La revolución de los recursos humanos

Carlos Cuesta (SPC)
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Las empresas que invierten en la experiencia del empleado son hasta cuatro veces más rentables que aquellas que no lo hacen y además mejoran su reputación respecto a su competencia

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En el entorno laboral actual se mide cada detalle, cada dato, todo tiene su valor y para cualquier empresa los empleados son lo más importante que tienen. Las organizaciones más competitivas están cambiando el concepto de recursos humanos por el de departamentos de gestión de personal al entender que se trata de un aspecto diferente al del resto de áreas de una firma y que se deben gestionar con la máxima eficiencia para obtener los mejores resultados posibles.

Se trata, sin duda, de una gran revolución laboral que ya distingue a las empresas por las estrategias que elaboran y ejecutan. Los expertos sostienen que la experiencia de empleado es el impacto acumulativo de las interacciones que existen entre los empleados y la compañía a lo largo de su recorrido profesional, desde la incorporación de una persona, la formación y capacitación hasta la consecución de promociones e, incluso, la exclusión.

Cada vez más, los empresarios destinan mayores inversiones a mejorar la experiencia del empleado puesto que, como evidencian importantes estudios, puede mejorar significativamente el resultado final del negocio así como incrementar aspectos fundamentales en el día a día como la fidelidad, entrega y lealtad de los trabajadores.

Para las grandes compañías este aspecto es una de sus prioridades más esenciales y de ahí que traten de minimizar la gran brecha que ha podido existir tradicionalmente entre las expectativas que se puede generar un trabajador y la propia realidad. De hecho, hay estudios que dicen que solo el 29% de los asalariados españoles considera que tanto su empresa como el departamento de Recursos Humanos se preocupa por solucionar sus inquietudes personales y profesionales.

En el contexto laboral actual, el dinero que percibe un trabajador es prioritario ya que no puede pensar que en otra corporación similar podría cobrar más, pero no es el más importante como factor de motivación, de ahí que los grandes empleadores se centren de una forma determinante en la experiencia de empleado como la ventaja competitiva más prometedora que las organizaciones pueden ofrecer.

Cada experiencia con la empresa impacta en el compromiso del empleado y, de forma también directa, en su mundo exterior, desde el familiar, al social llegando a ser la imagen y la filosofía de la compañía de la que se sienten parte, incluso, cuando está librando. 

Con una experiencia del empleado adecuada, las corporaciones pueden no solo atraer  talento o motivar a sus empleados, sino también retenerlos potenciando un mayor compromiso de lealtad y fidelidad que les haga sentir la compañía como algo propio, desde la base del respeto y la admiración a sus jefes más directos.

Existen estudios que hablan del retorno de esta estrategia asegurando que las empresas que invierten en la experiencia del empleado son hasta cuatro veces más rentables que aquellas que no lo hacen y, además, mejoran su reputación respecto a su competencia.

Aumentar la satisfacción de los trabajadores en todos los puntos de contacto que tiene una firma es la gran apuesta de las sociedades mercantiles más sensibilizadas con esta materia, las que buscan transmitir una cultura empresarial significativa y positiva que permite crear un entorno de trabajo productivo, motivador que genera valor añadido a la propia corporación a corto, medio y largo plazo.

Una característica básica de este nuevo paradigma empresarial es obtener el apoyo de los ejecutivos y mandos intermedios de una compañía para lograr este objetivo que va a permitir un aumento de la productividad, una baja rotación de personal, la mejora de la reputación de la sociedad y, sobre todo, una mayor satisfacción y felicidad de los trabajadores que evitará tensiones y situaciones de conflicto.

Auditorías

Se trata de un asunto tan importante que las organizaciones que trabajan la experiencia del empleado cuentan con auditorías internas y externas independientes para valorar si los objetivos marcados por la dirección se cumplen, evaluando  situaciones muy concretas en la que se vigile con especial atención las agendas particulares de los jefes secundarios que son los que pueden desvirtuar esta idea por intereses propios de ascensos, mejoras retributivas  o, incluso, búsqueda de alternativas laborales meritorias en la competencia.

En definitiva, el mensaje es estar abierto a los cambios, ofrecer un ambiente agradable donde los trabajadores desarrollen con eficiencia su actividad con locales renovados, equipos técnicos de última generación, flexibilidad laboral y todos aquellos aspectos que ayuden a mejorar la experiencia del empleado que siempre afectan de modo directo a la rentabilidad.