"Con la excusa de no ver, toco muchas cosas"

Sergio Arribas
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Esta semana escribe en La Pizarra Beatriz Sebastián (o 'Cat Yuste' como le conocen sus lectores), una escritora sin complejos. Los mejores actores de doblaje han puesto voz a los relatos de esta segoviana.

¿Beatriz Sebastián o Catalina Yuste ‘Cat’?. Enséñeme el carné.

En el carné pone Beatriz Sebastián pero mi nombre ‘artístico’ es Catalina Yuste o ‘Cat’. Así me conocen en los estudios de doblaje, en las editoriales y quien me busca para participar en cortometrajes.

¿Con quién de las dos prefiere que hable?

No se si Beatriz será tan ágil en las respuestas.

¿Mujer sin complejos, como el whisky Dyc?

Bea tiene muchos complejos, pero el personaje de Cat es una coraza que los pulveriza.

¿Fue necesario un ‘alter ego’ para lanzarse al mundo de la literatura?

Necesitaba escribir sin algunos de mis hándicaps. Quería partir de cero, escribir sin mochilas, aunque ahora Bea y Cat están cada vez más mezcladas.

¿El pseudónimo fue el mejor arma para combatir prejuicios? Estoy pensando en que alguien pueda valorar su trabajo solo por su ceguera.

Las frases «qué bien está para haberlo hecho tú» o «¡qué esfuerzo siendo invidente!», me molestaba. Ahora creo que nadie lo tiene en cuenta. Al 99% no les importa. Y de hecho, se les olvida mi ceguera y me mandan hasta fotos. ¡Oye, que no la veo!, les respondo. 

¿Ciega o persona con discapacidad visual? ¿Harta de eufemismos? 

Alargamos las palabras creyendo que van a ser más suaves. Ciega y sin complejos.

Su ‘alter ego’, Cat Yuste pilló a su marido ‘follando’ con una amiga y por eso odia a partes iguales a hombres y  mujeres. ¡Qué mal rollo, ¿no?!. 

Necesitaba darle a un fuerte carácter a Cat para que nadie se acercase a ella. Era una mentira. No quería engañar a nadie.  Tenía que ser borde con todo el mundo. Pero era la Cat del principio. Ahora, con esa mezcolanza con mi verdadera personalidad, está mucho más moderada. 

Dos años escribiendo relatos bajo un pseudónimo….¿Coraza, timidez o miedo a salir al ruedo?

La coraza es imprescindible para protegerme. No soy tímida pero en ocasiones me siento juzgada. Cuando mis lectores no sabían que Cat era Beatriz Sebastián no tenía miedo a publicar, tiraba los cuentos de cualquier manera. 

Enrique Pastor, perdón José Luis Gil, protagonista de ‘Aquí no hay quien viva’ y ‘La que se avecina’, mítico actor de doblaje puso voz a su relato ‘El hombre del traje gris’. Y se lo envió. ¿Alucinaba?

Además me enviaron el archivo con el nombre de ‘sorpresa’. Que un actor de su categoría interpretase mi cuento...aluciné. Fue un regalazo.

Si le digo el nombre de Carlos Moreno Palomeque….

Somos el padre y la madre de ‘El Poder de la Voz’, que es un evento que reúne a actores de doblaje, en Talavera de la Reina, interpretando mis cuentos. Carlos es un loco genial que se lió la manta a la cabeza y vio muy claro que mis cuentos se podían interpretar en directo en un teatro.

‘Con nombre propio’. Su primer libro fue una recopilación de sus mejores relatos. Premio Tiflos, de la ONCE. ¡Toma ya!

Lo presente a concurso sin expectativas. Ganar con esta antología fue inolvidable.

¿Cómo se engaña a los mejores actores de doblaje para que pongan voz a sus historias?

Diciéndoles que el cuento es específico y adaptado para ellos. Eso les encanta (se ríe).

¿Cómo se le queda a uno el cuerpo cuando sus textos lo leen  Morgan Freeman, Samuel L.Jackson o el actor secundario Bob?

En el caso de Freeman me cuesta, porque Pepe Mediavilla, que le doblaba, se nos ha ido este año. Oir a Miguel Ángel Jenner o a Antonio Esquivias leer mis textos es maravilloso.

Cierra los ojos y descubre la voz. Es el eslógan del ‘Poder de la Voz’. ¿Lo aconseja?

Mis cuentos son muy visuales. Solo hay que dejarse llevar, cerrar los ojos e imaginar. Y mucha gente lo hace.

¿Cómo descubre la autenticidad?

Los ojos engañan mucho. Tu puedes escuchar una voz que da buen rollo, pero la ‘prueba del algodón’ es tocar a la persona. Y hay algo en el cuerpo que te dice sí o no.

¿Es sano reirse de uno mismo?

Lo hago mucho. El humor tiene que estar en la vida. Antes de ofender al de enfrente, prefiero ofenderme a mí misma. 

¿La última vez que pilló un ciego?

Este fin de semana (se ríe). Mis amigos fueron con un ciego a una casa rural y en algunos momentos había dos.

Ver para creer. ¿en qué cree Beatriz Sebastián?

En Dios no, por desgracia. Creo en aquello de «si te lo propones puedes» y en que hay buena gente por el mundo, aunque haya que buscarla. Y también en que puedes tener talento pero sin esfuerzo no vas a ninguna parte.

¿Cuál es su sentido favorito?

Con el oído, todo. Solo hay que prestar atención. Y después del oído, el olfato y el tacto.

¿Por qué no usamos más el tacto?

El 80% de la información la recibís por la vista. ¿Para qué vais a tocar?. Y os perdéis muchas cosas. En mi caso, con la excusa de no ver, toco muchas cosas (se ríe).

Y hablamos mucho y escuchamos poco…

También. Hay un ejercicio que me encanta. Cuando estoy en un bar y quien me acompaña está con el móvil o mirando el televisor, yo escucho las conversaciones de alrededor. O en el autobús o en el metro. Me encanta tener la antena puesta.

Su insulto preferido….

Gilipollas. Lo uso para todo.

¿Con qué sueña?

Sueño en color, con que puedo leer y que, por ejemplo, voy a un restaurante y puedo ver el menú. Pero sobre todo sueño con que conduzco mi propio coche. 

¿En que se ‘fija’ cuando conoce por primera vez a una persona?

En la voz. Después a qué huele y, a continuación, si puedo, le toco las manos. Pero no todo el mundo se deja. Usted tiene una voz cercana, de colega, de buena gente, del que te encuentras en un bar y te dice: ‘cuéntame’. Esa es su voz.

Le veo coqueta.

Mucho. Es muy duro ser diva. Lo dice uno de mis cuentos.

¿A qué libro le cambiaría el final?

Empecé a escribir porque no gustó el final de ‘El secreto de las mujeres prohibidas’. Lo cambiaría, con todo el respeto para el escritor, Tino Pertierra. No me parecía justo aquel final.

¿Quiénes son sus criaturas?

Así les llamo a mis personajes. Es como un parto. Les echas al mundo y ¡a correr! Mis criaturas son mis personajes, que suelen estar tarados. Y mis voces son ‘mis niños’, que son los actores de doblaje que dan vida a mis criaturas. 

¿Qué le aburre?

Los domingos por la tarde. Los odio. Deberíamos pasar del sábado al lunes.

¿Cuál es su pecado capital favorito? 

Tengo un poquito de todo. Quizá el que menos la soberbia y el que más, la gula.

«Escribir no es difícil, lo difícil es ponerle título», ha comentado. Ponga título a su vida.

‘Yo Cat’, como ‘Yo Claudio’. Así, en plan memorias clásicas.

También ha escrito: ‘El funambulista se cansa de andar siempre haciendo equilibrios’. ¿Qué le cansa a usted?

Hay veces que me cansa vivir. Piense que a mi me cuesta todo mucho. Hay días que me voy a la cama antes de tiempo, agotada mentalmente, cansada de dedicar tiempo a cosas que no puedo hacer. La vida no está pensada para la gente de mi club. Es agotador buscar los trucos para sortear las limitaciones. 

«Buscáis la fama, pero la fama cuesta». Lo decía Lydia, la profesora de baile de la serie ‘Fama’. ¿No ambiciona la fama?

Me gustaría vivir bien como escritora.  La fama sin dinero no me interesa.