos metros de su casa. Un último secreto: Basardilla es el refugio de este gran guitarrista y de otros vecinos amantes de las palabras, el arte y la cultura.