Dos pizarras, un objetivo

Diego Izco (SPC)
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Jürgen Klopp y Carlo Ancelotti llevarán las batutas en el previsible choque de estilos en París

Dos pizarras, un objetivo

El duelo de estrategas es el de la pizarra tranquila contra la pizarra nerviosa. No es difícil, extendiendo el paralelismo, imaginar a Carlo Ancelotti en batín, sentado en un sofá orejero y disfrutando de un buen puro mientras suena algo de Puccini mientras, en la habitación de al lado, Jürgen Klopp aporrea un bajo eléctrico como lo hacía Lemmy en Motörhead.

El técnico italiano es un convencido de que todo fluye si el trabajo previo es bueno. Diez chicles en la banda y la mirada convencida de quien sabe que las cosas terminan saliendo. Klopp es más intervencionista. Es un entrenador que ha transformado la mentalidad, el estilo y hasta la cara del Liverpool en seis temporadas hasta recuperar la distancia perdida con otros gigantes del fútbol inglés. 

Las trayectorias de ambos preparadores se entrelazan desde la temporada 15/16. Antes de ese verano, el alemán había alcanzado la fama (y casi la gloria) en la Bundesliga. Primero en el Mainz, donde estuvo ocho temporadas y después en el Dortmund, siete campañas en las que logró arrebatar el título al Bayern de Múnich (último equipo que lo ha hecho en Alemania: en 2011 y 2012). Antes de ese verano, igualmente, Ancelotti ya era un tipo que no tenía nada que demostrar. Aquellos subcampeonatos brillantes con Parma y Juventus, los ocho años repletos de éxitos en el Milan, los tres títulos en apenas dos años en el Chelsea, la Liga en el Paris Saint-Germain, su primer paso por el Real Madrid… 

El descanso

Pero ambos, al mismo tiempo, deciden tomarse un año sabático en la 15/16. Klopp había vivido las hieles de una mala Liga (el Dortmund fue séptimo) y Ancelotti, que en 2014 había logrado la Champions con los merengues, cayó víctima del mejor Barça de la historia, el del triplete, el de Messi, Neymar y Suárez… A ambos, de algún modo, les llegó la hora de dar un paso atrás para coger carrerilla. 

Ni tres meses pasaron cuando el Liverpool llamó a la puerta del alemán. Ni un año cuando el Bayern lo hizo a la del transalpino. Los 'reds' querían un cambio radical y, de entrada, buscaban una figura capaz de transformarlo absolutamente todo: juego, estructura, cadena de mando, fichajes… Jürgen fue el elegido. Exceptuando el primer año (a pesar del octavo puesto en la Premier llegó a la final de la Europa League), ha llevado al club seis años consecutivos a la Champions, incluyendo un título de Liga y dos brutales subcampeonatos de 97 y 92 puntos frente al Manchester City. La trayectoria de Ancelotti ha sido más accidentada: éxito (Liga) y expulsión del Bayern en seis jornadas, éxito (subcampeonato) y expulsión del Nápoles en 15 jornadas, dos zonas medias intrascendentes en el Everton… hasta reivindicarse con excelencia en su regreso a este Real Madrid, ya campeón de LaLiga y aspirante a su 14ª Copa de Europa. 

Estrategia

Ambos buscarán lo mismo (el Liverpool, su séptima, para empatar en el segundo peldaño con el Milan) con armas diferentes. El técnico merengue tiene claro el manual del éxito: un 4-3-3 que puede dominar o dejarse hacer. Repitiendo los parámetros de toda la Champions, en la que optó por lo segundo ante PSG, Chelsea y City, lo sencillo es imaginar un bloque de contención y contragolpe. Klopp tampoco experimentará: su famoso 'gegenpressing' (presión alta tras pérdida) en un sistema similar (4-3-3) de laterales más altos y mucho balón al espacio para Salah y Mané. Con un aparente equilibrio zonal, ambos saben que el talento individual (salvo contadas excepciones) es el que dicta sentencia en las finales.  

Ambos entrenadores se han enfrentado previamente en 10 ocasiones, seis en competición europea y cuatro en la Premier League: tablas en los Madrid-Dortmund, un 3-0 y un 0-2; ligera ventaja para Ancelotti en los Nápoles-Liverpool: dos triunfos italianos, uno inglés y un empate; y equilibrio en los cuatro derbis del Merseyside entre Liverpool y Everton, con un triunfo para cada uno y dos empates. Un 4-3 para un Carlo que quiere hacer sonar su música clásica sobre el rock and roll saturado de Klopp.