Los agentes detectaron días antes el uso de estas sustancias ya que se encontraban impregnados en suelo y troncos de los árboles cercanos a los puestos de caza utilizados. Tras la identificación de los cazadores, que realizaban esperas nocturnas autorizadas al jabalí, decomisaron dos rifles de gran potencia y varias sustancias que habían sido utilizadas como atrayentes.La utilización de estos elementos es una práctica ilícita que puede dar lugar a sanciones administrativas, según la Ley de Caza de Castilla y León.