El Obispado de Segovia tiene por primera vez un exorcista

Sergio Arribas
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El sacerdote Pedro Gabriel Prieto, de 74 años, párroco de San Frutos, nombrado para cumplir con las directrices del Vaticano, recalca que «el diablo es un ser real»

El padre Pedro, exorcista y párroco de San Frutos. - Foto: Rosa Blanco

No puede tener el demonio peor enemigo. El padre Pedro irradia una aureola de bondad fuera de lo común, que proyecta en su rostro, de ojos claros y mejillas sonrosadas, y en su hablar, reflexivo y sosegado. Tiene 74 años, por lo que solo le quedaría un año para su jubilación como sacerdote. «Mi deseo es continuar, aunque el obispo de Segovia tiene la última palabra», asegura. Es el mismo prelado, César Franco, quien, hace seis meses, le llamó para comentarle su propósito de nombrarle exorcista de la diócesis, el primero que tendría Segovia. Apenas unos días después de aquella entrevista personal, el nombramiento quedó reflejado en el Boletín Oficial del Obispado de Segovia: «Pedro Gabriel Prieto Santana. Exorcista de la diócesis. Ad nutum episcopi (voluntad del obispo)». 

«Al principio me sorprendió, porque no es una tarea muy conocida. Como viene del señor obispo lo aceptas con humildad, sentido de la obediencia y deseo de colaborar con la Iglesia si se da algún caso, claro está», explica el sacerdote, párroco de la iglesia de San Frutos desde hace cuatro años, donde recaló tras una trayectoria pastoral que le llevó al Real Sitio de San Ildefonso y, con anterioridad, a infinidad de pueblos al norte de la provincia.

El nombramiento, con efectos desde el 4 de junio de 2018, sigue las directrices del Vaticano, que ha pedido que cada diócesis tenga un «expulsador del maligno». La orden procede del Papa Francisco tras un encuentro que el Santo Padre mantuvo en Roma con el Cardenal Penitenciario Mayor, Mauro Piacenza. La Conferencia Episcopal Española se lo transmitió a los prelados españoles y «nuestro obispo, fiel a los mandatos de Roma, me llamó a mí, tras el asesoramiento del Consejo, que también tiene», explica el párroco segoviano.

Pedro Gabriel Prieto, exorcista de la Diócesis de Segovia.Pedro Gabriel Prieto, exorcista de la Diócesis de Segovia. - Foto: Rosa BlancoPero, ¿existe el demonio o se trata tan solo de una figura simbólica para representar el mal? El nuevo exorcista de Segovia no tiene ninguna duda. «Es un ser real, espiritual. Tiene una fuerza y poder espiritual que lo ejerce sobre las personas para desviarlas del camino de Dios», sostiene. «El plan salvador de Jesucristo —añade— es que todos los hombres nos amemos y ahí está el diablo, metiendo cizaña para intentar, de alguna manera, estropear, distorsionar, confundir y apartar a la gente de Dios».

El exorcista de la Diócesis de Segovia sostiene que el arte, a lo largo de la historia de la humanidad, no ha hecho más que otorgar una anatomía humana a lo que es «un espíritu que existe». «El diablo —reitera— es un espíritu real que nos ataca por nuestras tentaciones personales (…) en el Padre Nuestro la traducción más correcta sería ‘libranos del malo’, del diablo, que, como digo, existe, y nos ataca a todos con tentaciones para apartarnos de Dios».

Posesiones diabólicas. El sacerdote segoviano no elude hablar de «posesiones diabólicas», un fenómeno que acredita, por su parte, el padre Fortea, exorcista de la diócesis de Alcalá de Henares (Madrid), que dice haber encontrado decenas de casos de auténtica posesión. Al igual que el padre Fortea, el exorcista de Segovia recalca que antes hay que discernir entre posesiones reales y enfermedades psiquiátricas, mientras confiesa que en el escaso tiempo que lleva en el cargo no ha conocido ningún caso en Segovia.

El sacerdote, junto al Cristo que preside la iglesia de San Frutos, recientemente restaurado.El sacerdote, junto al Cristo que preside la iglesia de San Frutos, recientemente restaurado. - Foto: Rosa Blanco«Claro que puede entrar [el diablo en una persona], pero hay que darle consentimiento», afirma Pedro Gabriel Prieto, que deja entrever que las posesiones se relacionan con personas, generalmente metidas en el mundo del ocultismo y la superstición, que han invocado, rezado o suplicado la ayuda del demonio. 

El también párroco de San Frutos admite que «es difícil» distinguir la presencia del demonio. «Se dan muchos casos de patología mental que no corresponde con una situación de posesión del diablo», explica el exorcista, quien, no obstante, mantiene que la presencia de algunas señales o indicios pueden contribuir a clarificar si se trata de una posesión real, en mayor o menor grado, o de una enfermedad mental. 

«El poseso suele tener unas reacciones más o menos violentas, de una fuerza incluso superior a la edad o las posibilidades biológicas de la persona. Otro indicio es que demuestre una inteligencia inusual, de saber cosas lejanas o secretos que no son conocidos. Esos son datos que te ponen en guardia o alerta para ver que hay posibilidad de posesión diabólica», explica el sacerdote. 

El sacerdote zamorano, experto en sectas, Luis Santamaría.El sacerdote zamorano, experto en sectas, Luis Santamaría. - Foto: JL LealOtra de las ‘pistas’ que ayudan al exorcista a acreditar la presencia del demonio son las «actitudes más espirituales», como puede ser, indica Pedro Gabriel Prieto, «cuando existe una aversión manifiesta contra Dios, al nombre de Jesucristo, cuando, por así decirlo, la Cruz le repatea. Son situaciones que se manifiestan de manera exacerbada, violentísima, de absoluto rechazo, fuera de lo normal. Esa aversión puede ser signo de una situación demoníaca, aunque, insisto, tenemos que discernir entre una patología, una enfermedad mental, y un rechazo endiablado».

ceremonial. Para expulsar al demonio existe un protocolo o ceremonial que el nuevo exorcista de Segovia ha tenido oportunidad de estudiar a fondo. «Ese protocolo está en el ritual de exorcismos. Te da un preámbulo amplio y detallado donde te explica los posibles casos y las distintas circunstancias en los que se podrían dar. Siempre hay que actuar con prudencia y con un requerimiento respetuoso y, al mismo tiempo, de inteligencia humana, dejándote llevar también un poco con lo que el Señor pues, prudentemente, te vaya inspirando». 

El sacerdote explica que el documento recoge además «el rito en sí», que incluye «toda una metodología», sin más instrumentos que la palabra, para pronunciar ante el poseso las distintas oraciones que obligan al diablo a salir del cuerpo de la persona, y un crucifijo. «El rito marca que el exorcista debe utilizar un crucifijo como arma espiritual y celebrar la ceremonia en un lugar sagrado», detalla. El párroco y exorcista mantiene que se trata de un «rito sacramental», una oración expresa para la expulsión del diablo «cuando se de el caso, porque, como digo, antes hay que detectar si es un caso de posesión real o no».

Pedro Gabriel Prieto confiesa que no ha mantenido contactos con exorcistas de otras diócesis en España —un centenar, según calcula—, aunque asegura estar «abierto» al consejo de otros sacerdotes más veteranos en esta responsabilidad. «Cuando se me presente algún caso de posible posesión, es posible que tenga que hacer alguna consulta de índole espiritual, además de con mi obispo, con el cual me debo, y quien, realmente, tiene el poder para la exorcización».

Para evitar la presencia del demonio, el sacerdote recomienda «unirnos al señor, acercarnos a los sacramentos» y atender a las tres recomendaciones lanzadas por el Papa Francisco hace solo unos meses: rezar el rosario, la oración al Arcángel San Miguel y la oración a la Virgen ‘Bajo tu amparo nos acogemos’. «Más vale prevenir que curar y lo mejor es tratar de que el demonio, en su maraña de mentira diabólica, no gane terreno», zanja.

 

«La estatua del diablo es una ocurrencia poco afortunada»

El primer exorcista de la Diócesis de Segovia, con apenas seis meses en el cargo, conoce la polémica que rodea la colocación, por parte del Ayuntamiento de Segovia, de la estatua del diablillo, obra de José Antonio Abella, en la calle de San Juan. «La noticia está muy divulgada y es muy sensible para la gente de Segovia», asegura el también párroco de San Frutos. «En principio es un error, una equivocación que pongan la estatua del diablo», afirma el sacerdote, para quien «Segovia, por cultura, por tradición, por vivencia espiritual está lejos del tema». Pedro Gabriel Prieto no renuncia a ofrecer su opinión «personal». «Lo que se quiere hacer con esa efigie del diablo de cara al Acueducto, podríamos decir que es una ocurrencia poco afortunada», dice.

 

Luis Santamaría: «no podemos dar al demonio más importancia de la que tiene»

Si Segovia no tuviera ya exorcista, es posible que, ante un caso de posible posesión diabólica, la Diócesis de Segovia hubiera requerido sus servicios. El sacerdote zamorano Luis Santamaria es uno de los mayores expertos en España en sectas —también de las satánicas—, lo que le ha llevado a ser consejero en esta materia en la Conferencia Episcopal Española. Fundador de la Red Iberoamericana del Estudio de las Sectas (RIES) y director de la biblioteca que el organismo tiene en Zamora, Santamaría se felicita por que la Diócesis de Segovia cuente ya con un sacerdote, Pedro Gabriel Prieto, preparado para combatir al demonio. 

«Una de las cosas que hacía Jesús, según dice el Evangelio, además de predicar y curar enfermos, era expulsar demonios. La Iglesia continúa con esa misión (…) Creemos —dice— en la existencia de los demonios como seres reales, no simplemente como una personificación literaria del mal. Existe el mal responsabilidad de los hombres y los demonios, como seres espirituales que se han rebelado contra Dios y que intentan arruinar la vida del ser humano».

Aunque Santamaría asegura que no ha tenido experiencia directa sobre casos de presencia o posesión diabólica, «tengo compañeros especializados en temas de sectas que sí han encontrado personas en estos grupos [sectas satánicas] que han tenido problemas psicológicos, sociales y espirituales, después de haber tenido una experiencia de contacto con el demonio al invocarlo». 

Asimismo, el sacerdote zamorano asegura conocer a exorcistas de países como Argentina, Uruguay, Chile y sobre todo de España e Italia que «han sido testigos de casos de personas con unas perturbaciones que la psiquiatría no llega a explicar, al menos en su totalidad, y que sí son explicables por la presencia y acción directa del demonio».

Santamaría se defiende ante los escépticos o quienes piensan que el exorcismo obedece a un rito no acorde al siglo XXI. «El ministerio del exorcismo, en esta función que tiene la iglesia, se hace con seriedad (…) Actualmente no hay ningún exorcista que no cuente con el asesoramiento y la ayuda de médicos, psicólogos y psiquiatras» porque la función principal del exorcista, según dice, «es discernir si algo que está sufriendo una persona tiene un origen natural o sobrenatural».

En este sentido, Santamaría mantiene que «los obispos tienen que tener mucho cuidado en la elección de un exorcista» porque «tienen que ser —recalca— personas muy prudentes y formadas, que no se dejen engañar por las apariencias y que cuenten con las ayudas de las ciencias humanas». 

la estatua. En relación a la polémica de la estatua del diablillo, Santamaría asegura que conoce la polémica «por los informativos y titulares de la prensa» aunque no en detalle ni la intención concreta de su colocación. No obstante, considera que «los creyentes debemos relativizar las cosas» y «no podemos dar al demonio más importancia de la que tiene».

El sacerdote hace referencia a la célebre escultura del ángel caído colocada en el Parque del Retiro, en Madrid. «Hubo quien puso el grito en el cielo, que dijo que se había hecho un monumento al demonio. Es una obra de arte que representa al demonio, nada más. No es algo para ensalzar su figura y lo que significa. Creo que hay que poner las cosas en su justo término y quizá no magnificar cosas que no tienen tanta importancia», asegura.