La sonrisa del diablillo

D. A.
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El autor de la escultura cede futuros beneficios de 'merchandising' a obras de patrimonio y un empresario paga los gastos, pero en el juzgado hay una petición de suspensión cautelar de su colocación por considerarla un ataque al sentimiento religioso

Primer plano de la escultura del diablillo

El empresario José Luis Herrero se ofreció a arreglar la escultura de la Virgen del Acueducto y, dado que para eso ya surgió la opción de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, va a terminar costeando la del diablillo. Sí, esa escultura que muy pocos habían visto antes de que el Ayuntamiento presentara sus primeras imágenes este jueves, aunque la polémica le acompaña desde que se anunció la iniciativa el 24 de octubre. Ha crecido a costa de multiplicarse en distintas derivadas de sospecha y especulación, a la vez que se recogían más de 5.000 firmas virtuales en contra (a través de la plataforma Change.org) y más de 1.500 en papel.

Polémica que se ha generado por considerar que con esta escultura se fomenta el «culto a Satán» y ataca el sentimiento religioso, aunque la intención sea evocar la leyenda del Acueducto y atraer visitantes a la entrada al casco histórico por la calle San Juan para diversificar el flujo turístico. Polémica por comerciantes de la calle Real que temen perder clientes potenciales, independientemente de que en ese caso pudiera haber beneficiarios en San Juan o San Agustín. Polémica porque hay quienes pensaban que la escultura se llamaría Segodevs, que suena a Dios de Segovia, cuando «ese sólo es el nombre que le puso Abella y con el que se ha identificado su obra durante la tramitación administrativa, porque no se va a llamar de ninguna forma», asegura la concejala de Patrimonio Histórico, Claudia de Santos. «Nunca se ha pensado poner en la placa otra cosa que ‘Aqvaedvcti Artifex’ (artífice o constructor del Acueducto), porque igual que ha pasado con otras esculturas de la ciudad, al final serán los ciudadanos los que acaben poniéndole nombre o mote». 

Polémica hubo también al extenderse el falso rumor de que se quitaría la escultura de la Virgen de su hornacina en San Juan por poner el diablillo, que estará más abajo, en el pretil o murete. Y porque hay quienes no se creían que hubiera un patrocinador real que cubre al Ayuntamiento el 100% de los costes de fundición de la escultura (algo más de 8.000 euros), a la vez que su creador, José Antonio Abella, cede esos derechos para colocarla y retiene los de propiedad intelectual, pero sólo para preservar su estética. De hecho, si en el futuro se hiciera merchandising, en la documentación del expediente de cesión, con fecha del 6 de noviembre de 2018, se recoge que el autor cede «los derechos derivados de la reproducción de dicha obra (reproducciones a escala, impresión en objetos decorativos de recuerdo, etc.)». Además, «el producto económico de dicha comercialización deberá ser destinado a obras de mejora y mantenimiento del patrimonio artístico de Segovia».

Fotomontaje difundido por el Ayuntamiento sobre cómo quedará según se prevé colocar en la calle San JuanFotomontaje difundido por el Ayuntamiento sobre cómo quedará según se prevé colocar en la calle San JuanHerrero, desde luego, no esperaba semejante notoriedad. «Yo sólo me dedico al mundo de la restauración y cuando salió por prensa en mayo lo de la Virgen del Acueducto me ofrecí a arreglarla». Suministra cales y morteros «de calidad», de ahí que vaya sobrado de experiencia en este sector por haber contribuido a restaurar emblemáticos monumentos de todo el país: desde la Alhambra de Granada hasta la Cibeles o Neptuno en Madrid, la Casa de las Conchas de Salamanca, la Giralda de Sevilla, los palacios de Riofrío y San Ildefonso... Tampoco es la primera vez que colabora con el Ayuntamiento de Segovia, ya que en 2012 patrocinó (con un coste de 12.000 euros) la recuperación de una fachada con esgrafiado en la plaza de San Martín, la del Narizotas.

«De Santos me dijo que le faltaba patrocinador para la escultura del diablo, y como yo ya llevaba idea de aportar, porque gracias a Dios puedo hacerlo, vi bocetos, me pareció buena idea y acepté la propuesta, aunque luego ya ves la que se ha montado», lamenta Herrero.

Tanto el autor de la obra como el patrocinador «lo han pasado mal» estos meses, según relataba De Santos el jueves. «Los cargos públicos tenemos espaldas de dromedario, pero es absolutamente injusto que dos personas, desde la mayor generosidad, desde la mayor inocencia y normalidad, sean objeto de este escarnio», sentenció.

Entretanto, en la Junta de Gobierno Local del jueves se dio cuenta del convenio de patrocinio y también de una solicitud de suspensión cautelar, presentada en el Juzgado de lo Contencioso Administrativo, contra el acuerdo por el que se aceptó la cesión del derecho para la fundición de la escultura. Si el juez aceptara el recurso no podría ponerse, aunque se confía en tener vía libre para hacerlo en cuanto acaben las obras de la calle San Juan.

 

LA ESCULTURA, 'AL DESNUDO'. El diablillo no llega a un metro, pero el conjunto, de bronce y granito, mide 1,70 en total. Tal y como avanzó El Día en su edición del 26 de octubre, en una mano lleva unas tenazas que sostienen un sillar que evoca el que dice la leyenda que no llegó a poner en el Acueducto; y en la otra, un móvil con el que simula hacerse un selfie. En la parte más visible del teléfono lleva la inscripción 'I love Segovia', pero con un corazón en lugar de 'love'. La idea es atraer visitantes que se hagan ese selfie con él y acaben entrando al casco histórico por San Agustín para diversificar el flujo turístico de la calle Real. En las imágenes difundidas por el Ayuntamiento se recrea cómo prevé colocarse, y en redes sociales ya está dando que hablar también por lo que muestra con su desnudo integral.