Rearmando el Belén

A.M.
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Los vecinos del barrio de San Andrés recuperan las figuras del Nacimiento que crearon hace 40 años y que fueron destrozadas en actos de gamberrismo

Gregorio Garrido, a la izquierda, sujeta una de las ovejas mientras que López Saura pinta una figura, en este caso la de la Virgen, en primer plano - Foto: A.M.

A Gregorio Garrido 'Goyo', impulsor del movimiento vecinal del barrio de San Andrés,  se le saltan las lágrimas al recordar con emoción la historia de un nacimiento popular, que se comenzó a gestar hace ahora 40 años, y que se está recuperando después de sufrir varios ataques de gamberros que, no solo destrozaron la mayoría de las figuras, sino que provocaron que se guardaran los restos de la vorágine en cajas y se dejaran en una nave de la bovéda de esta iglesia del siglo XII, que forma parte de la placita donde se exhibía el Belén, con el fondo de la Catedral.

Creado en 1984, las 35 figuras, a tamaño natural, con los rostros de vecinos del barrio, además de unas 40 ovejas, se colocaron al aire libre en una instalación original en la ciudad y, sobre todo, comunitaria, fruto de un trabajo conjunto y una ilusión compartida. 

Ante la sugerencia de un grupo de jóvenes de colocar solamente a la Sagrada Familia en una cabaña,  Garrido fue tajante: «Hacemos un nacimiento creado por nosotros, con figuras hechas por nosotros y con rostros reconocibles de vecinos de la parroquia». 

El primer año se elaboraron unas doce figuras; el segundo, otro grupo más; el tercero, el molino, y el cuarto, los camellos con los reyes y el castillo que fueron destrozados  en el primer ataque vandálico, en 1987. Luego siguió colocándose dos años más, pero regresaron los gamberros y se optó por aparcar la idea de volver a exponerlo. Los vecinos dijeron:«¡Se acabó el Belén!».

El causante de que regrese aquella iniciativa, con toda la carga emotiva y colaborativa, ha sido el párroco de San Andrés, Isaac Benito, que pidió a Garrido que desempolvara aquellos restos, para que volvieran a ver la luz. Que rearmara de nuevo el Belén.  

Goyo explica que, en principio, le comunicó al sacerdote que no, «pero me acosté y,  al día siguiente, le dije; don Isaac se pone el nacimiento con la condición de que ocupe seis espacios en toda la iglesia,  cada uno con una representación», matiza. De esta forma se garantiza la seguridad de las piezas. 

Dicho y hecho, desde el 27 de septiembre, a diario, Garrido lleva trabajando en la recomposición de las figuras, ayudado por jóvenes, algunos días, y con la colaboración especial del pintor José Luis López Saura, por las tardes, que ahora se encarga del trabajo que realizó inicialmente el artista fallecido, Antonio Román, una tarea compleja para que los rostros tengan parecido a los parroquianos, con ayuda de fotografías. 

Todo tiene que estar preparado para que 6 de diciembre las figuras compartan ahora espacio con el retablo mayor de los siglos XVI y XVII con tallas de Mateo de Imberto, Nazario de la Vega y Gregorio Fernández y algunas pinturas de Alonso de Herrera.

López Saura, que reconoce haber hecho trabajos varios en su oficio, incluso pintar maniquíes, se esfuerza en recomponer los rostros hundidos de los personajes y pintarlos sobre una capa de imprimación. Aunque no le falta trabajo, cada tarde saca dos horas para llevar a cabo la obra que ha vuelto a encandilar a los vecinos, entre ellos también un grupo de mujeres que elabora las vestimentas. Trabajan con la misma  ilusión que todos, parece que es la primera vez que van a instalar este Belén, reconoce Garrido, mientras que es difícil que olvide lo ocurrido años atrás cuando lloraban los vecinos al ver que todo el trabajo «estaba patas arriba, de la noche a la mañana, fue muy duro», admite el coordinador de los trabajos.