Laura Horcajo, del recreo a la Primera de fútbol sala

Nacho Sáez
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Esta segoviana de 27 años comenzó arbitrando los partidos del recreo de su colegio y hoy es colegiada asistente de manera habitual en los partidos que juega el Naturpellet Segovia en el Pedro Delgado.

En las fotografías de los árbitros que dirigen los partidos del Naturpellet Segovia Futsal, siempre aparece Laura Horcajo en su condición de asistente. O de ‘árbitro de mesa’, como se les ha llamado toda la vida. Hace años que tiene la titulación necesaria para desarrollar esa función y disfruta de ella como una afición, más que como un trabajo. Aunque cobra y reconoce que le compensa económicamente, no es esa la razón que le mueve a controlar el cronómetro cada fin de semana –algunos en hasta cinco partidos– y a arbitrar encuentros de categorías inferiores, en este caso como colegiada principal.

Esta segoviana de 27 años siempre ha sido amante del fútbol sala. Jugó en el Unami y en el San Cristóbal y actualmente lo hace en ligas amateurs de Madrid debido a que tuvo que renunciar a participar en competiciones federadas para poder progresar en el arbitraje. Su pasión nació en el colegio, en las Concepcionistas, donde «era la única chica que jugaba al fútbol en los recreos». «Como me llegaba poco el balón, empecé a arbitrar los partidos entre mi clase y la otra. Comencé a llevarme un silbato y me fabriqué mis propias tarjetas», cuenta.

La adscripción al colegio de árbitros llegó después. Como muchos jóvenes, vio que la federación buscaba árbitros y no dudó en apuntarse al curso que tienen que superar los ‘novatos’. Aprobó con 14 años e inició una etapa que dura hasta hoy. «Me acuerdo que mi primer partido fue en el pabellón de las Jesuitinas. Estaba súper nerviosa, pero me gustó la capacidad que tiene el árbitro de poner orden en la cancha», destaca sobre un debut que dio paso a una escalada imparable.

Ha pasado por todas las categorías (prebenjamines, benjamines, alevines, infantiles…) hasta alcanzar la Primera División, donde exprime las oportunidades que le ofrece estar en la máxima categoría del fútbol sala español. Por ejemplo, de intercambiar experiencias con las parejas arbitrales que pasan cada 15 días por el pabellón Pedro Delgado procedentes de diferentes partes de España: «Las vivencias en Primera son impresionantes. Me acuerdo que mi primer partido fue con Mariano [Merino González, también árbitro segoviano] y que era también el primer partido del Segovia Futsal en Primera. También hay momentos difíciles, como cuando vivimos la muerte de Cecilio Rodríguez, el utillero del Inter».

Pero ni siquiera los sinsabores quitan a esta segoviana las ganas de continuar en el fútbol sala. «Me costaría dejarlo muchísimo. Mi familia siempre me ha apoyado –sobre todo mi padre, que me ha llevado a muchos partidos– y no me imagino mi vida sin el fútbol sala», asevera, al mismo tiempo que recuerda aquellos días, en los que los nervios y entrenadores experimentados que volcaban sobre ella la presión, amenazaban sus aspiraciones de hacer carrera como árbitro.

No es una excepción en el arbitraje y ha recibido insultos y faltas de respeto, pero asegura que «en general, el comportamiento de entrenadores, jugadores y público en el fútbol sala de Segovia es fantástico». Ella es una de las pocas colegiadas de fútbol sala que tiene la delegación segoviana y ha sido víctima del machismo que aún impera socialmente. «Nunca he tenido ningún percance grave, pero hay más tensión en los pueblos. En la provincia la mentalidad de la gente todavía es difícil y siempre hay tres o cuatro que dan la nota. Alguno que te dice ‘sácate otra cosa en vez de tarjetas’. O ‘esto es un juego de hombres’. Lo peor es que muchas veces las que lo dicen son mujeres. Nos tiramos piedras contra nuestro tejado», indica.

Más allá de esas situaciones que insiste que son «excepcionales», el arbitraje constituye un oficio «precioso», en opinión de esta segoviana que también trabaja como técnico de prevención de riesgos laborales para una multinacional francesa. «A medida que coges tablas lo disfrutas mucho porque te sientes partícipe del juego. Tienes, además, una tensión que es buena cuando vas a pitar», concluye. Respecto al futuro, de momento sólo se plantea continuar como ‘mesa’ y arbitrando partidos de cantera, pero no descarta dar el salto como colegiada principal en categorías autonómicas y nacionales «si en algún momento se presenta la oportunidad».