"El atletismo español es más universal que en mi época"

Nacho Sáez
-

Cuando se cumplen 25 años de su retirada, Antonio Prieto repasa su carrera, su vida posterior y el presente y futuro de nuestro atletismo. «Está llegando gente joven muy buena», dice.

En la memoria de los aficionados españoles al deporte nunca se borrarán los nombres de Jesús  Rollán, ‘Chava’ Jiménez y Yago Lamela, tres estrellas en sus respectivas disciplinas que no sobrevivieron al momento de tener que dejar la competición de alto nivel. «Yo tuve bastante suerte», reconoce Antonio Prieto, que estos días cumple 25 años desde que anunció su retirada. Ahora, empresas privadas e instituciones públicas impulsan programas para facilitar la incorporación al mundo laboral de deportistas de élite, pero cuando el exatleta segoviano colgó las zapatillas era responsabilidad estrictamente de cada uno encauzar la nueva vida que comenzaba.

Él era licenciado en Educación Física y encontró rápido su lugar. «Recibí la revista que se editaba para licenciados en Educación Física y vi que el Consejo Superior de Deportes sacaba una plaza de técnico. Me presenté junto a otros 28 candidatos y me eligieron a mí. Seguro que influyó mi trayectoria deportiva», cuenta desde ese puesto en el CSD que hoy, 25 años después, continúa desempeñando. «Ya no tenía motivación, estaba cansado», dice, para continuar compitiendo». Y se puso a mirar al futuro. Se presentó a oposiciones de profesor de instituto antes de entrar en el CSD, demostración de una madurez que ya había exhibido durante el calvario de lesiones que vivió a mediados de los años ochenta.

Entre los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 y los de Seúl 1988 no pudo correr en pista por sus problemas físicos, pero regresó y volvió a ser campeón de España de cross y de 10.000 metros. «El deporte es muy bonito y la vida del deportista también. Sabes que es una etapa que se va a acabar, pero intentas que no lo haga porque las sensaciones, las emociones que vives en el deporte no te las da prácticamente nada en ningún otro ámbito de la vida. Lo hemos visto ahora con el futbolista Santi Cazorla. Ha luchado muchísimo para que la lesión que ha tenido no le afectase en su vida cotidiana, pero también para jugar de nuevo al fútbol», reflexiona Prieto, que es de los que cree que «las ganas de superarte y los buenos profesionales que hay en la medicina» son claves para el éxito en estos procesos de recuperación.

Otro claro ejemplo es Bruno Hortelano, bandera de la ilusionante generación de atletas españoles que presentó sus credenciales en el pasado Europeo al aire libre de Berlín. «Está llegando gente joven muy buena, como María Vicente», apunta Prieto, que resalta las diferencias entre el atletismo español actual y el de su época: «Nosotros nos centrábamos en las pruebas de marcha y en el fondo. Era un atletismo polarizado, ahora es más universal». El exfondista cree que «nos falta alguna figura rutilante a nivel mundial, porque aparte de Orlando Ortega parece que sólo los marchadores van a poder luchar por las medallas en los próximos Juegos Olímpicos de Tokio 2020».

Los niños de hoy tienen a su alcance clubes de atletismo donde elegir, buenas instalaciones y el mejor material, pero por contra «pueden practicar otros muchos deportes y están la televisión, los videojuegos, los teléfonos móviles», según subraya Prieto, que vivió los inicios del atletismo español moderno. «Mi época no era la de Mariano Haro, que tenía que entrenar por caminos. Mi vida era entrenar todo el día, por la mañana y por la tarde. Lo decía el triatleta Mario Mola en una entrevista que le leí recientemente: ‘Vivimos las 24 horas para el deporte’. Esa es la vida de un verdadero deportista», argumenta.

Las diferencias entre el atletismo de hoy y el suyo no son tantas, en su opinión. A pesar de que vio unas mallas por primera vez en Nueva York en 1984 –para entonces ya había sido campeón de España de cross en tres ocasiones, de 5.000 en dos y de 10.000 en otras cuatro– «la presión era similar». «El deportista tiene que saber convivir con la presión y el estrés. Siempre piensas que hay más expectativas y miradas puestas en ti de las que realmente existen. Te das cuenta cuando te retiras», afirma en otra de las reflexiones que deja durante la conversación con El Día de Segovia. Ni siquiera siente envidia de esas zapatillas con tecnología de última generación que diseñan actualmente las grandes marcas: «Ya había zapatillas buenas. Incluso las zapatillas de clavos me gustaban bastante más que las que hay ahora. Eran de piel y súper bonitas. Ahora son muy ligeras y tal, pero de material sintético. Aquellas zapatillas de Adidas eran fantásticas».

La propia Adidas y Nike libran una carrera para convertirse en quien elabore el calzado que ayude a bajar de las dos horas en la maratón. Una gesta histórica que Prieto cree que no llegará en los próximos cinco años «a pesar de que Kipchoge y Mo Farah son dos atletas perfectos».

Lejos de las grandes marcas pero en esa misma distancia de maratón, Javi Guerra está decidido a seguir luchando para lograr la medalla en una cita internacional que se le resiste. Prieto no se la llegó a colgar nunca. «Fui cuarto en el campeonato de Europa de Split de 1990 y quinto en dos Mundiales de cross. Es muy duro quedarte tan cerca, pero cuando te retiras y ves los resultados que has conseguido te enorgulleces. No están al alcance de cualquiera», indica este segoviano nacido en Hontoria que en sus inicios no quería practicar el atletismo.

Su maestro, don Quirico, insistió para que entrenara a pesar de que a él de niño lo que le gustaba era el fútbol. Al final dio su brazo a torcer y, cuando superó el rosario de lesiones después de los Juegos de Los Ángeles, escribió de su puño y letra un texto en  el que daba «las gracias a Dios por la felicidad que siento de estar bien, de disfrutar con el trote, con las series». «Cuando uno ha estado lesionado, nada tiene tanto valor, es el mejor triunfo», añadía. Su hija Idaira, en cambio, ha sido una apasionada del atletismo desde niña, pero ahora ha dado prioridad a sus estudios de Fisioterapia. «Dice que cuando acabe la carrera a lo mejor entrena más, pero el tiempo dirá», concluye esta leyenda del deporte segoviano que ya hace 25 años que colgó las zapatillas.