Con la misma moneda. China responderá a los aranceles comerciales estadounidenses que entraron en vigor ayer con unas medidas de similar cuantía, por valor de 34.000 millones de dólares, en un contraataque inmediato que cerró la primera jornada de la guerra comercial entre las dos mayores potencias económicas mundiales.

A las 00,00 horas de Washington (12,00 horas del mediodía en Pekín) se hicieron efectivas las amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, y se activaron las tasas del 25 por ciento a los bienes importados del país asiático, principalmente del sector tecnológico e industrial. Comenzaba así oficialmente lo que China ha calificado como «la mayor guerra comercial de la Historia» entre las dos principales potencias económicas del mundo pero, tal y como había avanzado Pekín, sin que fuera ella la que «disparara la primera bala».

La respuesta china no se hizo esperar, aunque inicialmente carecía de la contundencia y claridad que se preveía, y pocos minutos después del mediodía el Ministerio de Comercio asiático publicó un comunicado algo confuso en el que afirmaba que el país «se vería forzado a realizar los contraataques necesarios». Tres horas después, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lu Kang, confirmó que «después de que EEUU activara sus aranceles, las medidas de China en respuesta a la iniciativa ya eran una realidad también».