"Segovia fue mítica en la dictadura con los cantautores"

A.M.
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Coordina una exposición en el Museo Rodera Robles sobre Segovia la cultura en tiempo de cambios, entre el final del franquismo y la transición, y se le atribuye haber conectado a la juventud segoviana con los modos de vida del resto del mundo

Luis Martín en la que era puerta de acceso a Ladreda 25 - Foto: Rosa Blanco

El periodista Luis Martín afirma en esta entrevista que, en los años del final del franquismo, Segovia fue un lugar mítico por la presencia de cantautores reivindicativos que acudían a la discoteca Ladreda 25 y Poetas, y recuerda que anunciar que iba a ser entrevistado el obispo de entonces, Antonio Palenzuela, chocó a la sociedad segoviana hasta el punto de que hubo amenazas de bomba, por lo que se tuvo que suspender. Coordinador de la exposición 'Segovia: Cultura abierta en tiempo de cambios',  que se exhibe en el Museo Rodera Robles, en la capital, a la que concibe como «el retrovisor de la historia», fue pionero al promover actividades culturales tanto en la discoteca como en el bar-galería Poetas. 

Aparece como protagonista de la actividad que centra la exposición en la que se analiza el momento cultural desde los últimos años del franquismo hasta los ochenta del siglo XX, ¿cómo son sus comienzos? 

Los primeros pasos que uno da en la vida se terminan convirtiendo en un punto de partida y, en este caso, el Club Studio, sirvió para que me iniciara en el mundillo de la música.  Este centro, que nace al amparo de la Academia Studio, tenía varias líneas, una de ellas el debate y otra el entretenimiento, aparte de deportes o teatro, entre otras, que se generaban desde su sede en la calle de Cañuelos 29, en la capital. 

Ahí nació un foro musical que se hacía con discos prestados, una radio sin radio, muy emotivo, pero que sirvió para acercarnos a la gente. Después salimos al exterior y recorrimos todas las salas de fiestas que había en su momento con actuaciones en directo, con artistas que venían de fuera, muchos de ellos desconocidos al principio y, luego,  bastante populares, incluidos 'Los Botines', al que pertenecía Camilo Sesto. Lo que comenzó como una afición, mis primeros comienzos radiofónicos, acabó siendo una profesión, en la que sigo estando, rebasando ya los setenta años, lo que quiere decir que tengo más de cincuenta años de historia en torno al mundo del micrófono. 

¿Cuáles eran los criterios de diversión de los jóvenes de los sesenta? 

Todo aquello del Club Studio tuvo muy buena acogida, fue muy participativo, tan solo existía un programa en radio que acumulaba masas y que se hacía también en una discoteca, en Madrid, el 'Gran Musical', de Pepe Domingo Castaño, y algo parecido se realizaba en Segovia. Cambió el concepto cuando ya nos metimos en otra década completamente diferente. 

El 26 de diciembre del 1970 se inaugura la discoteca Ladreda 25, una salita coqueta, muy pequeña,  donde experimentamos haciendo diálogos de medianoche, revistas habladas y  pequeñas actuaciones. La sala fue creciendo, ya tuvo unas dimensiones importantes, y metimos otro tipo de actividades, no solamente la música, porque por allí pasaron los cantautores del momento, estábamos en un tiempo determinado y la tendencia era que, a través de las letras reivindicativas hubiera un cambio político en el país, nos íbamos acercando a la democracia… Era como un brote de esperanza para los tiempos que tenían que llegar.  

Pero también se realizaban entrevistas a personajes del momento, lo que no dejaba de ser novedoso… 

También había teatro de comedia o independiente, grandes orquestas…  Los programas de carácter periodístico tuvieron diferentes presentadores, desde Carlos Tena a Julio César Fernández o Pepe Castillo, participando de una forma activa los compañeros de la radio de la capital que tuvieron su oportunidad en las sesiones de tarde y con la gente joven, creo que fue un trampolín para muchos. La gente se divirtió en en una década determinada en esa sala que se llamaba Ladreda 25 pero que, al principio, pretendimos ponerle el nombre de Ladreda Street, pero quien era funcionario del Ayuntamiento, el historiador Mariano Grau, luego cronista de la ciudad, nos dijo que no tenían mucho sentido en Segovia emplear palabras inglesas. Nosotros pretendíamos vincular el nombre con la decoración del exterior, con un carácter de pub inglés, en línea con la tendencia de Carnaby Street, la música de los Beatles y todo aquel movimiento que fue importantísimo en la historia de la música. 

Hablamos de una época en la que policías de paisano formaban parte del público, incluso se produjeron amenazas de bomba cuando anunció una entrevista en la discoteca con el obispo Antonio Palenzuela, conocido por defender a los sacerdotes encarcelados por el franquismo en Zamora... 

El obispo dijo que sí acudía pero la disposición de la Administración fue que no. A través de una llamada telefónica amenazaron diciendo que había un explosivo en la sala y que no se podía celebrar, mientras los políticos de entonces desaparecieron de escena… Al final, don Antonio no llegó a bajar, era una persona entrañable, nos abrió las puertas de su pequeño piso, nada más llegar, y nos dijo que no tuviéramos ningún tipo de problema con el cuestionario de preguntas, que lo importante estaba en las respuestas, pero no tuvimos la oportunidad de poderlo escuchar en esa ocasión, en otras posteriores sí. Aquello chocó bastante en la sociedad, como que un obispo recién llegado a la capital bajase a una discoteca a un programa que en su momento tenía un carácter de dialogar abiertamente, pero no pudo ser posible... Yo estuve con él dando vueltas por la ciudad por ver si la Administración cambiaba su actitud y nos quitaban de la puerta un cartel que prohibía la representación anunciada. La ideología de aquel obispo asustó a alguno de los políticos y hubo personas que no encajaron muy bien, tanto con ella como con su teología, pero nos demostró que era un gran hombre, un gran teólogo y una excelente persona, fue muy querido en la ciudad. Al final las cosas se van olvidando y aquel pasado no dejó de ser una anécdota en la vida de la noche segoviana.

Hoy existe una gran tensión política, pero entonces, pese al momento y a los deseos de cambio ¿no cree que había más normalidad?

Hablamos de cantantes muy contestatarios, como Carlos Puebla, Olga Manzano y Manuel Picón, Hilario Camacho, Pablo Guerrero, Rosa León o Eduardo Aute, pero todo se desarrollaba con mucha normalidad, era la tendencia del mercado y la gente joven de aquel momento lo que querían escuchar eran estas voces que actuaban en otras salas en Madrid con muy buena acogida, sobre todo en los colegios mayores, con quienes mantenía contacto cuando cumplí el servicio militar en Madrid, en los años 1969-1970, lo que sirvió para poder reencontrar a esos amigos que uno dejó en la Plaza de la Cebada, junto al establecimiento donde Joaquín Sabina y sus compañeros cantaron y compusieron sus famosas letras. 

Segovia fue un lugar mítico con los cantautores y con la historia del momento. Lógicamente había que pasar un proceso, los cantantes y los artistas pasaban los guiones y los textos eran sellados oportunamente en la Delegación de Información y Turismo, como los periódicos y los guiones de la radio, y después se nos daba la aprobación definitiva en el Gobierno Civil, pagando las pólizas correspondientes. Los cantautores terminaban por no ajustarse a lo que se les marcaba con exactitud, siempre tenían una canción por bandera que les gustaba interpretar. La policía secreta hacía un recorrido por la noche cuando había estas actuaciones y no hubo ningún tipo de detención, únicamente advertíamos al artista que había llegado una pareja de policías acercándole un vaso de agua junto al micrófono, como señal de que  no debía de extralimitarse. El agua bendita... 

Después llega la aventura del bar Poetas que combinaba cultura con las copas, ¿fue arriesgado abordar este proyecto en aquel momento? 

Poetas nació en la calle Escuderos, junto con mi socio Jesús Martín, recibió este nombre por su proximidad con la pensión donde había vivido Antonio Machado. Se presentaban libros, discos, había recitales de poesía y tertulias. Allí se dio a conocer el primer disco de Mariano San Romualdo 'Silverio',  dulzainero de profesión, y eso alteró a la Administración, en aquellos momentos, y nos tomaron la calle como si fuera un acontecimiento político de gran trascendencia. Salimos con unos pellejos de vino y unas dulzainas, para conmemorarlo y tuvimos un gran marcaje [de la policía], que válgame dios.

Y también pasaron por allí Gloria Fuertes, Ismael, el Mester, Sabina, Carlos Saura, Geraldine Chaplin...  

Entregamos uno de los premios culturales de Poetas al director de fotografía de la productora de Elías Querejeta, Luis Cuadrado, que al final trabajaba casi ciego, quien rodó en escenarios segovianos, entre 1973 y 1975, películas míticas de aquella época como 'El espíritu de la colmena', de Víctor Erice;  'La prima Angélica', de Carlos Saura; 'El amor del capitán Brando', de Jaime de Armiñán, o 'Furtivos', de José Luis Borau. Entonces estuvieron desde Saura con Geraldine Chaplin a Marichu de la Mora, madre del director Jaime Chávarrri. Era muy común que se pasaran por allí personajes del cine porque se solían alojar en el hotel 'Los Linajes'. En otro momento se montó un encuentro de varios miembros de Los Sabandeños, que llegaban de dar un concierto en el teatro Juan Bravo, organizado por Ladreda 25, junto con la cantante Soledad Bravo y Jesús Quintero 'El loco de la colina', recientemente fallecido, que fue ingresado, al día siguiente, por problemas de salud mental. Pasado el tiempo, cuando regresó, le tuvimos que enseñar fotos porque negaba haber estado antes en Poetas. Juan José Armas Marcelo presentó su libro, como muchos autores segovianos. Gloria Fuertes, una persona querida y entrañable, presentó sus 'Obras incompletas', libro que tenemos dedicado al unísono porque solo quedaba un ejemplar, dado el numeroso público que acudió, incluidos niños que eran seguidores de su programa de televisión.  

¿Hacer cultura en los establecimientos de hostelería resultaba rentable?

En en algún momento sí y en otros no... No siempre funcionaba la taquilla en relación a lo que cobraba el artista, pero había días para compensar. Tengo que dar las gracias, una vez más, a la familia Vera Hermida [propietaria de Ladreda 25], que me permitió hacer este tipo de actividades musicales y culturales, lo que sí que aportó la sala a la capital fue una estela de actividades que en aquellos momentos no había, apenas se salía por la noche, comenzamos con el programa 'Bombín es a bombón', con Pepe Diviú, los viernes, a las doce de la noche, hora que actualmente choca un poco y, una vez que se consiguió el propósito de que la gente comenzase a salir los viernes, cambiamos las actividades al jueves. 

La compensación la encontrábamos siempre en la respuesta de la sociedad, la mayor satisfacción es que quienes vivieron aquellas décadas  hoy pueden volver a recordar al Museo Rodera Robles, donde la muestra que ha promovido su director, Rafael Cantalejo, es como es el retrovisor de la historia, y quizá sus hijos también entienden lo que se hacía en aquellos años.  

Luego su vida da un cambio radical porque pasa a dirigir la emisora de Antena 3 de Radio en Segovia…

Mi vinculación con Ladreda 25 fue de 12 años y, a partir de ahí, consolidé mi presencia en los medios de comunicación. Sentí tener dejar una casa que era un poco mía, porque me habían dado las oportunidades de poder exponer lo que yo pensaba, pero debía asumir un nuevo reto en la comunicación de la capital y había que decir adiós a una cosa para dar la bienvenida a la siguiente.

¿Como ha evolucionado la sociedad segoviana desde entonces? 

Repasando unas páginas de El Día donde hablaban los responsables de las discotecas, que se lamentaban de que no había una afluencia determinada, creo que lo que falta son actividades, si no se sale a buscar al espectador o al cliente aportando alguna cosa, difícilmente van a acudir a la sala. Falta un movimiento artístico y social en este tipo de salas que, en aquellos momentos fue bastante positivo, aunque pareciera mentira.

¿Y respecto a los medios, después de que ha dirigido también la antigua Televisión Segovia?, ¿cómo ha sido la el tránsito por la profesión?, ¿qué futuro le ve?

Los medios han cambiado notablemente, en aquellos momentos solamente estaba El Adelantado y Radio Segovia, Antena 3 de Radio rompió el monopolio radiofónico, después vinieron más emisoras, como Radio Nacional de España,  Onda Cero y COPE, la última en llegar. 

En prensa se incorporó El Norte de Castilla, que acaba de cumplir 30 años,  con un paréntesis de Diario de Castilla, que nació de la mano de Ángel Vilches, que duró muy poquito, entre 1976 y 1978. Ahora mismo, la comunicación está en una situación delicada, los medios están condicionados por los presupuestos y hay que cuadrar los números, hay mucha competencia y el mercado publicitario no crece por lo que debe costar trabajo sacar las cuentas adelante para mantener en las redacciones a las plantillas ideales, pero es un criterio de empresa que hay que tener en cuenta. Espero que vengan tiempos mejores para todos los medios.

¿Esa debilidad cree que les puede hacer más frágiles a los medios, a la hora de enfrentarse al poder, sea cual sea, desde el político al económico?  

Creo que la publicidad da independencia, pero no la institucional que siempre condiciona. El medio que sobreviva sin depender demasiado de la publicidad institucional será un medio libre y eso es bastante importante, lo que hace falta es un mercado mayor para que estos hechos sean una realidad.