Si las relaciones entre JxCat y ERC eran malas desde hace más de un año, ayer saltaron por los aires. Yes que la negativa de los de Puigdemont de sustituirle por otro diputado en aplicación del último auto del Supremo, que suspende como parlamentarios al expresident y los cabecillas del procés encarcelados, desató una batalla con Esquerra, que condujo al presidente del Parlament, Roger Torrent, a desconvocar el Pleno que iba a celebrarse. 

La posibilidad de apartar, transitoriamente, al dirigente fugado puso de manifiesto las discrepancias entre los socios del Govern: Junts per Catalunya aseguró que habían acordado con los republicanos un trato diferencial con su líder, y éstos lo negaron «taxativamente», acusándoles de «mentir» y calificando los hechos de «gravísimos», por lo que daban por «rota» la confianza en esa formación. Así lo dijo el presidente de ERC en la Cámara, Sergi Sabrià. «¡Esto es intolerable!», señaló.  

Según explicaron fuentes parlamentarias, Torrent sometió a votación de la Mesa su propuesta de sustituir a los diputados suspendidos por otros del mismo grupo sin retirarles el acta -una opción que plantearon los letrados- y que el presidente veía con buenos ojos porque no alteraba las mayorías parlamentarias, pero su propuesta no salió adelante.