50 aniversario del Hospital General: "Es un hospital familiar"

Nacho Sáez
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El Día de Segovia reúne a 19 trabajadores de diferentes servicios del Hospital General con motivo del aniversario del centro, del que destacan el crecimiento que ha experimentado.

50 años salvando vidas - Foto: Rosa Blanco

Médicos, enfermeros, auxiliares de enfermería, técnicos de rayos, administrativos, farmacéuticos, fisioterapeutas, celadores, cocineros, informáticos, celadores, limpiadores, trabajadores sociales, empleados de mantenimiento y de seguridad, camareros... Todos estos perfiles profesionales y alguno más están representadas en el Hospital General de Segovia, una gran maquinaria que funciona las 24 horas del día y los 365 días del año y que necesita a todos ellos para funcionar engrasada. Así ha sido a lo largo de los 50 años que ahora cumple este centro, un hospital de provincia pequeña pero comprometido con la excelencia, la enseñanza y la investigación.

El Día de Segovia reunió este pasado martes a 19 de sus trabajadores para conmemorar ese medio siglo de historia. Un tiempo en el que  ha pasado de tener 336 empleados a más de 1.500, en el que con motivo de sus 'bodas de plata' creció en  más de 20.000 cuadrados y en el que ahora, coincidiendo con otra efeméride, se prepara para otra renovación profunda. Lo que el 20 de noviembre de 1974 se inauguró como Residencia Sanitaria de la Seguridad Social Licinio de la Fuente se convertirá en los próximos años en un hospital universitario.

«Me enorgullece haber estado gran parte de los años que llevamos formando parte de la atención que hemos prestado a las segovianos», apunta José María Alonso Muñoz, uno de los veteranos de la plantilla. Pronto cumplirá 35 años de servicio, ahora como jefe de cocina. «Entré a trabajar como interino por necesidades del servicio de la cocina», recuerda. «En nuestro servicio lo que hace diferente al Hospital General de Segovia es que todavía podemos dar un trato personal y hacer los menús y las elaboraciones a diario y no con cadenas de frío. El volumen de trabajo que tenemos todavía nos permite mantener eso. Me da miedo que las autoridades sanitarias no hagan una apuesta decidida por el futuro. Haber llegado hasta aquí no es una meta sino parte del recorrido y debemos de seguir prestando la mejor atención que podamos».

La vorágine llega a cada uno de los rincones del hospital. María Teresa Criado coordina el servicio de farmacia. «El crecimiento de toda la actividad del hospital ha sido exponencial. De consultas, de hospitalizaciones, de fármacos, de técnicas, de pruebas... De todo. Evidentemente no hay determinadas especialidades y hay que derivar a otras provincias, pero es un hospital muy completo y que se va adaptando a las circunstancias bastante bien», destaca. Varios de los participantes en este reportaje se revuelven ante la afirmación de que es un hospital pequeño. Solo en la lavandería trabajan 30 personas. «Nosotros no tenemos relación con los pacientes, pero tenemos mucho cuidado con la limpieza, con las contaminaciones cruzadas...», explica una de ellas, Gloria Ruiz Pinto, de 60 años y con casi dos décadas a sus espaldas de trabajo en el Hospital General.

«Cuando empecé todo era bastante distinto. Las cosas han ido a mejor, pero necesitaríamos más gente porque nos quedamos cortos», añade. La pandemia evidenció todas las carencias de un centro que, por ejemplo, continúa sin tener una unidad de estancias medias. «La buena marcha de nuestra sanidad pública es una responsabilidad de la sociedad y de las autoridades. Las cosas no vienen solas sino que son el resultado de la contribución de todos los ciudadanos», remarca la responsable de los servicios farmacéuticos, María Teresa Criado, una de las muchas segovianas que trabajan en el Hospital.

También hay muchos profesionales procedentes de otras provincias que han construido su carrera aquí. Ana Isabel Gallardo, médica de Urgencias, es de Madrid y en 1986 aterrizó en Segovia para hacer la residencia de medicina de familia. «Terminé la especialidad, no tenía muchas opciones de trabajar y en ese momento el Defensor del Pueblo había hecho un informe sobre los servicios de Urgencias. En ese momento se abrieron varios servicios de Urgencias y uno de ellos fue el de Segovia», revela.

No se arrepiente de la decisión que tomó de quedarse en este hospital: «Segovia tiene la ventaja de ser un hospital familiar. Nos conocemos todos, nos ponemos cara y esto ayuda muchísimo no solamente a nuestro trabajo profesional sino también a la relación con los pacientes porque porque le da  un plus de humanidad a la atención sanitaria. Doy gracias a toda la gente que me he encontrado en mi vida profesional, que me ha ayudado a crecer como como médico y también como persona. Hemos tenido compañeros que han hecho que el Hospital crezca. No puedo dejar de hablar de [Erik] Clavería, que nos ayudó tanto y nos enseñó tanto, del doctor Duarte también, oftalmólogos como el doctor Palmerino, radiólogos como Jacinto Grasa, Justino Alonso, Julio Izquierdo... Y muchos otros. La gratitud es inmensa».

Un punto de inflexión lo marcó la Covid-19. «Fue un momento muy duro porque no sabíamos lo que iba a pasar y encima nosotros estábamos en la primera línea de actuación y no sabíamos si nos íbamos a contagiar y el bicho iba a acabar con nosotros. No dejaban de llegar pacientes y nos vimos totalmente desbordados», reconoce la doctora Gallardo. «Si cierro los ojos veo a toda la gente metida en buzos protegida desde los pies hasta las orejas y sudando lo que no está en los escritos», abunda Antonio Velasco, trabajador de los servicios generales, que engloba la seguridad, la lavandería, la limpieza, la cocina... «También trabaja aquí me mi mujer. Del Hospital hemos hecho nuestro proyecto de vida».

También lo ha sido de José García Berzal, responsable del servicio de mantenimiento. Aunque ya ha cumplido los 65 años, dice que todavía le queda cuerda. «El Hospital va envejeciendo, no disponemos de los efectivos necesarios y cada vez nos cuesta más llegar, pero soy positivo cuando miro al futuro porque hospital tiene que haber. Con la obra nueva ya veremos», señala. En el extremo opuesto se encuentra Lucía Martín Gómez, residente de enfermería de familia y comunitaria. Nació en este centro y ahora trabaja en él. «Hay mucha unión. Igual en hospitales más grandes no la hay tanto», resalta.