El gasóleo de calefacción se dispara

D. A.
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Ha alcanzado su precio más alto para un mes de enero desde 2014 y la factura del invierno puede subir más de 70 euros por hogar con respecto a hace un año · Segovia es de las mayores consumidoras de este combustible en la región

Imagen de archivo de un camión cisterna de gasóleo para calefacción. - Foto: R. M.

Quienes calientan sus hogares con calefacción de gasóleo saben que tener la caldera bien llena en enero resulta casi tan importante como no salir en manga corta a la calle, pero este invierno convenía especialmente llenarla con antelación. Claro que no siempre se puede ser previsor, o al menos no tanto como uno quisiera: depende de la capacidad de la caldera de cada cual, contando además con que las domésticas no superan los 1.000 litros, y que entre enero, febrero y parte de marzo un hogar de tamaño medio puede consumir perfectamente bastante más de la mitad. El litro de gasóleo se ha puesto a unos precios que no se alcanzaban al comienzo de un mes de enero desde 2014, con un sobregasto de unos 10 céntimos por litro que puede elevar más de 70 euros la factura conjunta de los meses de invierno, comparando los precios de ahora con los de hace un año.

La subida afecta además especialmente a Segovia por ser una de las provincias de la región que más consume este combustible. Está muy por encima de Ávila y Soria, pero también de Zamora, Palencia o Burgos, e incluso algunos meses supera a Salamanca y Valladolid a pesar de tener menos población.

Cierto es que hubo ciclos anteriores al de estos últimos años en los que el gasóleo de calefacción estuvo más caro que ahora. El pico del milenio se alcanzó en 2008, y también entre 2012 y 2014 predominaron precios por encima de los actuales, pero cayeron de forma notable hasta 2016 y desde entonces han ido subiendo de nuevo. Poco a poco y con altibajos, pero subiendo.

Asimismo, suele decirse que los precios en este subsector siempre suben según arrecia el frío y crece la demanda de calefacción, si bien la evolución del último año no cumplió a rajatabla con tal premisa. De hecho, el máximo anual de 2019 se alcanzó en mayo y estuvo por encima del precio actual, pero en un mes de enero, que suele ser además el de mayor consumo, no ha habido otro como éste en los últimos seis años.

El análisis se ha realizado a partir de los datos que publica el Geoportal de Hidrocarburos del Ministerio para la Transición Ecológica, que los capta de las estaciones de servicio; la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), entidad tutelada por el mismo Ministerio que recoge en sus informes los datos del Boletín del Petróleo de la Comisión Europea (Oil Bulletin); la web de Expansión Datosmacro y diversas distribuidoras en Segovia. Y en todos los casos, con ciertas variaciones porque no todos captan o presentan los datos del mismo modo, coinciden en señalar una tendencia parecida.

Cifras. El Boletín del Petróleo de la Comisión Europea que recoge el Cores, concretamente, saca precios medios tomando de referencia ventas por lotes de entre 2.000 y 5.000 litros de gasóleo C, de ahí que resulten más bajos que los que realmente se suelen encontrar en el mercado, ya que cuanto mayor es la cantidad que se adquiere, mejores suelen ser las ofertas. El precio medio anual de 2014 señala que se situó en España en 86,04 céntimos, bajó a 66,73 en 2015 y a 56,49 en 2016, mientras que en 2017 se puso a 65,42, en 2018 a 75,95... Llama la atención el pico que alcanzó en octubre de 2018, cuando el litro se puso a 84,66 céntimos, un precio que no se llegó a alcanzar en todo 2019. Incluso en octubre de este año se pudo comprar por casi siete céntimos menos que entonces, a 76,7, paliando en parte el sobregasto de ahora si se recargó en esas fechas. Porque ahora, con el litro a 80,6 céntimos, se pagan unos 10 más que en enero de 2019 y de 2018, 13 más que en ese mes de 2017, y 25 con respecto al de 2016 (55,8). Es decir, que llenar una caldera doméstica de 750 litros salía entonces por casi 200 euros menos que ahora.

Pero no hay que olvidar que esos precios son media nacional por compras a cierta escala. Las distribuidoras abanderadas de Segovia están cobrando actualmente entre 85 y 88 céntimos por litro de C (siete por encima de la media citada) o de B, aunque la evolución en todos los casos es parecida, por lo que sigue valiendo la estimación de 10 céntimos más que hace un año. También es cierto que en los últimos dias se han podido encontrar ofertas en la provincia por debajo de 76 céntimos para uso de gasóleo b en calefacción, y hubo días de diciembre en los que, al menos en Segovia, el precio medio del litro estuvo unos dos céntimos más alto que ahora. Además, como apunta David Martín, de Gasóleos Martín, las distribuidoras compran casi a diario para atender los repartos y son los primeros que acusan la volatilidad de este mercado. «El día que se supo que Estados Unidos había atacado a Irán (a principios de enero) el litro subió de golpe 3 céntimos, y después, cuando Trump dio una rueda de prensa para decir que no habría guerra, volvió a bajar», cita como ejemplo.

En cuanto a los precios de gasóleo C que publica el Geoportal de Hidrocarburos con datos de las estaciones de servicio, están muy por encima de los que reseña Cores o los que ofrecen las distribuidoras de la provincia. De hecho, la media en Castilla y León con fecha del 1 de enero era de 1,02 euros por litro, muy por encima de los 80,6 que apunta Cores o la horquilla de entre 85 y 88 en que se mueven las distribuidoras segovianas. Pero haciendo la comparación exclusivamente con datos del Geoportal, dando valor a las tendencias por encima de los precios exactos, resulta que esos 1,02 euros por litro representan 10,4 céntimos más que con fecha 1 de enero de 2019 (91,8), una subida similar, en proporción, a la reflejada en las ofertas de las distribuidoras. Y si se compara con enero de 2016, cuando se tocó fondo con 69,9 céntimos por litro, la subida es de 33,1.

Gasóleo b como alternativa.  El gasóleo agrícola, también conocido en España como B, se ha extendido en el mercado como alternativa al C, pese a ser este último el que lleva la coletilla ‘de calefacción’. De hecho, según destaca el presidente de la Asociación Segoviana de Distribuidores de Gasóleo (Asedigas), Pablo Sousa, en la provincia hay alrededor de una quincena de empresas distribuidoras y prácticamente todas las que no son de marcas abanderadas como Repsol, Cepsa, etcétera, trabajan con gasóleo B.

El debate sobre cuál conviene más ya es recurrente desde hace tiempo y sigue abierto. El C contiene más parafina y por ello más poder calorífico que el B, de modo que para alcanzar y mantener cierta temperatura se requiere menos consumo, reduciendo el gasto en ese aspecto. Pero la parafina también deja más residuos en los filtros de la caldera, por lo que si se usa C, con más motivo toca prestar atención e invertir lo necesario para un correcto mantenimiento. Además, hay calderas que no admiten B. 

Por otro lado, los precios de uno y otro son similares, pero las compañías blancas que proveen B para calefacción juegan con la ventaja de una distribución más simple: con el mismo camión cisterna dan servicio al sector agrario y al residencial, reduciendo costes, con posibilidad de ofrecer así precios más competitivos. Aunque, según Sousa, las diferencias no suelen grandes: «No puede haber mucha porque todos compramos en el mismo sitio, en CLH (Central Logística de Hidrocarburos), a precios muy similares», si bien matiza que «los abanderados pueden costar unos tres céntimos más».

El presidente de la patronal destaca la importancia de ser previsor. «Tenemos cierto porcentaje de clientes que saben que en verano suele estar más barato y llenan», aunque, evidentemente, no todos.

«Una vivienda unifamiliar en la sierra, en Ortigosa u Otero, por ejemplo, puede consumir entre 2.000 y 3.000 litros de gasóleo al año», por lo que ya con variaciones de diez céntimos por litro el gasto se puede mover en una horquilla de 200 euros arriba o abajo. Para un piso de no más de 100 metros cuadrados el consumo puede estar en torno a 1.500 litros, y los meses más fríos copan el 70 o el 75% del gasto.

Consumo. Hace 20 años, Segovia aún estaba en consumos anuales por encima de las 40.000 toneladas de litros de gasóleo de calefacción, pero en 2010 (en plena crisis) no pasó de 17.500. Coincidiendo con la recuperación económica volvió a subir el consumo, pero en 2018 se quedó en 29.180 toneladas y en 2019 se han contabilizado 22.534 a falta de sumar diciembre, según Cores.
El descenso no sorprende a estas alturas. El consumo de gasóleo decae sobre todo según va llegando el gas natural a zonas que aún no disponen de acceso, aparte de la entrada de otras alternativas como los pellets o, en nuevas construcciones, la aerotermia (bombas de calor).
No obstante, en los datos de Cores sí sorprende que Segovia ha pasado a ser una de las provincias de Castilla y León que más gasóleo de calefacción consume, tras haber sido de las que menos lo ha reducido en estas últimas décadas. En agosto y septiembre de 2019, León fue la única de la región que demandó más C que Segovia; en octubre,  León y Salamanca; y en noviembre, León, Salamanca y Valladolid; mientras las demás (Soria, Ávila, Palencia, Zamora e incluso Burgos) se quedan generalmente por detrás. De modo que ahora Segovia, lógicamente, nota también más que el resto la subida de la factura del gasóleo.