Podemos deja solo al Gobierno

SPC
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La mayoría que permitió al PSOE desalojar a Rajoy de la Moncloa se resquebraja por primera vez ante la frustración del Ejecutivo, que asegura envidiar la unidad de las fuerzas de la derecha

Después de siete meses en el poder, el Gobierno de Pedro Sánchez sufrió ayer su primer revés en el Congreso, al no conseguir el respaldo suficiente para que su real decreto ley sobre vivienda pasase el trámite en la Cámara, activando así las alarmas sobre la fortaleza de la alianza de las fuerzas políticas de izquierda. Y es que los votos en contra de Podemos y ERC, socios de los socialistas en la moción de censura que permitió desalojar de Moncloa a Mariano Rajoy, fueron claves para que la normativa fuese derogada por una amplia mayoría de 243 noes por 103 síes. 

De esta manera, la ajustada mayoría que sostiene al Gabinete dio en el Pleno una muestra de buena salud, y al mismo tiempo -y ésta es la paradoja-, un indicio de preocupación.  Porque a la vez que se convalidaron siete decretos leyes, algunos de ellos esenciales en el modelo económico que esgrime el Gobierno para revertir la época del PP, como la revalorización de todas las jubilaciones un 1,6 por ciento y las mínimas un 3 por ciento; el aumento del 1,25 por ciento de la base mínima de los autónomos; y la subida del 2,25 por ciento del salario de los empleados públicos,  se tumbó uno también crucial en la agenda de Sánchez.

De hecho, bastó ese no a la normativa sobre vivienda, que entre otras cosas regular el mercado del alquiler, para que se enciendan las alarmas en los despachos de las direcciones del PSOE y de Podemos, que considera que los socialistas no han respetado lo pactado cuando ambas fuerzas acordaron el proyecto de Presupuestos. Según los morados, el equipo de Sánchez se comprometió a limitar por ley los precios del alquiler que ellos entienden que es desmedido según qué situaciones y en ciudades como Madrid y Barcelona. Sin embargo, este aspecto no aparece recogido en el real decreto ley, por lo que Podemos decidió negar su apoyo al Ejecutivo, avisando, además, de que tampoco respaldarán los Presupuestos si no se acomete esa reforma.

Su oposición se unía a las de Ciudadanos, PP o ERC -partido que se mostró molesto porque el Ejecutivo ni siquiera les ha llamado para negociar su posible apoyo- y ensanchaba la horquilla de los noes hasta condenar el proyecto a la derogación. Es el cuarto real decreto ley que se rechaza desde 1979.

Mala Imagen. La noticia sentó mal al Gobierno, cuyas fuentes lamentaron la negativa de los morados por la «mala imagen» que transmitía el arco parlamentario de la izquierda en un contexto más que sensible por el avance de la derecha, como demostró el cambio de color en Andalucía. Para los socialistas resulta frustrante -dicen- ver cómo en aquella comunidad la derecha es capaz de «tragar carros y carretas pactando incluso por Vox», mientras que en la izquierda un acuerdo puede saltar por los aires en cualquier momento «por un pelo de gamba».

Las negociaciones entre PSOE y Podemos continuarán en cualquier caso, tal y como destacó la portavoz socialista, Adriana Lastra, para quien una de las opciones que no conviene descartar es precisamente la presentación de una nueva normativa, esta vez con la bendición previa del partido de Pablo Iglesias.

Con todo, tanto el Gobierno como los morados recalcaron que estas desavenencias sobre el alquiler no tienen por qué interferir en las conversaciones sobre el proyecto presupuestario.

Precisamente el trámite parlamentario de las Cuentas será la prueba del algodón para las fuerzas de la mayoría de la moción, que desde las elecciones andaluzas miran de reojo las posibles coincidencias entre PP y Ciudadanos. Pero tampoco estos partidos coinciden en cada votación, como señalaron fuentes populares.