"Estamos en la primera división teatral"

A.M.
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Titulada Superior en Dirección de Escena y Dramaturgia por la Real Escuela Superior de Arte Dramático, en 2001 funda Nao d´amores, un grupo que realiza una labor de investigación y formación para la puesta en escena del prebarroco.

Ana Zamora en el teatro Juan Bravo - Foto: A.M.

La directora y dramaturga Ana Zamora Tardío (Segovia, 1975), que acaba de estrenar en Segovia 'Numancia', de Miguel de Cervantes,  con su compañía de teatro medieval y renacentista Nao d'amores, residente en la ciudad, en el vigésimo aniversario de su fundación,   se muestra convencida en esta entrevista de haber conseguido «crear un proyecto muy humano, con los pies en la tierra y, al mismo tiempo, no salirnos de la realidad profesional de la primera división teatral, en ese sentido no quiero otra cosa en mi vida». Además destaca que no se han quedado «en una endogamia provinciana al no perder el contacto con los grandes circuitos teatrales pero manteniendo la conexión con la sociedad a la que perteneces». 

Dentro de la vertiginosa carrera de Nao d'amores, ¿qué supone este nuevo montaje que han estrenado en Segovia?

No es la primera coproducción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) pero no por eso deja de ser menos importante que el resto. Habernos convertido en coproductores habituales de la gran institución pública para la defensa del teatro clásico español es un reconocimiento a la labor que llevamos haciendo desde hace veinte años, en ese sentido la celebración de este aniversario debía de ser diversa, trabajando como locos. Si ya habíamos abordado el 'Don Cristóbal', había que cerrar el año con un gran espectáculo enfocado en la especialidad que nos ha carazterizado estos años.  Estuve hablando con Lluis Homar, cuando llega a la dirección de la CNTC me llama y me comenta que somos unos imprescindibles en la manera de entender el teatro clásico hoy en día y que quiere seguir trabajando con nosotros y empezamos a buscar un título. Cuando hay que tomar esa decisión yo estoy en Roma y, seguramente, con toda la influencia italiana de la beca que estaba terminando, me apetecía muchísimo esta gran tragedia que también va sobre el mundo antiguo que habla de diferentes niveles históricos.

Sobre todo hicimos un trabajo de elección en frío,  es de los espectáculos de los que uno se va enamorando por el camino, según va trabajando. La 'Numancia' es un texto imprescindible, de un autor imprescindible que no estaba en el repertorio de la CNTC y nosotros, como expertos en ese periodo,  pensamos que podíamos dar una perspectiva no sé si diferente, porque de Cervantes se ha dicho todo y más, pero sí entendimos que quizá era el momento de trabajarlo desde una perspectiva muy renacentista, que es la nuestra, intentando huir de esa perspectiva barroca que emborrona todo el teatro Cervantino y la figura del autor. 

¿Cómo se ha planteado la construcción del espectáculo?

Siempre trabajo con una metodología rigurosa y estricta que me ha acompañado en todos estos años de trayectoria profesional. Primero, creo que hay que hacer un trabajo de documentación serio sobre el sentido del material en su época y, en este caso, no sobre la época en que se escribe el texto sino en la que se ubica, el Imperio Romano. Hemos llevado a cabo un trabajo de campo amplio, historiográfico y literario, incluso hay que repasar hasta las crónicas romanas, por ver qué hay de verdad y qué no... A partir de ahí empecé a darme cuenta de que quizá los cervantistas con los que más me identifico o coincido es en la gran filología de principios del siglo XX y, entre todo ese espacio de búsqueda, uno se encuentra con Luis Rosales, sin duda el gran conocedor de Cervantes, que escribió dos tomos maravillosos que se llaman 'Cervantes y la libertad', en los que defiende que toda la obra cervantina gira en torno a la pérdida de la libertad. Lo curioso es que para poder demostrarlo, Rosales escribe a su vez un pequeño librito, que es 'Teoría de la libertad'. 

Todo eso hecho por un poeta de primera categoría como Rosales, metido a crítico literario, lo cual es un mundo de inspiraciones constantes y, sobre todo, de compromiso con lo que se cuenta. Me he agarrado a él con uñas y dientes, me parece que es un faro en el camino de todas las ideas que trata, están plasmadas en el texto de la 'Numancia',  y podrían servir de base para una recreación escénica que, respetando los elementos de construcción antiguos, como es el verso o la música, pudiera retratar nuestro presente. Es un texto delicado porque, además, se ha utilizado desde otras perspectivas más superfluas.  

¿Siendo el texto más escenificado de Cervantes habrá sido difícil hacer algo distinto?

Si documento algo sobre el autor, la obra y el sentido me niego a ver otras puestas en escena del mismo texto hasta el estreno de la nuestra, soy incapaz de mantenerme virgen ante el  material. Hay cosas que tienes ahí, como el montaje de Alberti y María Teresa León, en el Teatro de La Zarzuela, en 1937, con las bombas franquistas cayendo sobre sus cabezas, eso no se puede borrar del teatro ni de la política española. Les dedicamos un pequeño homenaje, una de las piezas que sonaron en aquella función están en ésta, pero hay que hacer un trabajo de distanciamiento y buscar una lógica que nos permita ser coherentes con todo lo que tenemos y no contaminarnos de otro tipo de estéticas y lecturas. 

Y todo planteado desde un concepto renacentista...

Cuando mencionas la palabra Cervantes todo el mundo piensa en el retrato que está colgado en el salón del la Real Academia, un señor con cara de mal  humor, muy enfadado porque Lope triunfa en el teatro y él no. El Cervantes que escribe 'Numancia', y así lo necesito vivir para poder proyectar la puesta en escena de lo que creo que es una defensa de una libertad ética y profunda, tiene que ver con un autor que sabe muy bien de qué está hablando, focalizado en un momento histórico clarísimo, en el último renacimiento donde se ha perdido la idea del optimismo, pero desde una melancolía que la permite ver las cosas con distancia y, al mismo tiempo, viene de estar cinco años encerrado en Argel, sabe muy bien lo que es la libertad y me gusta imaginarlo como esta figura totalmente fascinada por la imagen del poeta soldado de Garcilaso, ese aspecto más primitivo con el que me identifico más que con un mundo postizo como termina siendo el barroco. 

Han comenzado la semana en el Teatro de la Comedia, en Madrid, sede de la CNTC, para estrenar este viernes...

Después de desmontar en Segovia estaremos allí en cartel hasta el 30 de diciembre, del tirón, es una coproducción, nos da una repercusión importante y, más que nunca, un acercamiento al gran público que en su vida se ha preguntado lo que es el teatro renacentista pero es de ir a ver teatro clásico, entonces se sorprende porque las obras que llevamos allí tienen otro aire. Siempre estrenamos en Segovia desde el convencimiento de lo que es una compañía residente, en este caso era imprescindible colaborar con el Teatro Juan Bravo porque teníamos que convertir el espectáculo que habíamos hecho entre la casita del Arco del Socorro, San Nicolás y nuestra nave de Revenga para un tipo de teatro a la italiana, de estructura teatral que requiere salir de la cercanía de la sala y que no se desvirtúe al hacerlo en grande.  

A todo esto, tenían cuatro nominaciones a los últimos Premios Max de Teatro y han conseguido el del diseño al mejor vestuario de la obra 'Nise, la tragedia de Inés de Castro', a cargo de Deborah Macías, ¿se han cumplido sus expectativas?

Podía haber sido peor... Estamos muy ilusionados con el premio de Déborah, que ha tenido unos días muy intensos cosiendo vestuario. Me parece un logro absoluto para el tipo de trabajo que hacemos nosotros, absolutamente alejado de lo comercial, jamás pensábamos que íbamos a estar en unos premios tan mediáticos. ¿Que hubiéramos querido más?,  pues sí, nos dio mucha rabia irnos hasta Bilbao en mitad de este montaje, que estábamos destrozados, pero bienvenido, ahí está la manzana y estamos encantados.

¿Cuáles son las perspectivas de la compañía para el año próximo, que comenzará no tardando mucho?

Ahora mismo lo que quiero es dormir... 2021 ha sido agotador y, el próximo, tenemos muchas cosas cerradas, están saliendo funciones de 'Numancia', quedará algo de gira de 'Nise' y, sobre todo, de mitad de enero a mitad de febrero, hacemos temporada en el Teatro de 'La Abadía',  otra vez, con la reposición de 'Nise', porque se vendió todo.  En primavera volvemos a la misma sala con los títeres de 'Don Cristóbal'. Vamos a tener mucha presencia en salas de Madrid y en gira, no sé si nos quedarán fuerzas para abordar otro espectáculo de creación, este año, porque no podemos con nuestra alma.  

 ¿Preveían este recorrido cuando crearon la compañía, hace dos décadas?

Uno no se plantea a donde quiere llegar, fue todo muy natural, acabé la carrera en Dirección y Dramaturgia e inicié un proyecto que me interesaba, que estaba sin hacer, ha venido todo rodado,  y de repente te das cuenta de que hemos ido cumpliendo los objetivos que se pondría la mayoría de la gente con coproducciónes con el CNTC, con 'La Abadía', internacionales, el Teatro de 'La Cornucopia',  hemos actuado en el 'Piccolo Teatro de Milán' y hemos hecho gira por toda Latinoamerica... No me he dado cuenta cómo hemos pasado a otra dimensión de compañía. Cuando echo la vista atrás estoy contenta de estar donde estoy porque mi ambición no es otra que trabajar como lo hacemos y en la ciudad que queremos. Además, en esta lógica artística hemos conseguido no quedarnos en una endogamia provinciana, sino tener un pie fuera, un pie dentro y, al mismo tiempo, no perder el contacto con los grandes circuitos teatrales, manteniendo la conexión con la sociedad a la que perteneces. 

¿Y cómo les acoge esta sociedad segoviana?

Se ha vendido todo en el estreno... Hay que reconocer que a veces es muy duro irnos a ver en otros espectáculos, que hay que querer mucho al teatro para meterse en pleno mes de enero con una mantita en San Juan de los Caballeros, sentado en una grada de madera. Siempre hemos tenido mucho apoyo, nos hemos integrado en la realidad social de esta sociedad de una manera muy natural y muy directa, es la gran diferencia de lo que ocurre con las grandes compañías de Madrid, que crean su élite, nosotros no, vivimos aquí. Hemos conseguido crear un proyecto muy humano, con los pies en la tierra y, al mismo tiempo, no salirnos de la realidad profesional de la primera división teatral, en ese sentido no quiero otra cosa en mi vida.  

¿Han cubierto un hueco dentro de la escena en España?

Cuando estaba en la Escuela y estudiaba los principios de la producción teatral y el marketing, todo el mundo me miraba porque nos salíamos de cualquier tipo de planificación, esto era un proyecto perdido a priori, y todo lo contrario, encontramos un espacio imprescindible  en el panorama teatral español, que es inconmensurable, que estaba estudiado a nivel académico y por tanto accesible pero que nadie había creído que fuera materia teatral, aunque era buena literatura. De repente nosotros nos enamoramos de ese material y, a partir de ahí, empezamos a crear unos códigos que han demostrado a los estudiosos y al público que es teatro de primera, teniendo en cuenta que la mayoría de las obras llevaban sin representarse desde el siglo XVI con lo cual creo que hemos hecho una labor de servicio público de mucha categoría, percibo que se nos reconoce aunque querríamos más apoyo, un proyecto como el nuestro debería tener otra enjundia, llevamos veinte años y hemos conseguido hacer muchísimas cosas que normalmente no tienen precedente. El núcleo de funcionamiento básico somos muy poquitos, cuatro personas las que estamos al pie del cañón, en las oficinas, todos los días,  pero en un espectáculo como el último estamos trabajando en torno a veinticinco. Los dos meses antes del estreno hemos estado viviendo en Segovia unas doce personas, incluidos los ocho actores,  y luego el resto compaginando otras cosas, pero yendo y viniendo todas las mañanas a ensayar en Revenga.

¿El teatro despega después de un año complicado?

La gente está rara porque no es agradable estar con una mascarilla en un teatro y mucho menos para los actores porque no ves la reacción del público, hay veces que hay un silencio y no se sabe si están dormidos o riendo, es muy difícil entablar una relación directa. No se me olvida que hemos sido el único país del mundo con los teatros abiertos en plena pandemia, quizá porque si nos mandaban a casa nos tenían que poner un sueldo, pero se ha demostrado que la cultura era segura y, después de esto, habría que aceptar que es posible. Aquí vamos muy tarde en restricciones. En Madrid está el aforo completo desde hace muchísimo tiempo y los teatros están mucho más regularizados, aquí las medidas son extremas, lo que me parace muy bien, es seguridad que le das al público, aunque el riesgo es para los actores que tienen que estar entre ellos sin mascarilla y es una locura de pruebas de antígenos constantes, tenemos todos la nariz agujereada, porque si entra el bicho... Cada vez que hay un catarro todo el mundo corriendo, cada vez que se viene del día libre... Creo que esto se va a quedar una temporada larga.