"Soy fan de las cremitas desde que conocí a mi mujer"

Sergio Arribas
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Esta semana escribe en 'La Pizarra' Daniel Gil, director comercial de La 8 y El Día de Segovia. "Hablo demasiado, pero no me arrepiento", reconoce 'Dani el de la tele', apodo que le identifica desde hace más de 25 años.

"Soy fan de las cremitas desde que conocí a mi mujer"

¿Preparado para una oleada de críticas?. Lo digo por que alguno pensará que escribe en La Pizarra por ser un ‘enchufado’.

No creo. La gente es buena. No piense mal.

Eso «del qué dirán» es sombra de doble filo. ¿Qué cree que dicen de usted?

Que soy un tipo majo, con eso me conformo. El majismo existe. 

Conocido en todos los mentideros como Dani ‘el de la Tele’. ¿Acostumbrado al apellido?

Es una coletilla de hace 25 años. Antes también era Dani Esteban y ahora también Dani Martín. Entre ‘danis’ queda el juego.

Conoce la provincia más que el cartógrafo de la Guía Michelín.

Un amigo me dice que salgo por la provincia con un euro y que, al volver, puedo volver con el mismo euro y después de tomar 14 cafés.

Pateando, por aquí y por allá, promocionando Telesegovia, ahora La 8 y, últimamente, también este maravilloso periódico. ¿Cuántas zapatillas ha gastado?

Bastantes. Más que zapatillas, neumáticos. La capital nos gusta, pero también nos encanta la provincia, donde quizá estén nuestros máximos seguidores en la ‘tele’.

Me dicen que le han llegado a confundir con algún dirigente de la Diputación Provincial.

(se ríe). Sí, pero no con el presidente. Para nosotros la provincia es la sangre de la tele y del periódico. Eso me hace conocer a infinidad de alcaldes. El trabajo de alcalde es abnegado y, por desgracia, muy ingrato.

¿Y no le gustaría ser alcalde?

No, por eso mismo (se ríe). No me seduce la política. Tengo buena amistad con ellos.

Todo el mundo tiene un pasado. Vayamos al suyo. ¿Qué tal se le daba lo de camarero?

Era muy bueno. Era mi fuente de ingresos para pagarme la carrera. Y me encantaba. Estudié marketing, pero no me hubiese importado cursar turismo, aunque te exigían dos idiomas, francés e inglés. Ya era malo ‘chapurreando’ inglés como para plantearme semejante reto. Si supiera idiomas, sería la leche. 

¡¿What are you saying?!

Mi mujer se pone de los nervios. Ella habla francés, inglés e italiano. Cuando salimos al extranjero la tengo frita a preguntas. ¡Estudia de una vez!, me dice.

¿Habla mucho?

Seguramente hablo demasiado, pero no me arrepiento.

No encontró su futuro en el mundo de la hostelería. Pero sí lo encontró en aquella piscina de su pueblo, Bernardos. 

Gestioné la piscina un verano, siendo veinteañero. Fue con mi amigo ‘Chuchi’ y allí conocí a la que es mi mujer y madre de mis dos hijas. Puedo decir que la piscina de Bernardos me cambió la vida. Una frase lapidaria. Bernardos es mi pequeña California. Y San Lorenzo, un paraíso.

¿Era un ‘Pepito piscinas’?

Sí, sí, sin duda. Tenía veinte años, pelo, cochepropio … Era todo un piscinero, aunque no me parecía a Fernando Esteso.

Me cuentan que era un dandy, que despertaba más de un suspiro en su etapa de jovenzuelo… ¿Cómo se conquista?

Hablando. La palabra siempre fue mi mejor arma para la conquista.

¿Y para lograr que un cliente contrate un anuncio o spot?

Escuchando. No tengo ninguna duda.

¿Qué es lo que nunca sería capaz de vender?

Seguros. Me parece muy difícil.

¿Que aprendió de su etapa en Herbalife?

Que la nutrición es muy importante.

¿Y de cuando era comercial de papelería?

De Luis Carlos Rincón aprendí mucho. Cuando venía de la universidad cogía el coche, sobre las cuatro y me recorría toda la provincia. Caía muy bien a las mujeres mayores. Recuerdo que todas las papelerías de la provincia estaban regentadas por personas de avanzada edad. Me veían como el yerno o nieto ideal.

¿Cuánto vale su agenda de teléfonos? ¿Cuántos números tiene?

No tiene precio. Tendré como 500 números, por lo menos. El valor de la agenda no es importante. Lo que vale es la honestidad. La agenda se la presto. No soy egoísta.

¿De quién le gustaría tener su teléfono?

Si quiero un número de teléfono, lo consigo. Es tenacidad, no chulería.

¿Quién es para usted el periodista Luis Martín, que fuera director de Telesegovia? 

Un gurú de la publicidad y de la comunicación. Y una buena persona. De él  aprendí mucho.

Me tiene que perdonar. No he visto sonrisa más generosa que la suya.

Es que sonreir es gratis. Que conste, que la mia es natural, nunca forzada. Con una sonrisa es más difícil que te digan que no. Y la sonrisa genera empatía, ayuda a relacionarte.

Le advierto que tanta sonrisa provoca unas arrugas como fisusas en piedra caliza.

No pasa nada. Mis arrugas son fruto de sonrisas de felicidad.

¿Qué le pone de los nervios?

Los engaños me fastidian mucho.

¿Qué opina de los ubersexuales?. 

¿Los uberqueeé?

Son hombres que se cuidan y se echan cremitas sin perder testosterona.

Siempre he sido ‘fan’ de las cremitas, sobre todo desde que conocí a mi mujer. Hay que cuidarse siempre, hay que ser elegante (se ríe). ¿O no?

No se habrá dado cuenta, pero no tengo mucho pelo, más bien casi ninguno. Y a usted le noto que, últimamente, luce una mata generosa en su cabeza.

Turquía hace maravillas. Se lo recomiendo. Todo lo que se pueda solucionar con dinero, sin sacrificio enorme, sin hacer locuras… pues también soy muy partidario.

¿Cuales son sus mayores complejos?

Mi mujer siempre dice que soy un optimista por naturaleza. Me veo delgado, que no lo estoy, me veía con pelo, que no lo tenía, me veo simpático, que quizá no lo sea…. ¿Complejos? Los idiomas. Es mi punto débil.

Un amigo suyo me ‘chiva’ que es un tipo generoso. ¿cuál es el límite?

La generosidad no debe tener límites. Si no se puede, es que no se puede. Me cuesta mucho decir que no. Quizá sea un fallo.

¿No sabe decir que no?¿Cuándo probaré sus tomates?  

Hasta el año que viene, nada. Bueno, tengo seis u ocho matas. Las he tapado con unos plásticos. Venga, le daré unos cuantos. Pero para usted, no los regale. No sea generoso y me haga la competencia.

Llega Carnaval. ¿de qué se disfrazaría?

Me pondría un bañador en febrero. 

«Hace deporte, pero no le luce», me ha dicho un amigo suyo.

Lo puedo decir hasta yo. Practico deporte solo para decir que practico deporte. 

Presume de desayunar sano y de no comer carne ni dulces. ¿Cómo hace para huir de la dieta del almuerzo del segador?

(se ríe). Pues no quedando con Alberto Orejas (jefe de gabinete de la Diputación)

¿La vida le trata bien?

Estupendamente.

¿Y yo le he tratado bien?

Fenomenal. Los tomates serán suyos.