Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


La disputa interna por los restos

07/12/2022

El 2022 encara su recta final y los partidos políticos afinan su estrategia electoral con la mirada puesta en mayo del próximo año, cuando se celebrarán las elecciones municipales y autonómicas, aunque no en todas las regiones. Además, la contienda nacional tendrá lugar a más tardar el 10 de diciembre de 2023. Se avecina, por tanto, un año cargado de citas con las urnas y eso ya se percibe en las disputas internas para encabezar las diferentes candidaturas. Muestra palpable de esto último es la eclosión del conflicto desencadenado en Ciudadanos por el control del partido entre el vicesecretario y portavoz, Edmundo Bal, quien se postula para primarias como candidato a la presidencia de la formación naranja, e Inés Arrimadas, actual líder, que propone una candidatura de unidad consensuada, en la que «todos tienen cabida». A priori, la segunda opción que representa la actual 'número uno' es la que más apoyos parece despertar entre los dirigentes territoriales, si bien los más críticos abogan por refundar el partido, que atraviesa por sus horas más bajas. Pero ya sabemos, a río revuelto, ganancia de pescadores. Y aquí es donde el PP tiende sus redes, ofreciendo su mano en señal de bendito acogimiento. 
Pero no nos olvidemos tampoco de Francisco Igea, el único superviviente de Cs en las Cortes de Castilla y León. El impertérrito procurador ha felicitado a Edmundo Bal por su decisión. «Ninguno somos imprescindible y todos somos necesarios; en estos momentos no voy a alimentar las tensiones ni a alimentar el enfrentamiento», dice incrédulamente. Conociendo un poco al personaje, incapaz de renunciar en su día a su cargo ejecutivo en el Gobierno de Castilla y León cuando perdió las primarias contra Arrimadas, no es de extrañar que juegue ahora sus cartas y se guarde un as en la manga, que no sería otro que mostrarse al final como salvador heroico de un partido en descomposición, que lleva tiempo en pleno velatorio. 
En fin, ¿qué tendrá la política para atraer a tanto moscardón?