Cerco a los patinetes eléctricos

Nacho Sáez
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La DGT elaborará una regulación para este tipo de vehículos para que los ayuntamientos la adapten a sus ciudades. El de Segovia ha anunciado que será «bastante restrictivo» en una próxima modificación de la Ordenanza de Circulación.

La Policía Municipal de Valladolid denunció el pasado día 10 al conductor de un patinete eléctrico que circulaba por la acera del paseo de Zorrilla. Los agentes comprobaron que contaba con una potencia superior a los 30 kilowatios, por lo que de acuerdo con la normativa de tráfico debía estar en posesión de una autorización para la circulación y su correspondiente matrícula para no ser denunciado, según argumentó la Policía vallisoletana, que ha comenzado a abordar la problemática que plantean los patinetes eléctricos. ¿Por dónde deben circular? ¿Hay que prohibir que lo hagan por las zonas peatonales? La mayoría de las ciudades no lo tienen claro, incluida Segovia.

La Ordenanza de Circulación de nuestra ciudad, actualizada por última vez en abril de hace dos años, no tiene ningún apartado reservado para los que la Dirección General de Tráfico (DGT) define como Vehículos de Movilidad Personal. Entre ellos figuran los patinetes eléctricos, en plena eclosión como medios de transporte sostenibles, especialmente en las grandes ciudades. Los hay de diferentes tipos y la DGT los enmarcaba en una clasificación con varias categorías en función de su peso (en algunos casos es de 50 kilos), la velocidad que alcanzan (algunos de los actualmente circulan por aceras pueden llegar a 30 kilómetros por hora), su capacidad o su anchura. 

A falta de una regulación específica, eran los ayuntamientos los que tenían la competencia para establecer limitaciones a su circulación en las vías urbanas, pero este pasado miércoles el organismo estatal gestor del tráfico confirmó a Europa Press que introducirá una nueva regulación que incluirá una orden de clasificación de estos vehículos y una cobertura jurídica, entre otras cuestiones. 

Su intención sería elaborar una normativa básica de comportamientos –que recogería el reglamento de vehículos– para que la adapten a sus ciudades los ayuntamientos. Estos serán los que luego desarrollen acciones concretas para ordenar los que parece que quedarán definidos como Vehículos de Movilidad Urbana (VMU). «En España somos buenos en transporte público, infraestructuras, industria del automóvil, tecnología y seguridad vial, pero no somos un referente en movilidad», ha apuntado el director de la DGT, Pere Navarro, que celebra no obstante las iniciativas puestas en marcha ya por algunas ciudades en este ámbito.

En Madrid, la ordenanza de movilidad aprobada hace unos días –gracias al acuerdo entre PSOE y Ahora Madrid– fija que todos los patinetes eléctricos dotados con motor tendrán prohibida la circulación por las aceras y «demás espacios reservados con carácter exclusivo para el tránsito, estancia y esparcimiento de los peatones». Podrán hacerlo por ciclocalles, carriles bici, pistas bici, por la calzada de calles integradas dentro de las zonas 30, respetando la prioridad del peatón, y por las calles en que en todos sus carriles la velocidad máxima de circulación sea de 30 kilómetros por hora, siempre que la anchura del vehículo lo permita en condiciones de seguridad.

La nueva normativa madrileña define tres tipos dentro de estos vehículos: plataformas de una o dos ruedas y patinetes con motor (tipo A); vehículos tipo ‘segway’ y patinetes eléctricos (tipo B), y otro subgrupo en el que entrarían patinetes eléctricos y bicicletas con cesta grande, bici pasajeros, trixie y bici con pasajero mirando hacia atrás (tipo C). Su circulación ha quedado prohibida también en la capital por carriles bus y por accesos y tramos no semaforizados de la M-30 y, por razones de seguridad, mediante señalización específica, se podrá restringir por túneles y por determinadas calles que determine el órgano competente del Ayuntamiento de Madrid.

Este ha determinado que los del tipo C podrán circular por las vías ciclistas acondicionadas de la tipología ciclocarril y que los tipos A y B que circulen por la calzada deberán disponer de timbre, sistema de frenado, luces y elementos reflectantes debidamente homologados. La persona que los utilice en la calzada debe mantenerse en pie sobre el vehículo y se recomienda la utilización de casco homologado.

En Segovia, este asunto vive un compás de espera. El concejal de Movilidad, Ramón Muñoz-Torrero, asegura que el Gobierno municipal tiene la intención de modificar la Ordenanza de Circulación para introducir una regulación similar, a pesar de que la ‘moda’ de moverse en patinete eléctrico aún no ha llegado de lleno a nuestra ciudad. Hay quien los utiliza e incluso fuentes de la asociación Radio-Taxi indican que es habitual ver a usuarios de este tipo de vehículos en la carretera que conduce a la estación del AVE, pero Muñoz-Torrero cree que «aquí aún no es un problema como en otras ciudades».

Aun así anuncia que en la futura modificación de la Ordenanza de Circulación –que tendrá que esperar porque la técnico de Movilidad se encuentra de baja– «pensamos ser bastante restrictivos». La escasez de carriles bici y la insuficiente amplitud de la mayoría de las zonas peatonales complica la posibilidad de reservar espacios a los usuarios de patinetes eléctricos, según el propio concejal, que no obstante quiere esperar a que se pronuncie la DGT para definir si es necesario llevar casco, tener carné o contratar un seguro para poder circular.

"Es un error restringirlos, son el futuro". Los patinetes eléctricos están en el punto de mira incluso en Segovia, tal y como demuestra la experiencia de Abraham Tapias, usuario habitual de uno de estos vehículos de movilidad personal. En un intervalo de apenas unos días dos policías locales «me han llamado la atención por la calle de muy malos modos a pesar de que en absoluto voy rápido». «No sé si es una cuestión de prejuicios o que tienen instrucciones de arriba», apunta. Las restricciones introducidas en Madrid ya las conoce y se teme que se van a extender al resto de ciudades, aunque considera que es «un error».

El patinete eléctrico que utiliza se lo compró hace seis meses por alrededor de unos 300 euros con el objetivo de poder desplazarse rápidamente desde su casa (en el barrio de San José) hasta su puesto de trabajo (en la calle Soldado Español) o hasta la piscina cubierta, adonde acude habitualmente. Ha sido padre por primera vez hace poco tiempo y cada minuto es oro. «Yo creo que es el futuro. No consume gasolina –y por tanto, no contamina–, es más fácil de guardar que una bicicleta, no tienes que buscar sitio para aparcarlo… Para desplazamientos cortos es perfecto», argumenta.

También Segovia reúne las condiciones perfectas para su uso, ya que sube las cuestas sin problemas y permite salvar el denso tráfico que han creado en el centro de la ciudad las obras de la circunvalación y de la calle San Juan. «Y en Madrid hay mucha gente que aparca el coche en las afueras y va en patinete hasta su lugar de trabajo», añade este segoviano que trabaja como administrativo en un despacho de abogados y que practica triatlón. Ni siquiera los adoquines ni el estado de las aceras en la avenida Padre Claret («Yo creo que no hay una sola baldosa que esté bien puesta», afirma) le desaniman en su apuesta por este medio de transporte.

Respecto a las restricciones que se anuncian, subraya que «lo fácil es prohibir y quitarse de problemas», pero considera que no se pueden poner puertas al campo: «Si no permiten los patinetes, inventarán otros vehículos». A él las bicis no le gustan para este propósito, a pesar de que las hay con motor de asistencia al pedaleo, «porque en un piso o en el trabajo ocupan más, en un coche no te caben, prácticamente no puedes entrar en el autobús o en un bar...». «Un patinete, en camnbio, lo cierras y lo puedes meter en cualquier lado», abunda al mismo tiempo que recuerda que estos vehículos cuentan con sistemas de autofrenado.

El destino parece que está reservado para que sólo puedan circular por carriles bici y zonas 30, pero este segoviano cree que deberían tener el mismo tratamiento que las bicicletas. «Está claro que no se puede ir como locos, pero tampoco se puede pretender que vayamos a tres por hora porque dejaría de tener sentido. Para eso voy andando», concluye.

"Hay poca demanda de patinetes en Segovia". Encontrar un establecimiento en Segovia en el que comprar un patinete eléctrico no es sencillo a pesar de que estos vehículos se encuentran en plena eclosión comercial. En una búsqueda por Internet, lo más que aparecen son jugueterías y portales de anuncios de artículos de segunda mano. Sólo a través de un rastreo entre las principales tiendas de motos de la ciudad damos con quienes les venden. O más bien con quienes los vendían. Manuel Fernández los tuvo. Era un producto atractivo para regalar a niños en comuniones y Navidades y probó a ver cómo funcionaban en su tienda, Motos Motolin. La experiencia, sin embargo, fue mala.

Ahora cuando alguien llama interesado en un patinete electrónico, en lugar de celebrar que está cerca de conseguir un cliente, suspira por la cantidad de complicaciones que le puede generar esa venta. «Porque es un producto chino y la calidad es muy básica», explica en conversación con El Día de Segovia. Él, ante el interés de consumidor, toma precauciones. «Informamos al cliente de que es un producto y de los pros y los contras. El pro es el precio y el contra el servicio postventa, calidades… Advertimos que nosotros no los fabricamos, que se hacen en China, que la calidad es muy básica y que si dan problemas tenemos que hablar con el proveedor nuestro para ver si las piezas las mete en garantía o no. Muchas veces llamas al proveedor y, aunque por ley están obligados a dar dos años de garantía, luego te dicen que esto o lo otro no entra en garantía. De hecho en la factura, cuando vendemos uno de estos artículos, indicamos que es chino y que la garantía no es como la de un vehículo normal. Para que luego no te pongan hojas de reclamaciones», indica.

En Segovia, en cualquier caso, no existe apenas demanda por el momento de vehículos de este tipo. «Hay poca y la que hay es para niños de entre 6 y 12 años», revela el responsable de Motos Motolin, que no obstante ha podido comprobar la inquietud que se va extendiendo en la Policía Local por la presencia en las calles de patinetes eléctricos: «Uno me dijo hace unos días que lo iban a estudiar porque cada vez hay más y van más deprisa por las aceras y demás».

Otro vendedor consultado que prefiere no aparecer en el reportaje pone el acento en los perjuicios que supone el adoquín de Segovia para estos aparatos. Fernández, sin embargo, considera que ese no es el problema. Yo creo que es por la calidad. Es posible que por las vibraciones de los adoquines se aflojen tornillos, pero si el producto es de buena calidad da igual que haya o no adoquines», zanja.  Él tiene clara cuál va a ser su postura por el momento respecto a este segmento: «Yo recomiendo un vehículo cuando funciona bien. Cuando no, primero advierto y que decida el cliente».