"Soy un payaso empedernido"

Sergio Arribas
-

"Mi personaje es una extensión de mi persona", afirma Héctor Sansegundo, que se define como "mago y humorista" porque lo de "ilusionista" lo utilizan "los pedantes". ¿Qué le ilusiona?. Será padre dentro de muy poco.

"Soy un payaso empedernido" - Foto: Rosa Blanco

¿Qué dice su tarjeta de visita?

Mago y humorista. Me siento un payaso que hace magia. Es una mezcla perfecta.

No quiero trucos. Le aviso. Que he leído que hace magia ‘mentalista’.

Sí, así es (se ríe). Mi show es magia de variedades. Tuve una idea original y para llevar al ‘clímax’ al espectador, lo metí por la rama del mentalismo, que es lo que menos hago, aunque con ello he ganado el premio mundial en Latinoamérica, España y Portugal. 

Eso de ‘ilusionista’ ¿le gusta la palabra?

Ilusionismo y magia es lo mismo. Pero me gusta más la palabra magia. El término ilusionismo lo usan los pedantes.

«Solo viven de ilusiones, los tontos de los coj...», reza el dicho.

No conocía este refrán. En esta vida hay que tener ilusiones. Y , eso sí, trabajar duro.

¿Qué le ilusiona?

Mi familia. Porque voy a ser papá dentro de poco y eso me hace mucha ilusión. Será el mejor truco de mi vida. Para mí, la magia no es un trabajo, es un estilo de vida. 

Héctor Sansegundo. Tal cual. ¿No pensó en un nombre más comercial? Mire el Mago Merlín. Ahora tiene una multinacional especializada en bricolaje: Leroy Merlín.

Mi padre me aconsejó que me llamara por mi nombre y acerté. Porque Héctor Sansegundo solo hay uno. Oía ‘mago tal’ o ‘mago pepito’ y me sonaba como a poco prestigio. Aunque mi amigo Antonio Díaz, que se llama ‘Mago Pop’, me rompió todo aquel esquema. Me dio un buen zasca.

¿Con quién ensaya sus ‘gags’?

Con mi mujer. No se suele reir. Está hasta las narices.

“¡¿A quién no le gusta un buen truco?!”. Lo dijo Morgan Freeman.

Cierto. La magia es el único arte capaz de llegar a todo el mundo. Por eso me gusta.

Vamos a buzear en sus comienzos. ¿Qué chispa saltó en su cerebro para dedicarse al mundo de la magia?

Mi padre, que no tiene ni idea de magia, siempre me hacía las típicas tonterias, de esto por aquí, esto por allá… Eso hizo una bola, que fue rodando y ya me ve. No hay un ‘break’ en mi cabeza. Es un proceso. La magia me invadió y no se cómo lo hizo.

No me diga que empezó con ‘Magia Borrás’...

Con algo similar. Con una caja de magia, la ‘Oid Magic’, de Jean-Pierre Vallarino. Lo compré en el Corte Inglés. Me dijo mi madre: «no te gastes el dinero de la paga en esa mierda». Literal. Pero me enganchó y no paré.….

No le dio por el moto-cross. Me refiero a esa  ‘motito’ que le regalaron sus abuelos.

¡Ufff! ¡Cómo corría aquella moto! Me di un piñazo monumental contra el único obstáculo que había en el campo, una furgoneta que estaba aparcada. Se me quitaron las ganas del motocross. Y me dio por la magia.

En la Plaza de la Tierra, con 16 años, hacia pequeños trucos, sobre todo para las chicas. ¡Qué pillín!

Era mi forma de ligar. Ahora me he vuelto un chico esbelto y apuesto. Es broma. Pero antes no tenía más remedio que utilizar mi labia y mis truquillos.

Allí ‘engañó’, con perdón, a Marta, la que hoy es su esposa y asistente indispensable en sus espectáculos.

Asistente no, jefa. En la productora,  Marta lleva mucha parte administrativa y trabaja además en el escenario, en las grandes ilusiones. Ella es mas maga que yo. La ‘engañé’ en su día y sigue conmigo.

¿Cómo se le ocurre pedirle la mano en una gira por Pekin y subirlo a Facebook? Es un romántico.

Fuimos a una gira en la que hicimos 32 espectáculos solo en Pekín, a cuatro shows por día. Luego nos fuimos unos días de relax, de turisteo, y cuando visitamos la muralla, ante una vista impresionante, doblé la rodilla y le pedí matrimonio. ¡Después de diez años de novios! Mal se me tenía que dar. Soy un poco moñas y un poco ‘viejoven’. Y nostálgico. Pero eso no lo muestro en el escenario. El público va a divertirse.

Al final lo de «disparatado», ¿forma parte del personaje o de la persona?

Mi personaje es una extensión de mi persona. Soy un payaso empedernido. En casa bailo en calzoncillos, hago el idiota constantemente con los amigos… Hago más estupideces en mi casa que en el escenario.

¿Se imagina trabajando en una oficina, doce horas al día?

¡No! Me moriría. Hay veces que en la productora me toca ‘hacer oficina’ y a las dos horas estoy que me subo por las paredes.

¿Cuántas veces ha visto las películas de Harry Potter?

Solo he visto la primera cinta de Harry Potter. Tengo pendiente una ‘maratón’, con palomitas, para ver toda la saga.  Harry Potter me encanta. Ha hecho que los niños quieran magia en sus colegios, en sus fiestas, o en los teatros. La magia está de moda y Harry Potter tiene parte de culpa.

¿Cómo es posible que las manos sean más rápidas que el ojo humano?

Porque conseguimos que las manos hagan que el ojo humano mire a otro sitio.

¡Abracadabra! ¿su palabra favorita?

‘Asaninaunikinafa’. Esa es mi palabra mágica. Llevo años diciéndola. Y no se él porqué. Me sale espontánea.

 Houdini, el gran maestro del escapismo. ¿De qué escapa usted?

De la rutina y el aburrimiento.

Usted ha dicho: «Lo importante no es saber mil trucos, sino ser original».

Hay dos cosas que hacen que un artista triunfe. Una es ser el mejor, algo que hoy en día es muy complicado, y otra, ser diferente. Hay que trabajar para ser el mejor, pero si eres diferente, tienes ya mucho ganado.

Ha creado ‘efectos de magia’ para espectáculos del Mago Pop (Antonio Díaz) y para el mago Jorge Blas. ¿No es como dejar un hijo al cuidado de los tíos?

Confío en ellos porque ellos han confiado en mi. He creado unas herramientas mágicas para que el Mago Pop sorprenda en su espectáculo en la Gran Vía. Lucho para que algún día pueda estar en un gran teatro. Si él puede mostrar una parte mía a miles de personas, eso me hace feliz.

A-sombras, es el espectáculo que más alegrías les ha dado. Le reconozco que el título ya es mágico.

Para mi es una de las cosas más originales que he hecho. Lo he creado desde cero, y gusta mucho, a magos y profanos en la materia.

Podíamos hablar de sus giras o de los festivales que organiza en la cárcel, en Cuéllar y El Espinar... Pero, por favor, no me resisto a preguntarle por ‘La Máquina’.

Es una antigua caravana que ha sido transformada en una máquina steampunk de la revolución industrial gracias a los escenógrafos del programa Cuarto Milenio. La gente flipará. Y no es un farol.

Hagamos desaparecer esta charla con una frase mágica.

«¡Cómo se porta la vida, cuando vales lo que tienes!». Lo cantaban ‘Los Suaves’, en su tema ‘Dolores se llamaba Lola’. Luego lo cantó Rosendo.

Si la magia es el arte de lo imposible, ¿seguirá buscando imposible?

En la vida hay que ponerse metas y alcanzarlas. Si las pones lejos, tendrás que trabajar más duro, pero llegarás. Mi vida es intentar lo imposible, pero, eso sí, divirtiéndome en el camino.