Una tradición de origen medieval que se festeja cada 23 de agosto cuando seis Diablillos aparecen por la calle de San Bartolomé, al ser liberados. Es la tercera fiesta de la provincia que recibe este reconocimiento impulsado por el Instituto de la Cultura Tradicional Manuel González Herrero, tras la Fiesta de los Cirios en Santa María y la de la Octava del Corpus en Fuentepelayo