«Necesitamos que la distancia entre granjas sea mayor»

P. Velasco
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Lleva poco al frente de la Federación de Asociaciones de Productores de Ganado Porcino de Castilla y León, un colectivo que nace para responder a las voces críticas contra las granjas de grandes dimensiones y servir de interlocutor

Miguel Ángel Ortiz, presidente de Feporcyl - Foto: Álvaro Martínez

Recientemente constituida, la Federación de Asociaciones de Productores de Ganado Porcino de Castilla y León (Feporcyl) surge para responder y dialogar con los ‘antigranjas’ y, a la vez ser un interlocutor con la administración. Su presidente, el soriano Miguel Ángel Ortiz, dibuja el panorama del sector y defiende su importancia para fijar población en el medio rural. Con el apoyo de las asociaciones de Soria, Ávila, Burgos y Valladolid, y en un futuro confía en que se sume Segovia y el resto de provincias para «tener la voz de todo el porcino de Castilla y León».

¿Con qué objetivos nace la Federación de Asociaciones de Productores de Ganado Porcino de Castilla y León?

Tener un interlocutor válido con la administración y al mismo tiempo tener jornadas trabajo entre nosotros mismos para intercambiar ideas, errores, modelos de trabajo, aciertos… Además, queremos tener una voz única en torno a la problemática de los ‘antigranjas’, de la gente que ve nuestro sector y nuestros proyectos como algo negativo para el medio rural. Cuando desde Feporcyl creemos que es todo lo contrario, que es una actividad económica positiva e incluso una forma de evitar la despoblación en el medio rural. Intentar explicar a todas estas gentes, que creo que cometen errores de base cuando hablan de nosotros, e intentar mantener un diálogo abierto.

¿Ha mejorado esa comunicación con la administración?

Nos han visto con buenos ojos, nos están apoyando y tenemos un proyecto para realizar que nos propusimos para dar formación dual a personas que desde la ESO quieran integrarse en esta actividad ofreciéndoles una salida laboral. Para eso es necesaria la formación, por lo que estamos en visos de abrir la Escuela de Agrarias de Ávila a la formación específica del porcino.

¿Se ha detectado que falta formación para esas personas que desean acceder al sector?

Sí. Las empresas de porcino lo que necesitamos es gente que esté formada. Ahora mismo las propias granjas están formando a gente y asumen los costes humanos y económicos de esa formación. Además, entendemos que es una formación muy singular que cada granja hace lo suyo como puede, con los recursos que tiene, creemos que ese no es el modelo. El modelo es dar una formación generalizada, el contacto con la administración y con las propias empresas para que una forma teórica se vea en la escuela y una forma práctica en las granjas. Con eso queremos conseguir que el sector demuestre a la opinión pública y a los que nos ven con malos ojos, que comiencen a vernos de otra manera porque este desprestigio que hoy en día todavía tiene el trabajar en una granja sirva para decir somos empresas, granjas modernas, que usamos unas tecnologías y una serie de avances que el mundo nos ofrece.

¿Cuál es el momento que atraviesa el sector porcino en la región?

Creo que es un momento excelente. De hecho ahora China no solo quiere jamón, si no que quiere jamón con hueso y ahí tenemos un mercado que ya es bueno, pero ahora va a ser mucho mejor. Pero a nivel de Castilla y León, por las características intrínsecas de nuestro territorio es un sitio excepcional para que este sector florezca de manera sostenible, aprendiendo de errores que se han hecho en otras comunidades y yo lo veo como un sector pujante del cual toda la sociedad nos podríamos favorecer. Siempre digo que si no somos demasiado inteligentes, el sector porcino en Castilla y león crecerá mucho, pero si somos inteligentes crecerá mucho más y será capaz de implantarse en el territorio para que esa economía circular sea verdadera. Desde Feporcyl estamos instando a la administración a que las distancias entre granjas, que hoy la normativa nos habla de un kilómetro, incluso sea más, para protegernos a nosotros mismos de la materia de bioseguridad y para que la sociedad no vea sitios donde se amontonen las granjas.

¿Es necesario un dimensionamiento del sector?

Nosotros de base negamos el término macrogranja. Eso existe antes del año 2000 pero con la nueva normativa no podemos pasarnos de un máximo. Existen granjas que hoy en día están dimensionadas a lo que el mundo nos obliga y nos ofrece, con lo cual hoy en día la granja mayor es de 860 unidades de ganado mayor (UGM) y de ahí no te puedes pasar.

¿Qué les diría a todas esas plataformas ciudadanas en contra de las ‘macrogranjas’?

Tenemos que asumir una autocrítica, el ganadero llevamos unos doce años metidos en nuestro sector y a lo mejor no hemos sabido trasladar al resto de la opinión pública lo que estamos haciendo. A los ‘antigranjas’ les diría que se lo piensen, primero que hablen con el sector, hemos venido aquí para dialogar y hablar con ellos en cualquier momento, que no sea el no por el no, que vean lo bueno que puede traer este sector para una zona tan despoblada como Castilla y León y que lo aprovechemos todos. Es curioso porque vienen demandando aire limpio, y sin embargo su actividad diaria la realizan donde hay aire sucio.

¿Cómo valora la posible reapertura de las plantas de purines en la Comunidad?

Sería una alternativa muy buena, pero ya no solo porque sean necesarias, como en la zona de Segovia con una alta densidad de porcino, sino porque crean trabajo y fijan población. Por un lado tenemos un campo muy abierto, muy grande, muy extenso para tirar nuestros purines y queda mucho campo por abonar. Que nadie se asuste porque no estamos al límite. En términos generales estaríamos copando ahora mismo el 20% de los posible, con lo cual tenemos mucho recorrido. Al final es generar empleo directo en el medio rural.