San Bartolomé suelta al diablillo en Sepúlveda

Victoria Domínguez
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Multitudinaria fiesta en la plaza de Sepúlveda, donde cientos de personas reciben a los diablillos que no dejan de subir y bajar las escaleras de la iglesia de San Bartolomé.

Dice la tradición sepulvedana que una vez al año, en la víspera de su fiesta, San Bartolomé libera al diablo. 

Tras el encendido de la hoguera a la puerta de la iglesia del mismo nombre, seis diablillos bajan las escaleras y recorren la plaza, totalmente a oscuras, repartiendo escobazos a niños y grandes.

Una última carrera, de todos los diablillos juntos, pone fin a la fiesta, que ha estrenado este año la declaración como Manifestación Tradicional de Interés Cultural, concedida recientemente por la Diputación.