«Con esta novela invito a reflexionar sobre la Justicia»

SANDRA RUBIO
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Amante de la tecnología, el gaditano Iñaqui Martín Velasco ha ocupado diversos cargos directivos en multinacionales de tecnología y telecomunicaciones a nivel global, lo que le ha permitido aglutinar experiencias para sus relatos

En una pensión de la isla griega de Naxos aparece ahorcado, con claros signos de tortura, un antiguo oficial del Ejército serbio, autor de toda suerte de atrocidades durante la guerra de Bosnia. Junto al cadáver hay una flor, un narciso. Denis Martel, un maduro inspector francés adscrito a la Interpol es, muy a su pesar, asignado al caso. Así arranca La clave Némesis (Almuzara), una historia que engancha desde el minuto uno gracias a Iñaki Martín Velasco, que en su debut literario ha cosechado muy buenas críticas. 

Se estrena con un thriller. ¿Por qué? 

Como escritor ambiciono escribir textos e historias que como lector me gustaría leer. Disfruto de las novelas que atrapan, en las que hay componentes de misterio, de sorpresa, tramas potentes y personajes llenos de matices. Me apasionan los thrillers, me siento cómodo en su creación y pretendo seguir en esta línea por ahora.

La novela está muy bien documentada. ¿Cómo lo logró? 

Así es, el proceso de documentación ha sido muy importante. En el libro aparecen hechos históricos reales, también disquisiciones sobre mitología, Derecho, religión... Es fundamental que todos los elementos de ficción que soportan las tramas estén perfectamente asentados en el rigor histórico. En cuanto los escenarios, conozco personalmente la mayoría de los lugares en los que transcurren las tramas. Son para mí un personaje más en las novelas, y mas allá de una descripción detallada, intento recoger matices que nos dan las propias vivencias y que nos vinculan emocionalmente con los lugares que vivimos o visitamos: un olor, una sensación, una mirada o un escalofrío. 

¿Qué recursos utiliza para que La clave Némesis enganche desde la primera página?

Con un estilo muy directo. Intento narrar las historias con capítulos breves, repletos de momentos álgidos; descripciones detalladas y un sinfín de ingredientes: amor, misterio, sorpresa. Propongo un thriller de acción trepidante y una trama compleja, que sucede en distintos lugares alrededor del mundo y pretende que el lector, poco a poco, vaya descubriendo los misterios que esconden los personajes. Me gusta plantearlo como un continuo juego de espejos, en el que nada es lo que parece. 

El punto de partida se presenta con dos tramas totalmente diferentes y aparentemente sin conexión.

Efectivamente, la trama comienza con dos historias que no pueden ser más dispares. Por un lado, Adrian, un engreído ejecutivo americano, sufre un accidente tras el rodaje de un anuncio en el Cabo de Gata. Por otro, Denis Martel, un inspector de la Interpol, viaja a Naxos (Grecia) a investigar el asesinato de un antiguo oficial serbio, que había participado en el asedio de Srebrenica. Poco a poco ambas tramas van entrelazándose y desvelando su conexión entre si. Adrian y Denis son dos personajes que funcionan como una especie de contrapunto. Son dos polos opuestos en su fachada, pero, como dices, en el fondo comparten rasgos comunes; un pasado que les retuerce, una búsqueda del sentido de su propia existencia. 

Aparte de entretener, ¿busca algo más con este libro?

Invitar a la reflexión sobre el concepto Justicia, su relatividad, sus límites. O quizá sea mejor decir sobre la impunidad. No hay más que leer la prensa para comprobar que es un debate a la orden del día.

¿Por qué esta inquietud? ¿Es ineficiente la Justicia en nuestro país?

Cada uno de nosotros acarrea con inquietudes que vienen de serie. En mi caso siempre me ha llamado la atención la aplicación de la Justicia y su legitimidad. Casos, por ejemplo, como criminales de guerra nazis que acaben sus días en las playas de Brasil sin haber pasado un solo día en prisión. En general, es incómodo para la sociedad cuando existe o se percibe impunidad, cuando el mal no recibe su castigo. Creo que la Justicia en España tiene, como tantas cosas, un gran espacio de mejora en muchos sentidos, pero comparado con otros lugares del mundo, te aseguro que no nos podemos quejar. También mucha gente confunde la aplicación de la Justicia con el acuerdo o desacuerdo con leyes vigentes que hay que aplicar, que es otra cuestión.