El Castillo de Cuéllar, cerca de recibir un reconocimiento

Cristina Sancho
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El Boletín Oficial de Castilla y León publica la orden que regulará la declaración como centros de enseñanza históricos de colegios e institutos singulares. También optan a ella en Segovia el Castillo de Coca y la Casa de los Picos.

La historia se puede aprender en los libros o en los lugares donde se desarrolló. Un buen ejemplo de ello es la utilización de diferentes edificios históricos que albergan en sus dependencias, por ejemplo, aulas de enseñanza. En la provincia de Segovia, existen al menos tres edificios, dos en la provincia: el IES Duque de Alburquerque, en Cuéllar y la Escuela de Capataces Forestales de Coca, ambos centros ubicados en sendos castillos; y uno en la capital, la Casa de los Picos que acoge la Escuela de Arte y Superior de Diseño. Conservar estos espacios educativos supone un esfuerzo mayor que cualquier otro edificio construido para ser destinado a la enseñanza como tal. Por este motivo, recientemente el pleno de las Cortes de Castilla y León ha aprobado una proposición no de ley para instar a la Junta a declarar este tipo de espacios como ‘Centros de Enseñanza Históricos de Castilla y León’.

Esta propuesta presentada por el grupo parlamentario del PP -que ya ha sido recogida en una orden en el Boletín Oficial de Castilla y León, plantea desarrollar actuaciones necesarias para la recuperación, mantenimiento y divulgación de estos espacios. Según se recoge en el Boletín Oficial de las Cortes, se plantearían acciones encaminadas a la promoción, difusión y puesta en valor de estos centros educativos, centradas en la recuperación y mantenimiento del patrimonio científico, cultural y educativo de los centros de enseñanzas históricos, así como de los edificios declarados Bien de Interés Cultural y los que cuenten con algún tipo de catalogación o protección urbanística. Hayan sido concebidos como edificios docentes en origen o no. Además consideran que se podrían aprovechar para implicar a los ciclos formativos de turismo haciendo prácticas en estos centros y de este modo difundir el patrimonio y colaborar en la creación de redes de animación socio-cultural. 

En Castilla y León existen al menos 18 edificios que cumplirían estas características. En la provincia de Segovia se encontrarían la ‘Casa de los Picos’ y el IES Duque de Alburquerque en Cuéllar. El Castillo de Coca, donde se encuentra la Escuela de Capataces Forestales, fue cedido por la Casa de Alba, propietarios de la fortaleza, al Ministerio de Agricultura en 1954 para que se instalaran estos estudios.

Estudiar en un castillo para los cuellaranos y los alumnos de los municipios cercanos es algo natural y habitual, pero por el contrario resulta toda una sorpresa para amigos y visitantes. Hay que reconocer que es atípico, no todo el mundo tiene la ocasión de estudiar en unas aulas que guardan siglos de historia, y en ocasiones no se valora lo suficiente. Este curso se cumplen 35 años de las dos primeras promociones de alumnos que finalizaron sus estudios de Formación Profesional en este instituto. El curso 1977-78 fue el primero en que se impartió la Formación Profesional de Primer Grado en las especialidades Administrativa y Electricidad-Electrónica. Después se fue adaptando a las distintas etapas educativas como BUP, Bachillerato y Educación Secundaria Obligatoria –estos dos últimos se imparten todavía en la actualidad–.

El Castillo fue cedido por el Duque de Alburquerque a la Consejería de Educación a principios de los años 70 del pasado siglo. El director del centro, Javier Luna, explica que todos los años realizan distintas obras de mantenimiento, pero dadas las características del edificio, estas son más costosas que en un centro normal. «Recibimos un poquito más de presupuesto que un centro habitual, pero es muy poco y no es suficiente», comenta. En los últimos años se han arreglado los techos, el tejado, las puertas, en 2010 se instaló un ascensor para solventar las barreras arquitectónicas, también se reforzaron las techumbres de artesonado y las vigas talladas… La parte superior del castillo es la zona noble del centro donde se encuentra la sala de profesores, los despachos de administración y de los profesores mayoritariamente. En la planta baja y primera planta, mientras, se encuentran las aulas. La fortaleza inicial contaba con un gran comedor, una sala de recepciones, salones, dormitorios y también había otras zonas nobles donde se ubicaban las cocinas, la bodega, la armería, la zona de servicio y las habitaciones.

El origen del edificio aparece documentado en 1306 y a lo largo de los siglos ha sufrido diferentes modificaciones para ser el cuartel general de Lord Wellington o refugio del general Hugo durante la Guerra de la Independencia. También ha recibido la visita de las tropas de Napoleón, acogió al literato José de Espronceda en su destierro en Cuéllar en 1833, y durante la dictadura franquista fue prisión política, cárcel común y sanatorio de tuberculosos. En 1931 fue declarado como Monumento Artístico Nacional.

En la actualidad además de ser un centro educativo, en el Torreón del Homenaje se encuentra el Archivo de la Fundación de la Casa Ducal de Alburquerque, el Torreón de la Memoria y las bodegas acogen buena parte de las visitas teatralizadas que se ofertan desde la Oficina de Turismo, que también se encuentra en la fortaleza. Durante el verano el patio de armas acoge diferentes espectáculos de música, baile y magia y en él se han rodado películas y documentales.

El Castillo sorprende a los visitantes, a los alumnos y a los profesores. Estos últimos, dice Luna, se maravillan cuando llegan por primera vez para conocer las instalaciones del instituto, al igual que ocurre con los estudiantes de intercambio procedentes de países como Francia, Alemania o Reino Unido. «Les recuerda al castillo de Harry Potter», apunta el director. Los propios alumnos del centro, 400, respetan muchísimo el edificio. «No es que se les haya concienciado, sino que sale de ellos mismos. No encontrarás ni una sola pintada en la zona antigua», comenta.

«El Ayuntamiento y las administraciones se deberían implicar más en el mantenimiento», comenta Luna, a la vez que recuerda cómo hace unos años se puso un andamio en uno de los torreones donde se ubican las clases de primero y segundo de ESO para instalar elementos disuasorios para las palomas. Pero no se aprovechó para restaurarlo ya que, entonces y en la actualidad, se están desprendiendo piedras. De hecho esta reclamación se ha trasladado en más de una ocasión a las Cortes de Castilla y León pero por el momento no se ha tenido en cuenta. El director del centro espera que con esta propuesta se pueda conseguir más dinero para conservar un edificio que cuenta la historia dentro y fuera de sus muros.