Una silla para Alicia

Sergio Arribas
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Toribio trabaja de noche como panadero para poder atender a su hija Alicia, de 22 años, con parálisis cerebral. Los vecinos del Real Sitio se vuelcan para recaudar fondos y comprar una silla de ruedas adaptada que permita a la joven ganar autonomía

Toribio besa a su hija Alicia, en la sede de la asociación ADISIL. - Foto: Rosa Blanco

Alicia tiene una magia especial. Ojos vivos y brillantes y una sonrisa perenne y contagiosa. Cuando se le pregunta por sus uñas pintadas de azul, su sonrisa se expande. Tiene 22 años y, por culpa de una parálisis cerebral, está mermada en su capacidad intelectual, aunque «su comprensión es muy buena», aclara su profesora, Ana Díaz, una onubense que hace veinte años llegó a Segovia para trabajar en la asociación de discapacitados del Real Sitio (ADISIL). 

Alicia apenas habla. Responde con frases cortas, monosílabos, quizá abrumada por la visita sorpresa, de la que es protagonista. No obstante, su mirada y sonrisa indican que los desconocidos son bienvenidos. «¡Son periodistas. Te vas a hacer famosa!», le comenta Ana, en presencia del padre de Alicia, Toribio Alonso, que contempla la escena a escasos metros.

Es su padre quien explica las secuelas físicas que sufre su hija, la pequeña de cuatro hermanos, a causa de la parálisis cerebral. «Ella, por sí sola, no se pone de pie» , de manera que «hay que moverla para todo», explica el progenitor, quien en su día optó por buscar un empleo por la noche, de panadero, para poder estar con su hija y cuidarla durante el día.

Toribio besa a su hija Alicia, en la sede de la asociación ADISIL.Toribio besa a su hija Alicia, en la sede de la asociación ADISIL. - Foto: Rosa BlancoComo su casa, de alquiler, no está adaptada, la silla de ruedas queda aparcada junto a la puerta y es Toribio el que se encarga de llevar y mover a Alicia por toda la casa. Comer es lo único que puede hacer sin ayuda. Cada día, es su padre quien la levanta de la cama y la lleva, en brazos, de un lado a otro del domicilio familiar, a la cama, al sofá, y a la silla de ruedas, con la que solo puede circular si es empujada por él, su madre o alguna de sus hermanas. 

Cada mañana, Toribio mete la silla en el maletero del coche, aúpa a Alicia al interior del vehículo y la lleva desde Segovia a la Casa de Cultura del Real Sitio, donde, junto con otros 18 compañeros, todos con discapacidad, aprende y trabaja en el taller de vidrio y madera que imparte Ana. La diferencia con el resto de sus compañeros es que Alicia precisa de ayuda para moverse en todo momento. Es por eso por lo que su padre también está durante toda la mañana en el aula, pendiente de su hija, echando una mano a los chavales como voluntario de la asociación. Sobre las dos de la tarde, Alicia y Toribio regresan a Segovia. «Después de comer —explica— la tumbo un rato en la cama para que esté estirada y no todo el rato sentada, juega un rato y después de cenar, a la cama, para seguir al día siguiente con su rutina».

A esta proeza diaria, Alicia suma una hazaña, la de haber logrado unir a todos los vecinos de San Ildefonso y Valsaín, a su ayuntamiento, asociaciones, AMPAS de colegios y clubes deportivos, embarcados en el reto de buscar fondos para dotar a la joven de una silla eléctrica adaptada a sus características físicas, con la que conseguirá autonomía y reducirá el titánico esfuerzo y sacrificio que, cada día, realiza su familia. 

Alicia, en el taller de ADISIL, en el Real Sitioi.Alicia, en el taller de ADISIL, en el Real Sitioi. - Foto: Rosa Blanco«Se me echó a llorar». La silla cuesta entre 7.000 y 8.000 euros, una cantidad inasumible para su familia, por lo que el consistorio, ADISIL y un puñado de colectivos se han movilizado para recaudar fondos con este propósito. «Está superilusionada, cuando se lo dije, se me echó a llorar», comenta Ana, que precisa cómo esta silla adaptada supondrá un «enorme beneficio» para Alicia. «¿Sabes lo triste que es depender de todo el mundo? ¿Que veas que, por ejemplo, aquí en el taller, todos tus compañeros se levanten para desayunar o comer un bocadillo, salir a la puerta o dar una vuelta y que tú siempre necesites a alguien?»,  añade su profesora. 

Para encargar la silla, se contactó con una empresa especializada de Madrid. Acudieron a tomar medidas de su cuerpo, que está algo ladeado, para garantizar su comodidad en la silla; además de para comprobar las necesidades de Alicia, con el fin de que ella pueda manejarla de manera sencilla. También han solicitado que las baterías sean un poco más pequeñas, aunque pierda algo de autonomía, con el fin de que sea más ligera de peso y su padre la pueda plegar y meterla en un coche que tampoco está adaptado.

El primer teniente de alcalde y concejal de políticas municipales, Samuel Alonso, es quien canaliza el papel del ayuntamiento en esta iniciativa solidaria que «no es de nadie y es de todos, porque es global, de todo un pueblo». Comenta que todo empezó a moverse antes del verano. «Estamos hablando de donativos y cuando la gente contribuye con dinero de su propia economía es algo muy serio, que había que hacer muy bien y con total transparencia», comenta Alonso, que precisa que, hasta la fecha, se han realizado 8 actividades, desde los colegios y clubes deportivos hasta la ‘Judiada Solidaria’ que reunió, el pasado 29 de diciembre, a unos 250 comensales; todo con el propósito de recaudar fondos para adquirir la silla para Alicia. 

Alicia y sus compañeros, en el taller de ADISIL.Alicia y sus compañeros, en el taller de ADISIL. - Foto: Rosa Blanco«Hasta el día de hoy llevamos recaudados en torno a 3.500 euros», explica el concejal que confía en poder llegar a la cifra exigida. Esta en marcha una ‘rifa benéfica’, con la venta de papeletas, a dos euros, que pueden adquirirse en la oficina de turismo y en establecimientos comerciales del municipio. El premio será una gran cesta con productos donados por empresas y comercios de La Granja y Valsaín. Faltan aún más actividades, como un concierto benéfico que tendrá lugar en el teatro municipal Canónigos. «Estamos tocando todos los palos que podemos», explica Samuel Alonso.«Tenemos el vidrio, las judías, el Palacio y los Jardines. Pero nuestro producto estrella es ADISIL», añade el concejal, que destaca el «fuerte espíritu solidario» que, según dice, caracteriza a los vecinos del Real Sitio. De los 19 alumnos del taller de ADISIL, solo dos residen en el Real Sitio. «Alicia es de Segovia, no de La Granja, y nadie nos ha venido a preguntar. Estamos encantados de tener esta asociación y de ofrecer nuestro respaldo», añade.

Para contribuir con el proyecto, bautizado como ‘Una ilusión sobre ruedas’ también está habilitada una cuenta corriente (ES28 2038 7630 303000182960); mientras que la directora del taller, Ana Díaz, también está trabajando, en paralelo, para lograr ayudas de otras instituciones públicas segovianas.

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Alicia en el taller de la asociación ADISIL.
Alicia en el taller de la asociación ADISIL. - Foto: Rosa Blanco
Una silla para Alicia
Una silla para Alicia - Foto: Rosa Blanco

«Cuando se dice que se invierten millones en ayudas sociales, yo me pregunto ¿dónde están? He tocado muchas puertas y no hay ayudas», comenta Ana, que aún recuerda cuando Alicia acudió por primera vez a ADITIL. «Llegó con 18 años, con esa carita tan bonita. No tenemos personal preparado, pero su padre se comprometió a venir todos los días para atenderla. Por suerte, no tuvo que quedarse en casa y hoy está con nosotros. Ójala podamos conseguir pronto esa silla para que gane en autonomía y calidad de vida. Se lo merece».