Jubilado antes que exculpado

Nacho Sáez
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Uno de los policías locales investigados por subirse al Acueducto para evitar un suicidio se jubila sin que el Ayuntamiento le haya comunicado la resolución del procedimiento.

El exoficial de la Policía Local de Segovia Ángel González, este pasado martes. - Foto: Rosa Blanco

El corazón tiene razones que la razón no entiende. Igual que la burocracia, las administraciones públicas y la política en numerosas ocasiones. El exoficial de la Policía Local de Segovia Ángel González se jubiló el pasado domingo sin que el Ayuntamiento le haya comunicado el desenlace de la investigación que  le abrió por subirse al Acueducto para evitar un suicidio. Nadie espera ya que acabe en un expediente sancionador, pero no haber dado carpetazo al procedimiento obligó a este exoficial a retrasar un mes la fecha de su jubilación.

Una suspensión de empleo y sueldo le podría haber generado problemas ante la Seguridad Social a la hora de computar los años cotizados. «Fui sentenciado públicamente sin ser escuchado y sin ser juzgado por haber incumplido supuestamente un protocolo que no existía y una orden que se me había dado verbalmente años atrás en un despacho no siendo así. También pedí una copia de las actuaciones y se me negó por decreto. Todo eso fue muy doloroso, pero el daño más grande se le hizo a la imagen de la Policía Local de Segovia y por extensión a todas las policías locales locales cuando se dijo que la Policía Local no tiene competencias en materia de seguridad ciudadana y que su función se limita a poner conos y llamar a bomberos para que lleven la escala», señala González con un tono que aparentemente no destila rencor.

Él asegura que no lo siente. «Me gustaría tomarme algún día un café con las personas que tomaron la decisión [de abrirle una investigación] y decirles que me gustaría que me hubieran preguntado. Yo creo que esas intervenciones enaltecen la imagen del cuerpo de la Policía Local. Antes de ir a una intervención no se puede decir que vas a hacer esto o aquello porque no se puede predecir todo y, en una situación de urgencia en la que está en peligro la vida de una persona, tienes que tomar decisiones en décimas de segundo y sientes la obligación de actuar sin pensar en el riesgo de lo que haces y lo que dejas atrás si sale mal. Agradezco el apoyo de la familia, compañeros, amigos, ciudadanía y de los grupos políticos del PP, Ciudadanos y Podemos», remarca.

Después de una trayectoria de 37 años y diez meses, no quiere que se le recuerde por esta polémica. Al ser preguntado por su labor sale a relucir también, inevitablemente, la amenaza que recibió durante un acto en junio de 2018 del entonces concejal de Urbanismo Alfonso Reguera, que tuvo que dimitir y más tarde fue condenado por un juzgado por un delito leve de amenazas. «Durante todo el proceso judicial tuve el apoyo de mi familia y de compañeros pero no evitó que lo pasase mal, porque fue un proceso muy largo en el que nadie del equipo de Gobierno se acordó de mí, salvo para evitarme, y en el que se suprimió el servicio de gala. Afortunadamente el actual equipo de Gobierno lo ha recuperado siendo consciente de que, además de acompañar a la Corporación, se la protege y se ayuda al ciudadano. Dicho esto, creo que el señor Reguera pagó el error, cumplió la pena impuesta y debería ser recordado por otras cosas, al igual que yo», argumenta.

La carrera de un policía local también es el reflejo de la vida. Las alegrías se mezclan con las decepciones y a veces con la tristeza más absoluta. «El 7 de agosto de 2003 ascendí a oficial y ese día terminó de forma trágica para mí con la muerte de mi madre en la vía pública», recuerda, agradecido no obstante a todo lo que le ha dado formar parte de la Policía Local de Segovia: «Me ha encantado. Ha sido mi vida y me ha permitido tener una familia maravillosa. Como toda profesión tiene sus momentos malos pero, al igual que muchos compañeros, he tenido momentos de mucha satisfacción. Me quedo  con cuando atendí un parto y otra ocasión en la que a un señor le dio un infarto en una empresa del Polígono de Hontoria. Estaba cianótico y, gracias a nuestra actuación, sigue viviendo. Eso es muy gratificante. Se nos asocia a las multas de tráfico, pero hacemos muchas cosas más y creo que la gente cada vez  lo reconoce más. Yo me voy con la conciencia tranquila y con el deber cumplido. No soy distinto a nadie».

Tras la reciente incorporación de ocho nuevos agentes, la Policía Local tiene un centenar de efectivos y acaba de estrenar un nuevo servicio de barrio. «Está claro que hacen falta unas nuevas instalaciones acordes al siglo XXI. En cuanto al número de efectivos, tendrían que cubrirse todas las vacantes que hay empezando por las de arriba. Creo que hay una falta de planificación no solo en Policía Local sino en todo el Ayuntamiento.  En cuanto al funcionamiento, seguramente cada uno haría las cosas de una manera  pero yo creo que la Policía Local funciona bien», concluye este exoficial, que también ha sido delegado sindical de CSIF durante cerca de dos décadas.