La imagen, que no tiene advocación, fue donada por un fabricante de moneda en 1520 y desde entonces preside desde lo alto la Plaza del Azoguejo segoviano. El incidente de ayer ha llevado al consistorio a estudiar si es posible su restauración para después cederla al Museo de Segovia y ocupar la hornacina con una réplica exacta. De esta forma se evitaría que aumente el ya avanzado deterioro la estatua, realizada en piedra caliza y muy sensible a la intemperie.