«En el mundo del arte hay mucha tontería y demasiados egos»

Sergio Arribas
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Licenciada en Historia del Arte, Ana Doldán, segoviana de 40 años, madre de dos hijos, es desde hace cuatro años directora conservadora de la pinacoteca dedicada al pintor de Turégano, miembro de la Escuela de Nueva York del expresionismo abstracto.

Ana Doldán, directora del Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente. - Foto: Rosa Blanco

Entró como becaria en el museo y hoy es su directora, lo que para ella es «un sueño que nunca pude imaginar». «El éxito es una cuestión más de esfuerzo que de talento», zanja Doldán, quien por una mera cuestión de edad, no conoció a Esteban Vicente, aunque «es como si le conociera». «Sus cenizas están enfrente de la ventana de mi despacho. Hay una conexión bastante fuerte», asegura. 

En ese escenario nebuloso que definimos como ‘el mundo del arte’, d ¿cómo detectar a los verdaderos artistas ?
Para usted una persona puede ser artista y para mí otra. Juega un papel importante la sensibilidad que el artista es capaz de transmitir, que se note que el alma de un artista está en una obra de arte.

¿Qué revelación tuvo para encaminar sus pasos a este mundo y estudiar historia del arte?
Soy de Segovia. Cada dos pasos te encuentras con una manifestación artistica y de patrimonio importante. Todas tienen algo detrás que contar. Me faltaba la capacidad de descodificar todas esas imágenes que se me presentaban en mis paseos por la ciudad. Fue aquello, como también que mi primera clase de historia del arte, que me fascinó, me la dio mi madre, que era profesora de esta disciplina. 

De becaria en el Museo a ser su directora conservadora… ¡vaya mérito! ( y no es peloteo)
Es un sueño, realmente. Cuando me preguntaban con 16 ó 17 años qué quería ser, decía que directora de un museo. Era un sueño que jamás pensé que pudiera hacerse realidad, pero así ha sido.

En el éxito, ¿cuánto de esfuerzo y cuánto de talento?
Creo que un 80% de esfuerzo y el resto de talento.

¿Conoció a Esteban Vicente? Cuénteme algo que nadie sepa del artista de Turégano, perteneciente a la primera generación neoyorquina del expresionismo.
Está todo escrito sobre él. No le conocí, pero es como si le conociera. Sus cenizas están enfrente de la ventana de mi despacho. Hay una conexión bastante fuerte. 

No sé si alguna vez vió ‘Museo Coconut’, una comedia de humor, emitida en Neox, que tenía como escenario un museo de arte contemporáneo...
Pues no (se ríe). La he visto alguna vez, porque alguien me insistió en que lo viera, y me horrorizaba, no me gustaba nada, atentaba contra el buen gusto y la práctica en un museo.

¿Es de esas directoras que recorre las salas, cuando están vacías, en busca del relax o la inspiración?
Me encanta y tengo mi rincón favorito en este museo. Es en la sala 3, que tiene una balconada. Es en la ventanita que puedes ver la capilla, me encanta ese lugar, es místico.

Cuando mira un cuadro,  ¿en qué se fija primero? 
En el cromatismo.

No me resisto. ¿Qué tipo de cuadros decoran su casa? ¿Alguna pelea con su marido por este motivo?
Con mi marido no tengo ninguna pelea en cuestiones de arte, soy yo la que decide. La mayoría de cuadros de mi casa son de artistas contemporáneos y son regalos de pintores con los que he tenido algún tipo de relación profesional.

¿Qué artista español (pintor, escultor, etc) le apasiona y porqué?
En Goya se encuentran todas las claves para entender el arte contemporáneo.

El cuadro ‘Salvador Mundi’ de Leonardo da Vinci fue subastado el 15 de noviembre de 2017 por 450 millones de dólares, convirtiéndose en la pintura más cara de la historia. Explíqueme esta locura, por favor.
Es muy difícil de explicar el mercado del arte, que, a mi juicio, está completamente desproporcionado.

¿Qué obra le gustaría tener en el salón de su casa? ¿O ya la tiene?
No, no la tengo (se ríe). Ojalá. La Venus, de Botticelli.

Mi asignatura pendiente es poner un cuadro en el aseo o cuarto de baño, un buen espacio para la reflexión… ¿el arte ayuda a relajarnos o a abrir nuestra mente?
Sí, es terapéutico. Te invita a reflexionar, a encontrarte a tí mismo y a bucear en tus propios sentimientos. La capacidad, por ejemplo, del color, es fundamental para llegar al alma de las personas.

Dígame un ‘truco’ para comprender el arte abstracto….
El truco es no tener truco. La gente pretende que le expliquen todo, porque estamos acostumbrados a que nos lo den todo mascado. Es uno mismo el que tiene que intentar comprender una obra o cualquier tipo de manifestación cultural. También la música es abstracta y parece que llega más. Pues no. Es lo mismo.

Madre de dos hijos, Ana y Tirso, de 5 y 3 años. Si en una travesura pintan una pared de su casa…, antes de borrarlo, ¿investiga si el garabato apunta madera de artista?
Por supuesto (se ríe), claro que sí, pero no hace falta que pinte en la pared. Cuando les pones un papel en blanco y les das unos colores, te fascina cómo reproducen aquello que les estás enseñando, que es, en mi caso, en muchas ocasiones, la obra de Esteban Vicente. Mi hija Ana ha intentado hacer cosas similares al artista y te gratifica mucho.

Todos los artistas que conozco, pictóricos, por más señas, coinciden en algo: lo importante es tener un estilo propio… ¿Es el secreto del triunfo?
Hay quien piensa que eres un gran artista si es reconocible tu obra por algún tipo de característica. Esto es así, pero con matices. Creo que el artista tiene que evolucionar y en esa evolución está el ‘ponerte los cuernos’ a tí mismo, es decir, que realmente puedas cambiar aquello por lo que has empezado a ser conocido.

Salvador Dalí dijo: «El que quiere interesar a los demás tiene que provocarlos» ¿Existe el arte sin provocación?
No existe, pero ¡ojo!, con la provocación bien entendida. El gran artista no es el que provoca por provocar, porque sea una obra obscena o tenga tintes políticos, que es algo que se está haciendo últimamente bastante. Yo hablo de una provocación interior, cuando el espectador ante la belleza es capaz de reaccionar.

¿Hay mucha ‘tontería’, valga la expresión, en el mundo del arte?
Sí la hay, muchísima. La tontería está latente. Y hay muchísimos egos y mucha competencia.

He leído que los trabajos de las mujeres artistas más cotizadas tienen un valor de hasta 10 veces menor que la de sus compañeros varones. ¿Es así? ¿Quedan también aquí muchas barreras que romper?
Es cierto, pero cada vez se están dando más pasos para que la obra de un hombre y mujer se equiparen en cuanto a cotización. Todavía quedan barreras. Hay mujeres artistas del Renacimiento que están saliendo ahora a la luz. Y es verdad que hoy la mujer artista sale a la luz inmediatamente.

Para estilo, el de Raphael, el cantante. Sus imitaciones popularizaron más al artista. ¿Hay grandes imitadores en el mundo del arte?
Sí, siempre. Creo que hay que entenderlo bien, no es que sean imitadores, es que son influencias. Nadie tiene la inspiración de la nada. Todo el mundo tiene que haber degustado otro tipo de manifestaciones para ir curtiendo su propio lenguaje artístico. La mera imitación es condenable, pero imitar para ir investigando sobre tu propio lenguaje creo que no lo es.

Los grandes fotógrafos del siglo XXI, ¿serán los Velázquez del siglo XV?
No tengo la bola de cristal. Pero son amores distintos.

Imagine un grupo de jóvenes.‘Vámonos de museos’ en lugar de ‘Vámonos de cañas’. ¿Ocurrirá algún día?
El sueño de cualquier director de un museo es que los niños tengan gusto  y fascinación por el arte para que, cuando sean adultos, sean grandes degustadores de cultura. Pero ¡cuidado! en ningún caso está reñido el ocio con la cultura.

En China el rojo es el color de la felicidad y del poder; y el amarillo el de la perfección. ¿Querencia a algún color?
El azul. Es la calma, la paz.

Carlos Fitz-Jamen Stuart Martínez de Irujo, vamos, el Duque de Alba, abre por fin las visitas al Palacio de Liria. Hay obras de Tiziano, Goya...¿No cree que estarían mejor (desde hace mucho tiempo) en el Museo del Prado?
Por supuesto que sí. Hay ciertas obras que forman parte de la historia de nuestro país y puesto que El Prado es la pinacoteca por excelencia en España, deberían estar ahí. Ahora bien, es propiedad de este señor y hará lo que estime.

Es‘viajera’, muy aficionada a las ‘escapadas’. Recomiéndenos un lugar que visitar, cargado de arte, por supuesto.
Estambul. Fue el primer viaje que hice en la carrera universitaria. Me quedé fascinada de una ciudad llena de olor, color, de arte por todos los lados.. eran una combinación tan maravillosa, que volvería una y mil veces. Es como una ensoñación.

¿Víctima en alguna ocasión del ‘síndrome de Stendhal’?
Pues quizá en la Galería Uffizi, en Florencia, que la tuve que ver en un solo día. ¡Tienes tanta cantidad de arte por todos los lados! Mi sensación era como si me faltara el aire. Y de repente ves ‘La Venus’ de Botticelli y te desplomas y dices ¡Madre mía, que barbaridad! No es el mal de Stendhal, es solo saturación de belleza, puro agotamiento, pero, eso sí, una experiencia maravillosa.