'Pasión y esfuerzo' es el lema que figura en las bufandas del Club Deportivo San Cristóbal, que sin hacer mucho ruido a conseguido construir una de las canteras más numerosas de la provincia de Segovia. Incluso ha crecido con la pandemia. «Tenemos un pabellón casi a nuestra única disposición», destaca su presidente, Luis María Cáceres, a la hora de desvelar los secretos de una entidad modélica.
Fue fundado en 1999 de forma paralela a la segregación de San Cristóbal de Segovia, hasta ese momento un barrio de Palazuelos de Eresma. «El club nació con el espíritu de la segregación con el objetivo de que la población juvenil de San Cristóbal pudiera desarrollar un deporte federado desde niños hasta adultos», explica Cáceres. Una de sus principales singularidades es que el deporte rey ha quedado fuera de sus fines. «En la primera etapa tuvimos uno o dos equipos de fútbol, pero había que ir a Palazuelos para entrenar. Desde 2012 que lleva esta directiva somos un club casi exclusivamente de fútbol sala».
Esa seña de identidad no ha pasado desapercibida. Las familias de pueblos como Torrecaballeros o Espirdo reconocen al CD San Cristóbal como un destino idóneo para sus hijos que quieren practicar fútbol sala. «Muchas veces es más cómodo para ellos venir a San Cristóbal que andar metiéndose en Segovia», apunta Cáceres, convencido del respeto del que goza el club. «Con la desaparición del Segovia Futsal los chavales se repartieron entre unos y otros, y ahora se está volviendo a los clubes de fútbol sala de toda la vida. La Segoviana y el Segosala cogieron muchos jugadores, pero hay que tener infraestructuras. Ahora se está recolocando el personal».
Club Deportivo San Cristóbal, pasión y esfuerzoEntre las consecuencias de esos reajustes sobresale el crecimiento que ha experimentado el CD San Cristóbal. Antes de que se decretara el estado de alarma tenía alrededor de 150 integrantes y ahora se sitúa en el entorno de los 200. Para su presidente, «el techo está cerca». «Por el personal que tenemos para atender a los equipos. Podemos crecer todavía un poco más, pero el número de niños que entra en el colegio es cada vez menor». Desde que empezó este siglo, la población de San Cristóbal (3.080, según el último padrón) solo ha dejado de aumentar en 2011 y 2013, pero el crecimiento se ralentiza. El año pasado se empadronaron 29 vecinos más.
Lo que no decaen son los ambiciosos objetivos del CD San Cristóbal. «Nuestros retos son varios ahora mismo. Mantener al equipo juvenil de División de Honor, que es la máxima categoría, y que el Regional sénior ascienda a Tercera División, pero sobre todo que desde prebenjamines hasta senior puedan jugar al fútbol sala», subraya el Cáceres, al frente de una junta directiva formada por otras cinco personas con un denominador común: «Somos padres que tenemos a los niños en el club o que los hemos tenido y que seguimos haciendo cosas por San Cristóbal. Todos vivimos en San Cristóbal y para nosotros esto significa trabajar para nuestra sociedad».
Más sana gracias a su labor. «No hay mayor alegría que un sábado por la tarde ver el pabellón. Mientras los chavales tienen como objetivo el deporte no están pensando en otras actividades. Tenemos dos equipos juveniles que disfrutan de la vida en todos los sentidos, pero que son responsables y que con 20 años siguen haciendo deporte. Creo que es algo importantísimo».
La sexta ola del coronavirus les ha puesto una piedra en el camino, pero confían en que un 2022 lleno de éxitos. «Hace siete años iniciamos la aventura de sacar equipos en competición regional. No lo hacía nadie salvo algo en Cuéllar y El Espinar, y ahora tenemos cinco equipos autonómicos de un total de 13. De chicas hemos tenido hasta hace dos años. Con la pandemia se deshicieron, pero no renunciamos a volver a tenerlo», concluye Cáceres.