Una historia para concienciar

S.S.
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Mari Paz González, junto al cuerpo de Policía Local, imparte charlas sobre educación vial en las que relata el accidente que la cambió la vida

Una historia para concienciar - Foto: Rosa Blanco

«El 12 de mayo de 1995 destrozó a mi familia; a partir de ahí es un antes y un después. Eso destrozó mi vida, mi niñez, mi infancia, mi juventud, mi futuro y mi todo». La historia de Mari Paz González comienza así. Ella es coordinadora de la Asociación Española de Lesionados Medulares (Aesleme) de Castilla y León y profesora de educación vial. Hace 28 años que fue víctima de un accidente de tráfico que la cambió la vida al provocarla una lesión medular.

«Yo ese día no tenía que estar allí, tenía que estar en el colegio, pero había tenido una enfermedad rara y venía de operar recientemente a mi madre. Ese día volvíamos las dos de una revisión mutua. Mi madre me dijo que me quedara con mi hermano y así me olvidaría un poco de tanto hospital, y yo la dije que me quería ir a casa, pero me insistió en que fuera a comer con mi hermano. Fue entonces cuando en una carretera de Valladolid, que se llama el Camino Viejo de Simancas, a una velocidad ínfima, a unos 60 kilómetros por hora...», aunque eso no impidió que a su hermano, que era quien conducía, le patinara el coche provocando un impacto contra un guardarraíl. «Yo iba en la parte de detrás del copiloto en un coche que no tenía cinturones, y yo literalmente volé. Me dí contra el asiento de delante, me partí el tórax, me desplacé el pulmón izquierdo y tengo tres costillas hundidas en el lado izquierdo y cuatro costillas hundidas en el lado derecho que no se han colocado, lo que implica muchísimo dolor. Me golpeé la espalda pero las vértebras no se movieron. Rompí el cristal con el brazo derecho y después de más de 25 años sigo sacando cristales de este brazo, con la suerte de que no tenga que entrar a quirófano porque me pillen algún tendón; y quedé aprisionada con medio cuerpo fuera y medio cuerpo dentro del coche mientras me chorreaba gasolina. Yo literalmente me estaba quemando», recuerda Mari Paz. «La gente que venía en los coches de detrás cometieron un error, y es que me sacaron y me pusieron de pie, y yo en ese momento sólo oía que mi hermano estaba muerto. Y salí corriendo a buscarle, que es lo que hubiera hecho todo el mundo, y al salir corriendo fui yo sola la que me provoqué la lesión medular. Caí totalmente desplomada sin poder mover ni los brazos ni las piernas. Entonces fue cuando me montaron en un coche para llevarme al hospital y, en ese momento, vi que mi hermano estaba vivo y que se iba en la única ambulancia que apareció con la otra persona que se suponía que estaba más grave que yo. Al llegar al hospital caí en coma dos meses», relata con un hilo de voz en una de las últimas charlas que realiza en colaboración con la Policía Local de Segovia.

A través de estos encuentros con los jóvenes de colegios e institutos, se intenta concienciar de los peligros que acarrea coger un vehículo. «Un coche mata más que una escopeta», lamenta Mari Paz y, a pesar de tener que rememorar varias veces al día su historia, lo hace con la ilusión de salvar vidas.

Su compañero, Óscar Borrego, perteneciente al cuerpo de Policía Local de Segovia, es el encargado de dar a conocer la normativa y explicar lo que acarrea el cometer infracciones como por ejemplo superar la tasa de alcohol, conducir habiendo consumido sustancias estupefacientes o superar la velocidad permitida.

De ésta manera, Borrego cuenta de forma amena y con ejemplos que han sucedido realmente en la ciudad los principales problemas de los accidentes de tráfico. «Las distracciones son un factor recurrente que causa  un 31% de los accidentes mortales, la velocidad causa el 25€ y el alcohol y las drogas el 27%». «Desgraciadamente todos los fines de semana ocurren cosas. Nosotros hacemos pruebas de alcoholemia constantemente. En la tarde buena, un coche en la curva de la carretera de Villacastín se había comido un guarda raíl, y menos mal que había guarda raíl porque si no se hubiese matado. En otra ocasión, en el barrio del Carmen íbamos a tomar café y vimos justo que donde está la Caixa había un coche aparcado encima del bordillo, con casi todos los aparcamientos vacíos. Cuando salió el dueño le preguntamos que si ocurría algo para tener que dejar el coche sobre la acera, y nos dijo que sólo había ido a sacar dinero. Tenía los ojos rojos y olía a alcohol. Le hicimos la prueba de alcoholemia y dio 0,55. Lo más grave es que vivía al lado y había ido en coche al banco. Además de que nos reconoció que el día anterior por la noche había bebido, pero eran las cinco de la tarde. Y es que se había tomado 18 copas y por eso todavía daba positivo».

Para que los jóvenes entiendan las consecuencias del alcohol y las drogas, el cuerpo de Policía dispone de dos gafas de simulación que prestan a los alumnos para que se sientan en la piel de todos aquellos que se encuentran bajo los efectos del alcohol o que han consumido sustancia, lo que conlleva la pérdida de reflejos y de velocidad de reacción a la hora de ponerse al volante.
«Si tienes suerte, te matas tú; pero si no la tienes, matas a alguien», señala Mari Paz González. Una frase que suele calar entre los jóvenes a los que van dirigidas las charlas.

Para amenizar la jornada, Mari Paz y Óscar incluyen un ejemplo sobre el peligro que entraña el exceso de velocidad que la mayoría de jóvenes conocen: el accidente de José Antonio Reyes, exfutbolista del Sevilla, Atlético, Arsenal y Real Madrid, fallecido en un accidente de tráfico por consecuencia de la combinación de la excesiva velocidad de circulación y un reventón del neumático trasero. A esto añaden la visualización de campañas de concienciación tanto ante la velocidad como al consumo de alcohol y/o drogas antes de ponerse un volante.

El jefe de la Policía Local, Vicente Sanz, revela que comenzar a formar a los jóvenes es fundamental. «Hay que hacer ver lo importante que es saberse las normas, conducir evitando cualquier tipo de riesgo, evitar el alcohol, la velocidad excesiva o las drogas. Todo esto va a conllevar a que entre todos intentemos vivir en una ciudad lo más plácidamente posible». Además, apunta a que las multas económicas o la pérdida de puntos son cosas que «no tienen ningún tipo de importancia en comparación con la cantidad de problemas que puede conllevar un accidente: víctimas, heridos, dramas familiares, etc».

Datos 2023. En lo que respecta a los datos de 2023 en cuanto al balance de seguridad vial a nivel provincial, se han contabilizado 311 accidentes de tráfico con víctimas. Siendo nueve de ellos accidentes mortales en los que han fallecido doce personas.
La mayor parte de los fallecimientos (ocho) se produjo en accidentes por choque frontal entre los automóviles, seguidos por salidas de vía (tres).