Preocupación por el avance de la peste porcina africana

D. A.
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El porcino segoviano factura casi 300 millones al año y más del 30% son por ventas en un mercado exterior que se cerraría si llega la PPA · «Sería una catástrofe de incalculables dimensiones», advierten desde UCCL

El sector porcino segoviano vive con inquietud el avance de la peste porcina africana (PPA), absolutamente inofensiva para el ser humano, pero muy contagiosa entre cerdos y jabalíes de cualquier edad. Sin vacuna ni tratamiento, con una tasa de mortalidad que ronda el 100% y, por todo ello, capaz de arrasar explotaciones en pocas semanas (un animal enfermo suele morir en ocho o diez días).

El virus se está extendiendo prácticamente como una mancha de aceite desde que se confirmó su presencia en 2007 en varios países del Cáucaso, entre Europa del Este yAsia Occidental. Entró en la Federación Rusa y se diseminó hacia Ucrania, Bielorrusia y Moldavia. Dentro de la UE, en 2014 se detectó en jabalíes y explotaciones de cerdo doméstico de Lituania, Letonia, Estonia y Polonia. En 2017, en jabalíes de la República Checa y porcino doméstico en Rumanía. La pasada primavera llegó a Hungría, Bulgaria declaró su primer foco en una explotación de cerdo doméstico el 31 de agosto y el 13 de septiembre le tocó a Bélgica, esta vez por jabalíes muertos a escasos diez kilómetros de Francia. También sigue extendiéndose por Asia, en China desde agosto y en Japón desde el 9 de septiembre.

España sufrió la PPA por primera vez en 1960, tres años después de que cerdos de una granja próxima al aeropuerto de Lisboa comieran restos contaminados de un catering servido en un vuelo procedente de Angola. Se propagó por toda la península, incluida Segovia, y aunque los territorios más castigados se localizaron en Extremadura,Andalucía y el oeste de Castilla yLeón, la Organización Mundial de Sanidad Animal bloqueó las exportaciones de porcino de toda España y la UE no levantó la prohibición por completo hasta noviembre de 1995. ¿Cómo se encajaría algo semejante hoy en día, cuando las exportaciones representan más del 30% del sector?

Sólo en Segovia hay casi 800 explotaciones de porcino y el sector ronda los 300 millones de facturación anual, según datos oficiales. Es la tercera provincia en producción a nivel nacional, la primera en lechones, y abarca un tercio del volumen de negocio de este sector en Castilla y León, que en total mantiene 15.000 empleos directos. Cifras que dan idea del impacto económico que tendría la PPA en una provincia que además no va sobrada de otras industrias que permitan diversificar su economía y los riesgos.

La UE ya prohibió en junio el movimiento de jabalíes silvestres en Europa, aunque «estos animales no entienden de fronteras», señala el responsable de porcino de UCCL en Segovia, José LuisMuñoz, que cree que «debería prohibirse tajantemente la importación de cualquier especie porcina». «El sector está viviendo todo esto con máxima preocupación, estamos acongojados. Si llegara la PPA sería una catástrofe de incalculables dimensiones porque habría que sacrificar explotaciones enteras, nos cerrarían las fronteras y ya tenemos esa experiencia de años atrás, fue una catástrofe».

Cierto es, por otro lado, que nada tiene que ver el modelo de explotación del siglo pasado con el actual. «Entonces los cerdos corrían por los pueblos, estaban en los corrales y en las casas, no había conciencia ni rigor, y hoy hablamos de una industria mucho más controlada», valora.

La Consejería de Agricultura y Ganadería presentó en 2017 un informe sobre inspecciones realizadas a 3.955 explotaciones de la Comunidad, más del 80% de las que hay, y concluyó que el 78% tiene un nivel alto o muy alto de bioseguridad. El 18% se quedó en un nivel medio, por lo que sólo un 4% se quedó por debajo, pero basta con que una baje la guardia, o ni siquiera eso. 

«Debemos poner todas las medidas de bioseguridad sobre la mesa, aplicarlas y que Dios nos pille confesados», resume el responsable provincial de porcino de UCCL. «Desde lavarse las manos a no entrar en las granjas sin la ropa adecuada, evitar también la entrada de animales de fuera, reducir también la de gente ajena a la granja... Llevamos muchos años haciendo las cosas muy bien, tenemos granjas muy bien preparadas y en ese sentido debemos tener tranquilidad», prosigue Muñoz. «Pero luego también las administraciones deben poner más de su parte», recalca, y su organización ha solicitado que también se prohíba la importación de lechones. «Y hay que tener en cuenta que la PPA puede llegar también por alimentos de países contaminados», añade.

¿CON LA PESTE EN LA MALETA? Miguel Ángel Higuera, segoviano de Cantimpalos, dirige la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino (Anprogapor) y tampoco oculta su inquietud por el «alto riesgo» de contagio de la PPA; sobre todo, por esa relativa facilidad por la que podría entrar el virus sin pasar por los canales ordinarios de distribución. «Es una enfermedad que no afecta para nada al ser humano, pero el humano puede ser uno de los que desencadene el contagio por actuaciones negligentes, y eso es lo que más nos preocupa», señala. 

«Yo creo que nos podemos librar si realmente todos trabajamos en la misma línea, pero sí que es cierto que tenemos una parte muy importante de riesgo de entrada de la enfermedad a través de productos cárnicos que no siguen el proceso de venta de salir de un establecimiento oficial para entrar en otro oficial», explica Higuera. «Por el conducto reglado, las autoridades saben los animales que van a venir y su origen antes de que entren en un camión, con lo cual hacer los chequeos analíticos es fácil», cuestión de tiempo y dinero. Sin embargo, recuerda por ejemplo que las matanzas domiciliarias pueden hacerse con autorización, pero para consumo familiar, «no para transporte y menos para comercialización», aunque en la práctica el riesgo está ahí. Y en este contexto, «si un producto es adquirido en un país con PPA y no ha pasado los controles veterinarios correspondientes porque no es un producto certificado en matadero, sino hecho más o menos en casa, y tenemos el problema de que ese animal con el que se ha producido tiene la peste, pues ese salami, ese chorizo, esa salchicha o lo que sea puede estar transportando el virus hasta España», señala.«¿Y cómo conciencias a toda la ciudadanía de ese riesgo? Una sola salchicha puede contagiar un país», insiste el director de Anprogapor. Y en esos casos subraya que no es el sector el que debe extremar las medidas de precaución, sino las autoridades, «para controlar todo lo posible que no se produzca la entrada de productos no autorizados».

Precisamente este jueves se reunían representantes de Anprogapor con el ministro de Agricultura, Luis Planas, quien les aseguró que «ya se están implantando todas las medidas necesarias para mantener a España al margen de los focos detectados en otros países de la UE». 

Higuera, en cualquier caso, tampoco deja de demandar «máxima bioseguridad en todas las granjas, ahora más que nunca», ante el «grave impacto» que tendría una declaración de PPA enEspaña, y en Segovia especialmente. «Ya sabemos el peso de la ganadería en nuestra provincia, que además tiene poca industria, por lo que la cantidad de empleo indirecto que depende de este sector es enorme». «No sólo hablamos de ganaderos, sino de todo lo que gira en torno a las materias primas, los piensos, transportistas, gasolineras, electricidad, fontanería... Todo se vería gravemente afectado». Y además «no hay que olvidar que no hace falta que se detecte un foco en Segovia, sino en cualquier parte de España, para que países como China cierren sus puertas a todo el mercado nacional». Dentro de la UE sí se acepta la llamada regionalización, que conlleva acotar la zona afectada de un país para aplicar un bloqueo parcial, pero no es el caso del gigante asiático, entre otros.

ALARMA Y PRECEDENTES. El Grupo Copese, referente del porcino segoviano, no presenta riesgos por importación de otros países porque sólo maneja producción propia y de granjas de integración de Valladolid y Ávila, aparte de Segovia.Y su director general, José Muñoz, considera que «la preocupación actual no es mayor que la de hace cuatro o cinco años», dado que ya por entonces entraba el virus por Europa del Este, aunque ahora esa preocupación cree que «se ha intensificado en los medios por la aparición del caso de Bélgica». Otros sí se han alarmado más tras este último brote y recuerdan el de peste porcina clásica que acabó con casi un millón de cerdos en España en 1998. EnSegovia se sacrificaron más de 50.000 y entre ellos, los 200 que tenía entonces PedroMatarranz, actual secretario provincial y responsable nacional de porcino de UPA.«Fue un palo importante, vaciamos la granja y nos tocó empezar de cero», relata. «Tardamos como un año y medio en recuperarnos, aunque es verdad que recibimos ayudas públicas». Sólo en ese aspecto, la factura del Estado ya superó los 120 millones de euros. «Si ahora llegara la africana, ni te cuento lo que supondría», lamenta.

Carlos Piñeiro, director de la empresa Pigchamp, especializada en la gestión de datos, análisis y mejora de la productividad e investigación aplicada en porcicultura, era veterinario en Proinserga cuando sucedió aquello. «Nos tocó en varias granjas, fue una tragedia, aunque al menos sirvió para elevar las medidas de seguridad en el sector». 

Mirando ya al presente y el futuro más inmediato, Piñeiro demanda al sector «bioseguridad y profesionalidad». «Lo que sirvió entonces puede valer ahora: aprendamos de aquello, apliquemos las medidas que sabemos que hay que tomar y que se suelen tomar, pero con más cariño si cabe». Aunque la variante africana es más agresiva, aparte de que carece de vacuna, a diferencia de la clásica.

Entretanto, más allá de la lógica preocupación, lo cierto es que el sector no está notando ningún impacto económico «de momento». «Ahora los precios están bajando algo, pero es habitual después del verano», matiza el presidente de la lonja de Segovia, Carlos González. «Podría empezar a notarse en un par de meses», ¿pero con qué tendencia? «China ya está empezando a sacrificar cerdos e importar más y si España no sufriera brotes podría beneficiarse en el corto plazo, aunque a la larga estas cosas nunca benefician a nadie». El tiempo dirá pero, hasta entonces, máxima preocupación y con las granjas blindadas en lo posible.