Las mascarillas resisten en Segovia por inercia y precaución

David Aso
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Los servicios de riesgos laborales extienden la recomendación de seguir con ella en interiores, la Junta obliga a empleados con tos o mocos y la Diócesis de Segovia, en los confesionarios

Roberto Manso, presidente de la agrupación comercial Fecose y titular del establecimiento ‘Todoutil’, ha puesto un cartel que insta a seguir llevando mascarilla en su local. - Foto: Rosa Blanco

Aunque la mascarilla ya sólo sea obligatoria en centros sanitarios (incluidas farmacias), transporte público (pero no andenes ni estaciones) y poco más desde el pasado miércoles, su uso sigue siendo mayoritario en interiores, aunque se cuente con que decaiga día a día. Así está pasando en la hostelería, en el comercio y en cualquier otro espacio de uso público, o en centros de trabajo donde no se pueden guardar distancias. 
Influye en buena medida la decisión del Gobierno de desviar el foco hacia los departamentos de riesgos laborales de las empresas, ya que estos, en caso de duda, obviamente están optando por protegerse hasta del mismo riesgo jurídico de sus propias decisiones. Valga la redundancia, se curan en salud por lo que pueda pasar. Y por supuesto, pesa la inercia general de haber pasado 700 días, dos años menos un mes, con la boca tapada por imperativo legal y la sonrisa o el llanto en la mirada.

En el ámbito de la Administración pública, destaca que la Junta haya publicado una guía de medidas preventivas en sus centros de trabajo donde incluye un colectivo con «uso obligatorio» de mascarilla que no se cita de forma expresa en el decreto que publicó el miércoles el Gobierno central: el de las «personas positivas en covid-19 (asintomáticas o con síntomas leves), con síntomas compatibles con covid o aquejadas de cualquier sintomatología respiratoria de vías altas: congestión nasal, tos, ronquera/afonía, destilación nasal…». Asimismo, también la declara obligatoria no sólo en medios de transporte público en general, sino en vehículos privados de uso compartido por varios empleados. 

En otro ámbito muy diferente, el de la Iglesia, la Diócesis de Segovia confirmaba este jueves que el fin del uso de mascarillas también llegaba a sus templos, pero con recomendación de llevarla en eventos multitudinarios donde no se guarden distancias, y con obligación a la hora de confesarse tanto para el sacerdote como para el fiel, salvo que se separen al menos metro y medio. 

La mascarilla se resiste a desaparecer incluso de los exteriores.La mascarilla se resiste a desaparecer incluso de los exteriores. - Foto: Rosa Blanco

En la Diputación de Segovia, con o sin distancias de por medio, se deja la decisión en manos del empleado; salvo en sus residencias, claro. Y el Ayuntamiento de Segovia, como explicaba el jueves la alcaldesa, Clara Luquero, ya en vísperas de la publicación del decreto se reunió su comité de seguridad y salud con el técnico de prevención:«Estuvieron deliberando y acordaron que lo más prudente era hacer la recomendación de que se mantengan las mascarillas en interiores». «Pero es una recomendación», incidió, y de hecho, no todos se la están aplicando ni en puestos de atención al público, aunque siga siendo mayoritaria.

La UVa, por su parte, adopta el criterio marcado por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (a instancias de su grupo de riesgos), de modo que también «recomienda» seguir con mascarillas, en este caso hasta el final del curso, «en interiores de instalaciones universitarias de uso compartido (aulas, laboratorios, talleres, salas de reuniones, salones para actos académicos, etc.)», y «especialmente cuando no se pueda garantizar la distancia de seguridad sanitaria y la ventilación adecuada». IE University, mientras, «comprende y apoya a quienes prefieran seguir llevando la mascarilla por conveniencia o por situación de vulnerabilidad».

MASCARILLA O DISTANCIA. En el sector privado, la Federación Empresarial Segoviana (FES) no ha dejado de atender dudas en toda la semana. La recomendación general ha sido de «precaución, sobre todo, en centros de trabajo donde no se guarden distancias», según su presidente, Andrés Ortega; sin olvidar la conveniencia de que cada empresa «evalúe sus riesgos» con su respectivo departamento en la materia. 

Entretanto, el presidente de Fecose, Roberto Manso, que coincide en percibir un uso mayoritario en los comercios, decidía poner en el suyo un cartel que reza que «es obligatorio el uso de mascarilla». Prefiere prevenir y mantenerla para atender a los clientes, aunque en la práctica acepte que algunos entren sin ella, que por otro lado son minoría. 

«Lo importante es que ahora la decisión es nuestra», valora el presidente de la asociación hostelera Hotuse, Jesús Castellanos, partidario también en cualquier caso de que cada cual consulte con sus departamentos de riesgos laborales. A este respecto, el secretario provincial de CCOO, Álex Blázquez, sugiere que las empresas y sus departamentos de riesgos actúen «en consenso» con los delegados de riesgos, y recalca que «la salud debe seguir estando por encima de la economía». 

¿Y qué dicen a todo esto los propios departamentos de riesgos laborales?Gali, empresa de referencia en esta materia en Segovia, asesora a unas 1.500 empresas, según estima su director, Carlos Miguelsanz, y apunta que su recomendación general está siendo «llevar mascarilla cuando se atiende a público o se comparte espacio con otros compañeros de trabajo».

«Luego es verdad que hay trabajadores que quieren llevarla y trabajadores que no», matiza, y aparte, está escribiendo correos a todos sus clientes para ofrecerles la opción de hacer un breve cuestionario que permita analizar cada puesto de trabajo de manera individual. Aunque al final, tal y como advierte, la mascarilla «se terminará cayendo sola».