«Se puede ser campeona sin atajos»

SPC
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Con un nuevo título mundial bajo el brazo, la berciana se siente orgullosa de haber demostrado que tras 20 años de esfuerzo y pasión se puede conseguir cualquier meta, a pesar de todos los contratiempos

La satisfacción y el orgullo de la levantadora berciana Lydia Valentín trasciende lo deportivo.

Las medallas en Europeos, Mundiales y Juegos Olímpicos pesan en su palmarés, pero, entre lo intangible, rescata otra cosa: «Las nuevas generaciones saben que se puede ser campeona de Europa, campeona olímpica o campeona mundial de manera normal, sin atajos».

«Hace 10 u ocho años, para la halterofilia española era inviable, pero ahora saben que, con mucho trabajo y con dedicación, se puede. A mí solo me ha costado 20 años», bromea tras haber logrado otro título mundial.

Campeona del mundo, por segunda vez. Es imparable.

Estoy muy contenta de volver a ser campeona, con todo lo que conlleva y con lo difícil que es. Para este Mundial, la preparación había sido buena, pero 20 días antes tuve una molestia en el hombro. He llegado un poquito tocada, pero finalmente se dio todo según lo previsto. Conseguí tres medallas, he vuelto a ser campeona del mundo y por eso estoy supercontenta, superfeliz.

Si ya fue complicado ser campeona del mundo el año pasado, esta vez, a un año y medio de los Juegos Olímpicos y con tanta participación, todavía más. Estoy como flotando todavía.

¿Qué le sucedió realmente?

Veinte días antes me dicen que tengo una rotura en el músculo. Cuando eso pasa, necesitas descanso y tiempo... Y no tenía ni tiempo ni descanso. Fuimos midiendo los entrenamientos, sin forzar, porque ya teníamos la preparación hecha y faltaba solo la puesta a punto, aunque lo más cómodo hubiera sido recuperarme bien. Algo dentro de mí me decía que tenía que competir porque quería ver las nuevas categorías y al final llegué.

¿Lo hubiera hecho si no se tratara de un Mundial?

Posiblemente no. De hecho, mucha gente me preguntó: ‘¿Por qué vas si ya eres campeona del mundo?’. He estado entrenando durante mucho tiempo, fueron muchas horas, muchos meses. Pensé: ‘¿Qué hago con todo ese trabajo?’ Al final, llegamos y estoy más contenta si cabe.