Segovia necesitará unos dos años para recuperar su economía

D. A.
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El agujero económico provocado por la covid ronda los 300 millones y economistas segovianos sitúan en 2023 la recuperación de niveles precrisis, pero con dudas: con esperanza por los fondos UE y temor a despidos y concursos de acreedores este año

Imagen de archivo del local de un antiguo negocio de Segovia en alquiler. - Foto: Rosa Blanco

Segovia cerró mayo con 774 parados menos que hace un año (7.969 frente a 8.743), pero con 2.085 más que hace dos (6.658) y 1.841 empleados en ERTE. De estos últimos, más del 90% han regresado a sus puestos este mes, si bien aún está por verse cuántos los conservan cuando pasen los seis meses de blindaje frente a los despidos que impuso el Gobierno a las empresas como cláusula de acceso a bonificaciones. Es una de tantas incógnitas pendientes que aún hoy desvirtúan la lectura real del balance de daños por el impacto de la pandemia, igual que sucede con la capacidad que tendrán las empresas para afrontar pagos que ahora se les está permitiendo dejar en suspenso; la nueva carga que supondrá sobrellevar las letras de los préstamos solicitados durante el último año; o el hecho de que se les haya librado hasta el próximo 31 de diciembre de la obligación de presentar concurso de acreedores aunque ya estén hoy en situación de insolvencia. 

Sí se sabe que la provincia va a tener que sobrellevar una histórica caída de su PIB (Producto Interior Bruto, el valor de lo que produce un territorio en bienes y servicios) que en 2020 alcanzó el 6,8%, según datos oficiales ya publicados. Sonará a chino tal porcentaje para los no iniciados, pero ese dato representa un agujero de casi 300 millones de euros en su economía; redondeando, cuatro o cinco veces el presupuesto anual del Ayuntamiento o la Diputación de Segovia. 

¿Cuánto tiempo va a necesitar la provincia para cerrar semejante socavón y recuperar al menos los niveles previos a la crisis sanitaria? El economista segoviano Francisco Piñeiro apunta hacia el segundo semestre de 2023; su colega Araceli de Frutos, también segoviana y miembro del Consejo General de Economistas de España, piensa que «siendo optimistas» se podría pensar en el primer semestre de 2023; y Felisa Becerra, coordinadora de los informes trimestrales de Unicaja ‘Situación económica y perspectivas de las provincias de Castilla y León’, matiza que el horizonte se está poniendo a nivel europeo en el final de 2022, «pero sigue habiendo demasiada incertidumbre para verlo claro».

Cierto también que, tal y como reseña el informe citado, Segovia se ha situado como la provincia de Castilla y León con menor pérdida de producción en 2020, 1,1 puntos inferior a la media regional (7,9%) y, según el dato nacional publicado por el INE, muy alejada de la media del conjunto de España (10,8%). Y además, el informe del segundo trimestre del año pasado (cuando la vacuna no era más que un deseo sin fecha) contemplaba un desplome de entre 7,4 y 10,8 puntos para Segovia, de modo que la realidad, sin dejar de ser grave, lo ha sido menos de lo que se temía. 

Por otro lado, «en el contexto actual de incertidumbre, las previsiones para el conjunto de 2021 consideran dos escenarios, de forma que el crecimiento económico de Castilla y León podría oscilar entre el 3,5% (escenario menos favorable) y el 5,4% (escenario base)», mientras el de Segovia estaría entre el 3,5 y el 5,1%, recuperando así este año entre el 50 y el 75% del terreno perdido.

«El sector agrario y el de los servicios de no mercado, es decir los de la Administración pública, han sido las únicas actividades que han crecido en 2020», señala a El Día la coordinadora del informe. Son dos áreas con un peso específico en la provincia por encima de las medias regional y nacional, lo cual explicaría en parte por qué ha resistido mejor. «Y también Segovia, al contrario que el conjunto de la Comunidad, registró en 2020 un fuerte incremento de las exportaciones (+30%), principalmente de las agroalimentarias (+26,1%)», añade. 

Respecto a las previsiones a corto y medio plazo, «2021 será ya de crecimiento tras la fuerte caída de 2020, aunque las previsiones de mejora para este año se han reducido y trasladado en parte a 2022», prosigue. «La Comisión Europea espera que todos los países de la Unión hayan podido recuperar niveles precrisis al final de 2022, pero insisto en que decir esto hoy es muy aventurado porque la incertidumbre sigue siendo muy elevada. Por el lado negativo, debido al riesgo de posibles variantes y rebrotes mientras la vacunación no tenga alcance a nivel mundial; y por el lado positivo, pudiera ser que por ejemplo el ahorro que se ha embolsado durante este tiempo de crisis pudiera hacer que el repunte del consumo fuera mayor». 

Además, «los fondos europeos ofrecen una gran oportunidad para llevar a cabo reformas y mejoras que permitan ganar competitividad si se usan de manera eficiente». «Pero hay que ver cómo se materializa todo en un entorno aún muy incierto», reitera.

Por de pronto, como recuerda Becerra, las actividades más perjudicadas por la pandemia han sido las artísticas, las recreativas y la hostelería, también con mucho peso en la provincia y especialmente en la capital y los municipios de la sierra, cuando «la actividad turística ya estamos viendo cómo a estas alturas aún no avanza del todo». «Sí que es verdad que la demanda nacional parece que se va recuperando, pero no así la extranjera», de nuevo como consecuencia del «temor a posibles rebrotes a nivel internacional en una economía globalizada».

¿Entonces se declara optimista o todo lo contrario? «En estos momentos estoy más del lado de la incertidumbre, sobre todo porque estamos en puertas del verano y hay que ver hasta qué punto mejora la actividad turística», responde. «Sí que es cierto que se espera crecimiento en cualquier caso y que los ERTE han evitado que la destrucción de empleo fuera mayor», matiza, aunque insta a esperar al menos a que acabe el tercer trimestre para tener más información, y sin dejarse llevar por el optimismo que transmitirán en los próximos meses la evolución con respecto a 2020, dado lo malo que fue éste para la economía.

EL SECTOR PORCINO, AL ALZA. Francisco Piñeiro, por su parte, aprecia que «datos como los de la evolución del paro y afiliación a la Seguridad Social ponen a Segovia muy bien, dentro de lo que cabe, en comparación con otras provincias, e invitan a pensar en una buena mejora». «No vamos a descubrir ahora que dependemos mucho de la hostelería, pero Segovia es también una de las principales productoras de porcino de España, mueve mucho trabajo y aunque sus precios se desplomaron en 2020, este año están volviendo a la normalidad e incluso actualmente están un poco altos», tendencia que también se hace notar en el ovino.

En cuanto a las perspectivas, Piñeiro destaca que los bancos las valoran como buenas «porque va a entrar una cantidad de dinero importante de fondos europeos, como nunca ha entrado en España». «De una forma u otra moverá la economía, aunque lógicamente todo dependerá del empleo que le demos». En ese sentido, recuerda que las subvenciones que se están planteando apuntan como prioridades «los temas de digitalización, innovación y nuevas energías», y advierte que «ese tipo de inversiones suelen ser más propias de las empresas grandes que de las pequeñas», cuando en Segovia predominan especialmente las medianas y pequeñas.

Mientras, por el lado negativo, «el bajón de la hostelería ha sido muy importante y todavía no se ha reactivado del todo», continúa Piñeiro. Advierte que ya se registra un fuerte incremento de los concursos de acreedores de personas físicas por la crisis de pequeños negocios, y teme por las consecuencias de dos factores muy a tener en cuenta que todavía no se están manifestando: «Gran parte de la bolsa de empleos afectados por los ERTE (más de 10.000 en los peores momentos de pandemia) pueden terminar en despidos (una vez transcurridos los seis meses de blindaje a contar desde que se reactivara cada cual); y además se prevén un montón de concursos, aunque se estén retrasando por haberse aplazado hasta el 31 de diciembre la obligación de presentarlos».

¿Optimista entonces o pesimista? «Yo creo que con todo lo que hemos pasado, en parte podríamos ser optimistas por lo que decía de la cantidad de dinero de fondos europeos, y que aprovechándolo bien tiene que mover la economía que va a entrar», responde Piñeiro. «Pero hasta finales de este año o principios del próximo es muy difícil tener claro dónde vamos a estar, por las dudas sobre los despidos en las empresas que no hayan encontrado viabilidad y por las empresas que presenten concursos de acreedores», con el agravante de que nueve de cada diez que entran en concurso suelen acabar cerrando.

Entretanto, Araceli de Frutos percibe que «la pandemia ha dejado muy maltrecha a Segovia y no sólo por su hostelería, sino por la cantidad de locales cerrados que se ven debido a la situación del pequeño comercio». «La provincia se puede ir recuperando durante el segundo semestre gracias al turismo, que igual que ha sido el sector más perjudicado, en estos meses se irá reactivando, el turismo interior se está posicionando bien y puede ser el que más empuje hacia la recuperación». «Siempre pensamos en la capital, pero también hay muchos pueblos con mucho potencial turístico», destaca, al tiempo que llama a «no demonizar» un sector que es clave «no sólo a nivel provincial, sino nacional», y sin embargo «nos pueden adelantar por la izquierda países como Portugal o Grecia» si no se fomenta.

AYUDAS AL EMPRENDIMIENTO. Claro que De Frutos plantea la revitalización del turismo como una prioridad porque «es de lo poco que tiene la capital», pero no como una apuesta a una sola carta. «Segovia tiene muchas ‘deudas’ pendientes como son la necesidad de potenciar más el emprendimiento con subvenciones y bajadas de impuestos, dar más apoyo a los hosteleros, que no han tenido la ayuda suficiente, y saber aprovechar su ubicación entre dos grandes núcleos como Valladolid y Madrid».

Sobre los plazos para la recuperación, De Frutos coincide con la coordinadora del informe trimestral de Unicaja al reseñar que tanto Segovia como el conjunto del país pueden tardar en recuperarse más que el conjunto de la UE, por lo que sitúa el horizonte de los niveles precrisis a dos años vista, en lugar de apuntar finales de 2022. «No sé si podremos recuperarlos en el primer semestre de 2023 o en el segundo, y yo creo que la clave va a estar en cómo gestionemos los fondos europeos», insiste también.

Resumiendo, ¿optimista o pesimista? «Hay que ser optimista porque hay que coger la recuperación con ganas, pero tal y como veo la situación actual lo pongo en duda por la gestión que hemos hecho hasta ahora, por ejemplo por no ayudar más a los hosteleros y potenciar la generación de tejido empresarial».

«Vamos a ver si nos llegan los fondos europeos para ser más optimista, pero con lo que tenemos ahora y la gestión que se ha hecho -insiste-, igual conviene que le pongamos unas cuantas velas a la Fuencisla para que nos ayude», sentencia.