El Tintín 'underground'

Antonio Montserrat
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Autsaider Cómics presenta la segunda edición de las andanzas del personaje más disruptivo de la novela gráfica franco-belga

La publicación Cowboy Henk se alzó en 2014 con el Premio del Patrimonio en el Festival de Angulema coincidiendo, con gran fortuna para sus editores en España, con la aparición en castellano por primera vez de sus historietas. 

Y es que Cowboy Henk era por entonces otro de los títulos inexplicablemente inéditos en este país, si exceptuamos unas pocas tiras que vieron la luz en el mítico El Víbora a finales de los años 80.

Este presunto vaquero (presunto en el sentido de su mutante personalidad, ya que lo mismo hace de cowboy que de peluquero, de periodista, artista o, incluso, de torero, que en ocasiones es gay, otras hetero, héroe o villano…) creado por Kamagurka y Herr Seele es toda una institución en su Bélgica natal. Además de sus miles de páginas publicadas, contó con su serie de televisión de imagen real, serial radiofónico, hay sellos con su efigie y varias esculturas del personaje ocupan espacios públicos en su país de origen. De una de ellas, la fitoescultura gigante ubicada en Kortijk, Herr Seele comenta quitándole importancia: «En realidad la escultura iba a ser un homenaje a Lucky Luke, no en balde Kortijk es la ciudad natal de Morris, su creador, pero no conseguían representar la figura correctamente, y un busto de Cowboy Henk era mucho más sencillo de hacer, jajaja».

El reconocimiento y la penetración social que tuvo este personaje de ficción en su tierra es impresionante, más allá de la importancia que tienen los cómics en la cultura belga, el hecho de que sus historietas se publicaran en Humo, una revista de programación televisiva de difusión masiva, hizo que este personaje se colara semanalmente en todos los hogares durante más de dos décadas. 

Se pueden encontrar murales protagonizados por Cowboy Henk en colegios y residencias de ancianos, incluso, la propia cárcel de Brujas cuenta con frescos del polifacético vaquero, demostrando la apertura de mente de las instituciones locales, ya que el protagonista de Kamagurka y Seele está lejos de ser un cómic para todos los públicos, al menos en nuestros parámetros socio culturales. 

Cowboy Henk siempre sorprende, no deja a nadie indiferente, sus autores se declaran admiradores de Luis Buñuel, de Max Ernst, de David Lynch y los Monty Python, quien pueda imaginar el cocktail resultante verá que el desconcierto y la carcajada están servidas. 

Situaciones imposibles que se hacen pasar por cotidianas y otras más cotidianas en las que se evidencia el absurdo de determinados rituales sociales acostumbran a ser el escenario y punto de partida de sus historietas,

Del mismo modo, las reacciones de Cowboy Henk van desde la inocencia y la lógica aplastante de un niño pequeño no socializado hasta las elucubraciones más extrañas de una mente enferma, pasando por el dadaísmo puro, donde la lógica está totalmente ausente y puede sorprender con hallazgos insospechados o dejarnos ojipláticos sin saber a qué carta quedarnos. Como dijo Umberto Eco refiriéndose a esta publicación: «Cowboy Henk no siempre es bueno, pero cuando es bueno, es muy bueno».