Rufián desencadena el bochorno

SPC
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La presidenta de la Cámara, Ana Pastor, expulsa al diputado secesionista del Hemiciclo tras una tensa bronca con Borrell, que acusó a otro parlamentario de ERC de haberle escupido

La sesión de control al Gobierno de ayer tenía, a priori, dos claros protagonistas: el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Pablo Casado. Se esperaba un duro enfrentamiento entre ellos a cuenta de la fallida renovación del Poder Judicial. Pero el duelo quedó eclipsado por el estallido de tensión en el Hemiciclo, una vez más con el diputado de ERC Gabriel Rufián como desencadenante de la bochornosa trifulca que concluyó con una dura reprimenda a los diputados de la presidenta de la Cámara, Ana Pastor,  por recurrir al insulto y perseverar en las faltas de respeto.

«A su lado el señor Rajoy es un moderado», le espetó Sánchez a Casado después de que el popular le echase en cara la «catastrófica» gestión del PSOE. Esa hubiera podido ser la frase de la jornada si no fuera por el estallido de tensión posterior. La escalada de nervios comenzó cuando Rufián llamó «fascistas» a los parlamentarios de Ciudadanos y pidió la dimisión del titular de Exteriores, José Borrell, por ser el ministro «más indigno de la historia de la democracia» y un «hooligan» de Sociedad Civil Catalana, «una organización -aclaró- de extrema derecha».

En su turno de respuesta, el socialista lamentó que, en lugar de debatir, el dirigente independentista vertiera «serrín y estiércol»: «Es lo único que usted es capaz de hacer». La respuesta provocó los aplausos de la bancada socialista, pero también de los diputados de Cs y el PP. Una unidad que no gustó al parlamentario secesionista, que seguía gesticulando de pie, en contra del Reglamento del Congreso. Tras las tres llamadas al orden pertinentes, Pastor terminó expulsando a Rufián del Hemiciclo. Una decisión que no se tomaba en la Carrera de San Jerónimo desde que el entonces presidente de la Cámara, Manuel Marín, echase en 2006 al popular Vicente Martínez Pujalte.

En solidaridad con su compañero, todos los miembros de ERC abandonaron sus escaños. Cuando los diputados separatistas pasaban junto a Borrell, el ministro aseguró que uno de ellos, Jordi Salvador, se giró y lo escupió, un extremo negado luego por el partido independentista. 

En medio de una de las escenas más tensas vividas en el Congreso, Pastor, visiblemente emocionada, pidió respeto con un breve discurso: «Esta es la casa de la palabra y no se puede utilizar para insultar. ¿Cómo puede ocurrir esto cuando en teoría esta debiera ser la generación de parlamentarios mejor preparada y deberían dar ejemplo en el buen uso de la oratoria?», les cuestionó. 

El propio presidente del Gobierno lamentó luego la imagen mostrada por la política española: «Hoy en el Congreso se han dicho y hecho cosas terribles. No es la primera vez. Con sus actuaciones, su señorías no solo se descalifican a sí mismos, también socavan la dignidad de la democracia».