"Hay que gestionar la afluencia de visitantes a Guadarrama"

AURELIO MARTÍN
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Entrevista con Álvaro de Torres, director del Centro Nacional de Educación Ambiental (Ceneam)

Biólogo ‘de bota’, de los que patean el campo, por vocación,  Álvaro de Torres (Madrid, 1974)  dirige, desde hace mes y medio, el Ceneam de Valsaín perteneciente al Organismo Autónomo Parques Nacionales del Ministerio para la Transición Ecológica. En una entrevista con este periódico habla de la actividad del centro, en pleno parque Nacional del Guadarrama y de la Reserva de la Biosfera del Real Sitio de San Ildefonso-El Espinar,  considera que ha ido creciendo la concienciación en cuanto a la defensa del medio ambiente, a partir de la segunda mitad del siglo XX, aunque sostiene que queda mucho trabajo por delante pero sin caer en lo apocalíptico.

¿Cómo ha encontrado el Ceneam, cuáles son sus proyectos más inmediatos?

Lo conozco desde hace muchos años, incluso de estudiante viene a recibir formación, cuando estaba en la facultad,  aparte de que, con mi trabajo en el Ministerio  he coincidido como coordinador de cursos, durante varios años.  Me he encontrado un poco lo que esperaba, un equipo de gente muy buena en lo suyo, un centro que funciona prácticamente solo, que desarrolla muy bien sus tareas, tanto en educación, como en formación y en servicio de documentación ambiental. Un lugar con buenos profesionales, con mucha tradición y que funciona con maquinaria engrasada.  Ahora estoy en la fase de conocer cómo se trabaja, es diferente a conocerlo desde fuera… Llevo un mes y medio y, cuando tenga controlado el funcionamiento, podremos empezar a pensar en nuevas iniciativas.  En cualquier caso mi planteamiento es dar continuidad a  la línea que se hace aquí pero es verdad que tendremos que hablar con el nuevo Ministerio de Transición Ecológica, a través del Organismo Parques Naturales, para ver que líneas formativas o educativas podemos incorporar y que estén acordes con la nueva política ambiental en España.

¿Cuál de todas las actividades en cuánto a recopilación de información especializada en educación ambiental o desarrollo de programas de sensibilización y participación ciudadana, entre otras, considera más importante?

Los tres pilares del Ceneam son la formación, con el desarrollo de cursos para profesionales de diversa temática medioambental, como agua, cambio climático, fauna o integración del patrimonio; la educación, con convocatorias abiertas a colegios e institutos de toda España,  con sesiones en educación ambiental, donde pueden pernoctar en el centro los alumnos y profesores,   aparte de reuniones de grupos de expertos en temáticas concretas que se reúnen anualmente para ver líneas y propuestas de futuro, y la tercera pata sería el centro de documentación, conectado en red con centros de toda España, que además se encarga del tema de comunicación y redes, boletines y web.  

En el manifiesto por una educación democrática en valores hay doce propuestas entre las que se incluye el fomento del compromiso social ¿es ahí dónde estaría la responsabilidad de los ciudadanos en la defensa del medio ambiente?

Aquí se hacen varias actividades donde se trabaja mucho el tema de la responsabilidad social en cuanto a temas que nos atañen a todos, ahora el tema un poco estrella, no por moda sino por importancia real, como el cambio climático, fomenta mucho el esfuerzo cooperativo para mitigar temas concretos. Sí existe un trabajo de concienciación social para abordar la temática ambiental más problemática en la actualidad: cambio climático, cambio global, gestión del agua, incendios… Eso se trabaja mucho de forma colectiva con escolares.  Como centro nacional, con vocación de servicio público, animamos a la gente de este ámbito, incluso internacional, a que participe en las actividades del Ceneam. Hemos hecho cursos de formación destinados a profesionales del área medioambiental, seminarios y grupos de trabajo de expertos, para temas concretos; programas educativos, tenemos biblioteca abierta al público, videoteca… Encantados de que se nos requiera desde cualquier punto de España, para trabajar con grupos o con las personas que quieran acercarse a título individual. 

¿Cómo está la concienciación entre la población?, ¿los chavales dan más ejemplo de comportamiento as los mayores? 

En épocas pasadas, en los que la información ambiental no se trabajaba en colegios, cuando se fundó este centro, en 1987, la educación ambiental no estaba integrada en la educación reglada. Afortunadamente, a día de hoy, sí está integrada. Lo que ocurre muchas veces con adultos es que hace más falta un proceso de explicación, al no haber tenido una educación en esta temática concreta, hay una carencia de información. Si a una persona mayor tienes que explicarle que tiene que reciclar también hay que decirle por qué y cuál es la función. Los chavales tienen interiorizados estos retos porque ya se les ha explicado desde pequeños. Las nuevas generaciones, aún quedando trabajo por hacer,  tienen más interiorizados ciertos conceptos que la población adulta, pero porque no les han educado eso, con lo cual con los chicos puedes ir a más, porque la fe ya la tienen, con los mayores hay que crear el conocimiento, la fe, para que se involucren.  

A lo largo del año 2017, según la memoria del año pasado, cerca de 5.000 personas participaron en los distintos programas educativos y de atención a visitantes ofertados desde el Ceneam. En torno a 1.400 alumnos y 1.080 personas en excursiones didácticas, por ejemplo,  ¿lo considera buen nivel?

Es el nivel al que podemos llegar actualmente, siempre se pueden aumentar un poco estas cifras, pero el rendimiento está acorde con el número de visitantes, cursos y propuestas. Veo difícil subir las cifras con el mismo personal que tenemos, aparte de lo que se trata es más de que la calidad del proceso educativo sea óptima, por encima de números. 

Su formación ha girado principalmente en torno a la Ecología y el Medio Ambiente lo que nos muestra un camino muy vocacional a la hora de plantearse su futuro profesional…

En mi caso es vocacional, la idea de ser biólogo me viene desde muy pequeño, supongo que influido por un ambiente familiar, me sacaban a pasear por el campo…  Además, en una época donde estudiar Biología no aseguraba absolutamente nada, era una de estas carreras que se estudiaban sin tener claro el futuro profesional. Estudié en la Universidad de Salamanca, dentro de mi promoción hay muy pocas personas que se dediquen a la Biología o a la Ecología, aunque sea tangencialmente.  Luego dentro de la Biología me interesó mucho más lo que llaman ‘de bota’, de salir al campo, la Zoología, la Ecología, otros compañeros optaron por laboratorio, por la bata. El hecho de haber paseado con mis padres por el campo me ha llevado a esto y la educación ambiental, cuando acabé la carrera, fue una de las ramas que más me interesó.  

¿Hoy en día la preparación en estas materias las considera básicas, como otras más tradicionales, como la abogacía, la medicina o empresariales, aunque sean relativamente modernas?

No me lo había planteado así pero siento gran responsabilidad en cuanto a los grandes problemas ambientales, advertir que está pasando y ofrecer soluciones. Además entraña cierta dificultad, entiendo que tampoco debemos caer en alarmismos, aunque los datos sean alarmantes, el reto es explicar lo que está pasando sin generar miedo pero tratando de impulsar un cambio de conducta que apunte a la solución o a la adaptación a los problemas. Es un trabajo con responsabilidad.

¿El planeta tiene quién le atiende?

Sí, todo depende de con qué o cuándo lo comparemos, si nos ponemos en un horizonte de mitad del siglo XX, no había ninguna protección, no existía control sobre uso de recursos o extinción de especies, era una cuesta abajo sin frenos. A lo largo de los años, a través de procesos de concienciación, sobre todo con una base científica detrás, como sociedad global, nos damos cuenta de que hay problemas que debemos atajar ya, o no, pero sabiendo que vamos a perder especies, calidad de vida y que vamos a enfrentarnos a problemas nuevos, emergentes. Algo hemos mejorado, respecto a ahora, si comparamos  la actitud de la sociedad, de la comunidad científica, incluso del sector político, lo que pasa es que la dimensión de los problemas sigue creciendo.

¿Quiere decir que aún es una asignatura pendiente?

Sí, se está trabajando en los grandes retos actuales pero las previsiones de la comunidad científica no son buenas, porque nos vamos a encontrar situaciones nuevas, que no han ocurrido antes, lo cual no quiere decir que nos vayamos a sumergir en apocalipsis. Se hacen esfuerzos políticos internacionales, convenciones, Kioto, convenios…, que son la base del trabajo, si llegamos al 60 o al 70% de los objetivos que proponen los acuerdos,  el tiempo estará bien empleado, pero claro que queda mucho trabajo por delante.  

Como  jefe de Servicio de Relaciones Internacionales del Área de Relaciones Internacionales y Reservas de la Biosfera del Organismo Autónomo Parques Nacionales  ¿Qué supone que el Real Sitio de San Ildefonso y el Espinar tengan este reconocimiento?

El concepto reserva de la biosfera va muy a colación con lo que estamos hablando. En los años setenta del siglo XX, lo inventaron un grupo de sabios de la Unesco donde exponían un modelo de gestión territorial que es lo que, 15 o 16 años más tarde, se llamó desarrollo sostenible, la palabra no existió hasta 1987, pero la Unesco ya había propuesto un modelo en un territorio concreto.  Fue absolutamente innovador. Una reserva de la biosfera como en la que estamos pretende que este área sea un lugar demostrativo donde, a través del compromiso voluntario de población, políticos, técnicos y científicos, se funcione de manera sostenible hacia un desarrollo económico, social y ambiental, que esos tres conceptos colaboren para conseguir sostenibilidad en el territorio. Eso, en su momento, fue absolutamente innovador y, de hecho, todas las áreas protegidas que se han ido desarrollando con posterioridad se han ido acercando a este modelo de gestión. Es una suerte estar trabajando en una reserva de la biosfera, me estimula, en España tenemos la fortuna de contar con muchas, además, de una forma tangencial, participé en la declaración de esta reserva. Donde yo trabajaba, comenzamos a hacer las evaluaciones de las propuestas, previamente a enviarlas a la Unesco, junto con un grupo de científicos y gestores.

Trabajando en pleno Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama, cuyo Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) podrá ver la luz en los primeros años de 2019, ¿qué futuro le ve?, ¿no prevé una excesiva masificación, teniendo en cuenta que ha recibido más de 2,6 millones de visitas, el segundo después del Teide?

Por mi formación filosófica, cualquier declaración de Parque Nacional me parece una buena noticia. A éste le tengo un especial cariño porque soy de Madrid y he sido usuario y caminante… Creo que el principal reto que tiene es absorber y gestionar bien la afluencia masiva de visitantes que tiene.  La salida tradicional y tópica de los 6 o 7 millones de habitantes de Madrid, junto con su zona metropolitana, es la Sierra del Guadarrama; tenemos una carretera nacional que la atraviesa, estaciones de esquí…. El reto fundamental que debe focalizar parte de la energía de gestión es el uso público, el patrimonio natural está, y es fantástico; el patrimonio humano de los alrededores está y ahora debemos gestionar bien el uso público que, tratándose de un parque nacional, podía servir de modelo para otras zonas con gran presión demográfica. El equipo de personas que trabajó y consolidó la propuesta de Parque Nacional era consciente de que ese era uno de los problemas básicos de ese parque.

Los habitantes de los municipios, en ocasiones, argumentan que esta reserva natural se debe a ellos, a que han estado cuidado la zona, y ahora ven mermadas ciertas actividades…

Eso es responsabilidad de la población y de quienes redactan el PRUG a través de los procesos participativos a disposición de los ciudadanos, llegándose a acuerdos de usos y actividades.… Entiendo que si un espacio protegido tiene una buena planificación en uso público y en utilización de recursos , en última instancia, es beneficioso para todos.  A lo mejor, lo que a corto plazo puede parecer un perjuicio para los habitantes, al final, a medio y largo plazo, revierte en población, es verdad que hay que hacer cambios  pero socialmente es positivo, siempre y cuando se tengan en cuenta las necesidades y opiniones de los vecinos y habitantes del territorio. Los órganos de gestión de los parques tienen habilitados los patronatos y otras figuras donde se tiene en cuenta esa opinión.