Cuando el amor se conserva en un baúl

M.Galindo
-

Las mujeres del Programa de Mayores de Cáritas Diocesana muestran sus trajes de boda en una exposición que evoca los usos y costumbres nupciales de la sociedad en los últimos 100 años

Los trajes pueden verse en La Alhóndiga hasta el 28 de abril - Foto: Rosa Blanco

Argimira - Argi para las amigas- presume orgullosa ante el vestido con el que se casó hace 60 años en la parroquia de los Padres Paúles de Ávila  y asegura que cuando le sacó del armario y le planchó "me le puse y todavía me vale". Su traje es uno de los hermosos 14 ejemplos que se exhiben en la exposición 'Desvistiendo los sobraos', con la que el programa de Mayores de Cáritas Diocesana de Segovia ofrece a los segovianos la posibilidad de hacer un recorrido por los usos y costumbres nupciales de los últimos cien años en el marco de las actividades de la 'Semana del Mayor.

El corto pero singular catálogo de trajes que pueden verse en la muestra abierta en la sala de La Alhóndiga bajo el título 'Desvistiendo los sobraos' hasta el próximo 28 de abril evoca no sólo las modas y estilos de las distintas décadas del siglo XX, sino un sinfín de recuerdos a muchas de las personas que ya la han visitado, que han superado el millar desde su inauguración el pasado 11 de abril.

El origen de la exposición surge de los encuentros que periódicamente mantienen las integrantes del programa de Mayores, en los que entre actividad y actividad se desgranan conversaciones y se comparten recuerdos. Begoña Tardón, responsable del programa en Cáritas Diocesana, explica que  en una de las conversaciones «comenzamos a hablar del pasado y algunas de las participantes comentaban que aún conservaban sus trajes de novia, y de ahí comenzó a plantearse la posibilidad de mostrarlos al público a través de una exposición».

De este modo, la búsqueda en los desvanes - los 'sobraos' en las casas del pueblo- hhizo posible poder reunir esta colección, complementada con una cartela individualizada ilustrada con la foto nupcial de los contrayentes y la fecha del enlace matrimonial.

Entre la tela de los trajes nupciales se ocultan la historia de cada boda y el inicio de una peripecia familiar cargada de significado. Argi recuerda con emoción cómo conoció a su marido en una oficina bancaria cuando su padre le encargó el pago «del cupón  del pastor y del criado», y el entonces empleado de banca llegó incluso a cambiarse de sección para ver a la mujer con la que comparte su vida en las últimas seis décadas.  «Yo llegaba a la oficina con mi vestido rojo y mi cola de caballo en el pelo y él me buscaba para encontrarse conmigo, e iniciamos cuatro años de noviazgo y después sesenta años de matrimonio», asegura.


El más antiguo, un recatado vestido nupcial de color negro, es de 1915 y pertenece a Carmen, una mujer que en aquella época desafió el 'stablishment' para imponer su voluntad frente a la de su familia a la hora de elegir a su compañero de vida. Su nieta explica con orgullo que «el padre de mi abuela tenía decidido que se casara con otro hombre, pero ella le dijo que si no se casaba con Primo - el nombre de su prometido- se quedaría soltera, y al final tuvo que transigir».

Lamentablemente, estos trajes se conservan de forma excepcional fruto de la voluntad de las familias de mantener el recuerdo de sus bodas, pero Begoña Tardón precisa que muchos otros tuvieron que transformarse en vestidos o prendas de abrigo fruto de la necesidad de épocas que obligaban al reciclaje para la subsistencia. Ya bien entrado el siglo XX, la evolución de la moda nupcial se ve en los trajes de la muestra, algunos de ellos con un diseño muy contemporáneo y otros  mas próximos a la década de los 70 con una clara inspiración en el movimiento 'hippie'.

La exposición se complementa con una selección de fotografías del primer tercio del siglo XX del fotógrafo Antonio Cánovas del Castillo Vallejo 'Kaulak', cedidas por Juan Carlos Monroy, que refuerza la idea evolutiva de la muestra, así como varias vitrinas con mantones, joyas y complementos que llevaban las novias en distintas épocas.

La muestra se plantea como la actividad central de la 'Semana del Mayor'  que pretende hacer visible la importancia de las personas mayores en la sociedad y significar la lucha contra el edadismo que Cáritas abandera en pro de mejorar su bienestar. Teresa Villanueva, responsable del área de Mayores y Envejecimiento de Cáritas Española, asegura que esa exposición es un ejemplo de lo que puede ser el trabajo que se realiza desde esta organización, orientado no solo a mejorar la autonomía personal de los mayores, sino a conseguir que la sociedad no les arrincone por su capacidad.
«Recordar es pasar por el corazón - asegura Villanueva- y cuando las personas se van haciendo mayores, los recuerdos son importantes y necesarios, porque vuelven a hacer pasar por el corazón momentos felices o significativos de la vida y ayudan a mantener la mente activa».


Desde Cáritas, la lucha contra el edadismo se plantea "desde el conocimiento», en palabras de Villanueva, y destaca la importancia de visibilizar este problema en la sociedad haciendo frente a los estereotipos relacionados con la edad. «Es importante dar voz e imagen a un problema para combair los estereotipos que en la actualidad apartan a las personas del espacio social, y que la Organización Mundial de la Salud señala como la discriminación que mayor número de personas sufren en el mundo, porque creemos que las personas mayores no saben, no pueden o no llegan, pero es algo que no es real, porque es un grupo muy heterogéneo con distintas capacidades, y lo importante es trabajar para construir comunidades en las que todo el mundo tenga su espacio y su lugar», concluye.