Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Papelón

22/12/2022

Hablando de democracia, de Constitución: ésta establece que los senadores son elegidos "ad nominen", a diferencia de los diputados, éstos en listas cerradas. La diferencia entre un autómata y un ser racional es que éste último tiene criterio. Los senadores del PSOE de Castilla y León (Gil, el presidente, Escarda, Aldea, Caro…) votarán hoy (si nada cambia) a favor de la modificación de la sedición y la malversación, "pret a porter" de Sánchez para los catalanes que se saltaron la ley. Podrían abstenerse, votar en contra, no acudir, renunciar. Probablemente no hagan nada de esto, ellos que fueron elegidos por su nombre. Ése que quedará manchado a partir de ahora.

Elegidos como han sido por unas provincias que nada tienen que ocultar respecto de Cataluña y que nada le deben. En una región cuya voz debe ser siempre tenida en cuenta a la hora de decidir respecto del futuro de España porque la nuestra es la semilla germinal de uno de los países más viejos de Europa. Pero en España, a diferencia de otros países, los parlamentarios carecen de la libertad que les da poder expresarse de modo inteligente respecto de los asuntos que les conciernen. Aquí, los "culiparlantes" componen una legión lanar en la que prevalece el mando del edecán"(tu ordenas, yo ordeño, amado jefe"). Aunque el contribuyente sufraga el coste de la figura completa del diputado o senador (/a), viajes y demás gastos incluidos, lo único que tiene valor de él es el dedo, esa mínima parte del cuerpo con la que se expresan para votar.

Pero el día de hoy es el de retratarse: los senadores que contribuyan a que lo de Cataluña sea un desorden y no una sedición tendrán que explicarlo por los campos de Castilla, aquellos vieron nacer España y que ahora quieren erradicar los que propician la sopa boba de la Moncloa a cambio de unas monedas. Veremos qué hacen hoy los senadores de Castilla y León.