Desde junio de 2017, la iglesia de San Miguel, en la capital, es la primera que acoge un columbario, en una de sus seis capillas, la de La Milagrosa, ubicada hacia la mitad del templo, en el lado izquierdo, bajo la protección de la Virgen de la Misericordia, una imagen realizada en exclusiva para este emplazamiento.

La historiadora del Arte Mercedes Sanz de Andrés señala que la palabra columbario procede del latín columbarium o columba y significa literalmente palomar y paloma, que era el término empleado desde la Grecia clásica para designar aquellos edificios donde moraban las palomas. 

Por extensión y desde la época romana pasaron a denominarse columbarium a las construcciones destinadas para las urnas funerarias. 

El sacerdote de San Miguel,  Isaac Benito, afirma que el objetivo no es otro que facilitar a las familias un lugar para depositar las urnas con los restos mortales de sus seres queridos: un templo, espacio de devoción y respeto donde poder rezar por los difuntos. La Iglesia católica no se opone a la cremación, pero establece que las cenizas de los difuntos han de depositarse en un lugar sagrado, como fijó la Santa Sede, dejando claro que las cenizas de un difunto no deben conservarse en el hogar, tampoco esparcirse en el mar, la montaña o cualquier otro lugar de la naturaleza.

sobrio. En un espacio sobrio, cuya ornamentación y tonalidad favorecen un ambiente propicio para el descanso y la oración, según Isaac Benito, se habilitaron 138 nichos, de los cuales se han adquirido, bien para ser ocupados o en reserva, un total de 53, para un plazo de 75 años, prorrogables por otros 50 sin coste adicional, por un precio de 3.500 euros, que sumado el IVA se situaría en 4.235 euros, que se pueden pagar a plazos. Quedan libres en torno a los 85 aunque, según el párroco,  «sigue habiendo interés y últimamente tengo pendientes de entregar entre tres o cuatro; también hay algunos vacíos, sin cenizas, porque son personas que, aunque no hayan muerto, lo compran y lo reservan para cuando llegue el momento». La iglesia de SanMiguel firma un documento con los propietarios en los que queda escrita la cesión temporal del nicho. 

En su momento, la adaptación de la capilla para el columbrario, a base de metacrilato, tuvo un coste de 55.000 euros. la recaudación que se obtiene se empleará en los arreglos necesarios de la iglesia. Los titulares de estos nichos tienen la posibilidad de depositar en ellos las cenizas de tantas personas como deseen –hay urnas con capacidad para contener los restos de hasta siete personas– y, al adquirirlos, se obtiene el derecho a que se les dedique una misa al mes y otras dos 'extra' –con motivo de la Novena de la Milagrosa y de la Minerva–.