Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


China

07/04/2020

Además de la tragedia de muertes, el coronavirus dejará muchas otras secuelas. Una de ellas, y nada baladí, será (ya lo está siendo) la confirmación de China como nuevo líder mundial por méritos propios y por deméritos ajenos. Llevamos una buena temporada en la que todos los ojos están puestos en el gigante asiático. Resulta que allí, y no aquí, fabrican mascarillas, geles, respiradores, batas, trajes y muchas de las cosas que se necesitan para hacer frente a la pandemia. Y hay que comprárselas aunque sean caras, aun arriesgándonos a estafas, fraudes, empresas sin licencia, retrasos burocráticos, escasez. Y asistimos al deprimente espectáculo de ver como el Gobierno central, las comunidades autónomas y hasta los hospitales se pelean para conseguir de China lo que precisan. Y, cada cual por su cuenta y en dura competencia con los demás, fleta aviones, adelanta el dinero y anuncia, ¿tal vez para proteger su imagen?, que todo llegará pronto, “en los próximos días”, frase que llegamos a oír tanto como el “quédate en casa” o la evolución del “pico” y de las “curvas”. Y, a la vez, los ejecutivos regionales exigiendo a Pedro Sánchez que les reparta lo que viene (cuando venga) de Pekín. Me imagino a los chinos frotándose las manos y tratando de entender lo que ocurre en España. Claro-dirán- allí se inventó la guerra de guerrillas. Y mientras en estos pagos discutimos por la asignación de mascarillas, allí las fabrican, las venden y les sacan un buen rendimiento económico y de prestigio. ¿Cómo se ha llegado a esta situación? En Europa, y más en concreto en España, nos sentimos tan ricos, poderosos, seguros con nuestro turismo, nuestra gastronomía, nuestra forma desenfadada de vida, nuestro Estado del Bienestar, nuestras exigencias a Papá Estado que dijimos “que fabriquen ellos”. Y nos hicieron caso. Ahora su industria es potente; la nuestra está en paños menores. Ellos nos inundan con sus productos; nosotros importamos y pagamos, veremos hasta cuándo. China, en silencio, de puntillas, ha asumido ya el liderazgo mundial en muchos terrenos. En Europa seguimos discutiendo si son galgos o podencos.