Mapa de los 'espacios del miedo' de Segovia

Nacho Sáez
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Las segovianas señalan calles, plazas, parques y otros espacios de la ciudad por los que evitan transitar debido a su mala iluminación o porque son poco concurridos.

Parque del Cementerio.

Valladolid ha incorporado a su Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) un mapa de los denominados ‘espacios del miedo’. O lo que es lo mismo, las calles, plazas, parques y otros espacios de la ciudad que las vallisoletanas evitan por temor a sufrir un asalto. La elaboración de este plano cumple lo dictado en el Plan de Igualdad de 2008 de la capital vallisoletana, que recogía el compromiso de llevar a cabo estrategias específicas para mejorar la seguridad de los habitantes y en especial de las mujeres. Segovia no ha planteado de momento desarrollar una actuación similar, pero cada vez en más ciudades españolas la alusión a ‘espacios del miedo’ comienza a ser común. Gijón, Logroño, León, Murcia, Cartagena o Lorca también han puesto en marcha iniciativas en este sentido, y El Día de Segovia ha querido seguir esta línea a través de la recopilación de testimonios y opiniones de mujeres segovianas para elaborar un mapa de ‘riesgos de género’ en nuestra ciudad. 

El asesinato en Huelva de la joven zamorana Laura Luelmo ha vuelto a encender las alarmas sobre la violencia machista que se produce en las calles. El Ayuntamiento de Segovia habilitó el pasado mes de octubre las ‘paradas antiacoso’, que permiten a las usuarias de los autobuses urbanos ‘búho’ pedir al conductor que las deje en cualquier punto del itinerario aunque no haya una parada fijada, para quedarse a menos distancia de su casa. Una medida que ha sido bien recibida para paliar ese sentimiento de miedo «cuando vas por la calle pendiente de si te sigue alguien», del que la concejala de Centrados, Esther Bermejo, alertó en el pleno municipal en el que se dio luz verde por unanimidad a las ‘paradas antiacoso’. Ahora, a petición de El Día, la edil de la formación ‘magenta’ revela cuáles son sus ‘espacios del miedo’.

Señala siete: las calles Larga, El Rancho, Blanca de Silos, las escaleras de la calle El Carmen, el Paseo del Salón, varias zonas de San José –no especifica cuáles– y la zona de ‘La Riojana’ de la Carretera de Villacastín. Por su parte, Brigada Violeta –un colectivo de mujeres entre los 15 y los 32 años que trabaja en Segovia desde la pedagogía y la «lucha activa» para defender el feminismo y combatir agresiones y comportamientos machistas– apunta que «en el casco histórico hay un montón de esquinas y puntos sin luz». «A mí la calle Gutiérrez Mellado, que está cerca de mi casa, me da miedo hasta de día», remarca una de sus integrantes.

Aunque Segovia está considerada una ciudad segura –así lo corroboran las estadísticas del Ministerio del Interior–, no faltan las situaciones de acoso a mujeres en la calle. Ángela, que es alumna del instituto Giner de los Ríos, cuenta que en la plaza de Somorrostro ha vivido dos episodios de este tipo por la noche: «Una vez un chaval se me quedó mirando y gritando cuando yo iba sola, y otra vez nos siguieron unos cuantos a una amiga y a mí». Aunque ahora no vive en Segovia, advierte también de «la zona del Cristo del Mercado que sube hacia la estación vieja de trenes, dirección Carretera de Villacastín» y «del tramo de Vía Roma que va desde el Acueducto hasta el centro de salud». Respecto de este último señala que «por la noche se suele quedar bastante vacío y oscuro y da un poco mal rollo pasar».

La falta de iluminación es el principal motivo que esgrimen las mujeres consultadas para evitar transitar por determinados lugares de Segovia en momentos puntuales del día. «A nivel de parques, el del Cementerio es el peor sin duda», asevera Celia del Real. Esta estudiante universitaria no vuelve a su casa andando desde que «una vez un coche subió y bajó varias veces la cuesta que hay cerca y se puso a disimular la velocidad a mi altura». En otra ocasión se sintió en peligro «porque me estaba viendo desprotegida con un chico en el Parque del Cementerio y estaba todo a oscuras y no había nadie». Sin embargo, suele ser prudente y tiene claras las zonas por donde no ir: «Las que más miedo me dan son las callejuelas pequeñas: las calles secundarias de la Judería, en las que vas sola y no te cruzas con nadie; las callejuelas de San Millán por el mismo motivo; la zona de la curva hacia la IE Universidad, la ronda... Si te pasa algo, no te ven casi ni de día», argumenta.

Cuando cae el sol, uno de los colectivos más vulnerables es el de las corredoras que entrenan por la calle. Aunque afirma que «la verdad es que no he tenido ninguna experiencia desagradable como tal, salvo algún comentario o alguna que otra mirada incómoda», la atleta Idaira Prieto toma sus precauciones. «De noche por donde menos me gusta andar es por la zona de la Pirámide de San Millán», indica, al tiempo que reconoce que «de vuelta a casa paso por la Alamedilla del Conejo (Vía Roma) y tampoco me inspira confianza, si es una hora a la que ya ha anochecido».

Mientras, Beatriz Martín, que es música, tuvo que pedir en una ocasión a una amiga que le dejara dormir en su casa porque en la calle de Las Conchas –una de las perpendiculares a José Zorrilla– había un exhibicionista. «Otro día, en esa misma calle, un tío me pidió la hora, se la di y me agarró como para darme un beso. Pero me zafé», relata. Para minimizar el riesgo de sufrir situaciones así, la asociación de Radio Taxi de Segovia destaca que sus profesionales aguardan a que las clientas entren en su portal antes de abandonar el lugar, si se lo solicitan. «No tenemos ningún problema ni en acompañarlas hasta la puerta. También si se trata de niños», comenta el presidente de los taxistas segovianos, César Arranz, que explica además que la seguridad está garantizada gracias a una aplicación que utilizan todos los asociados de Radio Taxi y que indica desde el inicio hasta el final del trayecto dónde se encuentra el vehículo en cada momento.

«En Segovia ya no hay puntos tan conflictivos como en su momento fue el Tejerín», resalta el propio Arranz. Sin embargo, los Zuloagas, la calle Gascos, los Jardines de Villángela, los entornos de la iglesias de San Nicolás y de San Justo o el Velódromo también figuran en el ‘mapa de espacios del miedo’ que dibujan las segovianas.