La alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, inauguró este miércoles la escultura del diablillo del Acueducto, que ya ocupa el espacio previsto en la calle San Juan. Fue un sencillo acto de pocos minutos que atrajo a varias decenas de personas, aunque terminó alargándose por los curiosos que aprovecharon para hacerse los primeros selfies con las autoridades y el creador de la obra, José Antonio Abella.

Al lado de la escultura se ha colocado la placa ‘Aqvaedvcti Artifex’, artífice del Acueducto, en alusión a la leyenda, y unos metros abajo y arriba, sendas placas que indican ‘prohibido subirse al muro’ (en español y también en francés e inglés, con errata incluida en este último idioma al poner walk en lugar de wall), para ir previniendo la tentación de quienes pudieran excederse a la hora de buscar el selfie.

Luquero aprovechó para recordar que la intención del Ayuntamiento “nunca ha sido ofender a nadie”, sino fomentar la diversificación del flujo de turistas para que suban por San Juan hacia el barrio de los Caballeros, y agradeció de nuevo la “generosidad” de Abella, que no ha cobrado por la escultura y ha cedido los derechos sobre ésta; incluidos los de merchandising, ya que si en el futuro se hicieran productos turísticos relacionados con el diablillo, los beneficios se destinarían a obras de restauración del patrimonio.

Primeros selfies con el diablillo del Acueducto

Abella, por su parte, describió su obra como "una caricatura del diablo que si a alguien debería ofender es al mismo diablo". 

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"Yo no le pido nada a este diablillo entrado en años y en carnes, y no le pido nada porque el diablo, si existe de verdad, no habita en las esculturas. Al Dios de mis padres, al Dios de la fe sencilla que me inculcaron en la infancia, sí que le pediría una cosa: que haga de Segovia una ciudad amable, sonriente, tolerante, educada y si es posible... buena", sentenció.